Las edades de Chavela


Descargar ExPERPENTO 111 / Visualizar ExPERPENTO 111

Reportaje y entrevistas de Raquel Carrillo
Fotografías (c) para ExPERPENTO de David G. Amaya

María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas tuvo tres vidas.

Una, cuando con diecisiete años vendió unas gallinas y un cochinillo para escapar desde Costa Rica a México, cansada de los maltratos de su familia.

Otra, cuando después de arrastrar abundantes penurias, le sobrevino la fama, el mito… y el tequila.

A punto de morir, lo dejó todo. Ahogada en tequila, durante casi veinte años nadie sabía dónde estaba Chavela. La daban por muerta. Pero a los 72 años, más sabia que nunca, volvió a los escenarios en su tercera edad. Quizá la más gloriosa de todas.

Y de sus vidas habla esta obra, de gira por toda España, en la que Luisa Gavasa nos muestra a La Chamana en sus últimos días, Rozalén en su época de esplendor, y Paula Iwasaki la interpreta durante sus salvajes años de su juventud.

«No somos sino muchas personas distintas a lo largo de una vida. Hay veces que pienso en etapas de mi vida como si fuesen vidas distintas. Ver eso encarnado en otro cuerpo frente a ti, es muy revelador» [Luisa Gavasa]

La obra supone todo un viaje por la vida de la chamana… ¿Qué ha supuesto para vosotras personal e interpretativamente hablando? 

Rozalén: Un reto muy enriquecedor. Porque claro, como es la primera vez que me meto en este arte nuevo… Pues estoy disfrutando. Y aprendiendo mucho de cómo es el escenario desde otro ámbito. Pero al principio pasé muchos nervios… Pánico, pánico.

Yo había hecho teatro de adolescente en Albacete. Teníamos una asociación benéfica que se llama Espiral que sigue viva. Y hacíamos musicales. En El diluvio que viene, interpretaba a Consuelo, que era la prostituta del pueblo. Y luego hicimos el musical Notre Dame de París, en el que interpretaba a Esmeralda.

Paula: Yo lo que vivo cada día en esta función es una catarsis. Nos estamos acercando a una persona real que existió con todo el vértigo, con todo el honor, con toda la responsabilidad que eso conlleva, y con todo el pudor también.

Luisa: Yo diría que es un viaje desde el honor al amor, y no deja de ser un viaje tremendamente profundo.

Rozalén: Es un viajazo. La obra está contada durante sus tres últimos días de vida. Le asaltan sus recuerdos, mientras espera a la pelona. En su imaginación, la visitan las personas que han sido importantes para ella: José Alfredo, Frida Kahlo, Federico García Lorca… Y se pregunta: ¿Qué errores he cometido? ¿Cómo puedo solucionarlos? Para irme tranquila. A mí me está fascinando.

¿Qué os une a vosotras con Chavela?

Rozalén: Las dos somos bastante intensas en el amor y en la vida. Me enamoro también del aire que me da en  la cara. Me encantaría llegar a parecerme a ella en cuanto a transmisión de emociones, al cantar. Su canto era un llanto y una canalización súper bestia. A mí me dice mucho la gente que les hago llorar muy fácilmente, incluso hablando, que les provoco muchas cosas a nivel emocional. Entonces, en eso querría seguir creciendo, ¿sabes? En remover a la gente, porque bueno, se nota que soy hipersensible, ¿no? Y que, además, voy a peor con la edad.

Luisa: Mi amor por la libertad, por la justicia, por la independencia y mi sentimiento de solidaridad con las mujeres.

Paula: Creo que la directora, Carolina Román, ha elegido un elenco de mujeres apasionadas, muy emocionales. Hay una parte muy visceral en Chavela que a mí me ha hecho conectar con mi animalidad, con esa parte que anestesiamos en la vida, que de repente la oportunidad de hacer esta obra o cantar sus canciones, nos permite conectar con nuestras emociones de una forma ancestral.

Luisa: No somos sino muchas personas distintas a lo largo de una vida. Yo hay veces que pienso en etapas de mi vida como si fuesen vidas distintas, y de repente ver eso encarnado en otro cuerpo en frente tuya, es muy revelador.

La mejor crítica que han podido hacer de mi trabajo es cuando vino a ver la obra su amiga María Cortina, quien la acompañó en sus últimos momentos, y me dijo: «¿Sabes que te mueves como ella, que te sientas como ella, que andas como ella?» Y yo pensaba, «pero, ¿cómo voy a saber yo cómo andaba esta señora a los 92 años?». No hay ningún vídeo ni ningún programa de entonces. Entonces María Cortina me dijo una cosa muy bonita: «Es que entonces Chavela está en ti»

«Sus canciones tienen algo tan a flor de piel, que es imposible no identificarse. Es algo tan bestia…» [Paula Iwasaki]

¿Cómo ha sido el proceso de composición del mismo personaje? Entiendo que ha sido un trabajo conjunto…

Paula: Todas a una, como Fuenteovejuna. Hacíamos improvisaciones, sin texto, simplemente mirándonos, con su música de fondo. También hemos hablado mucho de qué es la muerte, de qué es amar… El trabajo no ha sido racional, sino algo visceral y animal, que de alguna manera creo que es el universo de Chavela. Es que sus canciones tienen algo tan a flor de piel, ¿no? Que es imposible no identificarse. Es algo tan bestia… Salimos matadas todos los días. Muertas, muertas”, confiesa Paula.

Rozalén: Sí, hemos trabajado siempre todas juntas. El papel de mito lo comparto con Nita, de Fuel Fandango. Ya no solo somos las Chavelas, sino los personajes que vienen a visitarla o que la cuidan, como Frida Kahlo. Hay gestos muy de Chavela, como lo de los brazos en cruz cuando canta, o las manos al pecho. Se plantaba en el escenario y tenía una energía poderosa. Pero lo demás, cada una se lo está llevando a una etapa diferente de su vida.

«Tengo un ritual antes de la función. Me quedo a solas y le pido permiso a Chavela: “Te pido permiso para cantar y contar lo tuyo» [Rozalén]

Imagino que para trabajar así ha tenido que haber entre vosotras una química muy especial…

Luisa: Ya somos como familia. Hay una energía femenina muy poderosa en el espectáculo. De generaciones muy distintas. Fíjate, la actriz que interpreta a Chavela niña tiene 22, que los cumplió en los ensayos. Yo cumplí 74 el martes. Puedo ser su abuela.

Paula: También está Álex (Alejandro Pelayo) al piano en directo, que se ha convertido en una más. Yo creo que ya lo tiene asumido.

Si tuvierais delante a Chavela Vargas… ¿Qué le diríais?

Rozalén: A Chavela le haría tantísimas preguntas. Yo tengo un ritual antes de empezar cada función. Me quedo un ratito a solas y le pido permiso a ella. Le pido perdón y le doy la gracias. De corazón siempre. Te pido permiso para cantar y contar lo tuyo.

Paula: Creo que lloraría con ella, que la abrazaría, que me bebería un tequila. Eso seguro.

Luisa: Pero mejor desde este plano. Porque si no, menudo susto no íbamos a llevar. Por mi edad, esta obra me ha hecho reflexionar mucho sobre la muerte. Sobre el abandonar este cuerpo, pasar a otro lugar, que debe ser tan hermoso que nadie quiere volver. Eso a mí sí que me ha removido muchas cosas.

«Esta obra me ha hecho reflexionar mucho sobre la muerte. Sobre el abandonar este cuerpo y pasar a ese lugar tan hermoso del que nadie quiere volver» [Luisa Gavasa]

Por último, ¿Qué le diríais a los espectadores para que fueran a ver Chavela?

Rozalén: No sólo te acerca a la vida de una gran mujer, sino que creo que es una experiencia muy emocional para cada uno. Por la muerte, porque te plantea muchas cosas de tu propia vida.

Luisa: Sí, a mí me ha supuesto realizar un viaje por la infancia, por las etapas que he vivido… Con eso también va a conectar el espectador.

Paula: Es algo que hemos sentido todas haciendo esta función. Es una reconciliación con la idea de soltar y de despedirse. De despedirse de este plano, de personas queridas, de partes de ti en las que ya no te reconoces. La vida es un ejercicio continuo de aprender a reconciliarte con quien fuiste y ya no eres.

Nuestra obsesión por Chavela Vargas:

 

Descargar ExPERPENTO 111 / Visualizar ExPERPENTO 111

Anterior Sergio Peris-Mencheta: [Blaubeeren]
Siguiente ExVITA: Ilinoise [Antes de tiempo]