Texto de Raquel Carrillo
Foto cortesía de Teatro Fernán Gómez y Showprime.
Hasta el 26 de Octubre en el Teatro Fernán Gómez.
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Cuando David Mamet escribió American Buffalo con 28 años, no se imaginaba que su obra protagonizada por tres losers en una chatarrería, iba a entrar en el Olimpo del teatro contemporáneo. Solo dos años después, la pieza triunfaba en Broadway, haciendo del autor un imprescindible.
El mismísimo Al Pacino la protagonizó durante varias temporadas. Veinte años después, Dustin Hoffman la interpretaría en la gran pantalla. Y ahora, cuando se ha cumplido medio siglo, la obra sigue reflejando ferozmente el bramido de la sociedad actual. La mediocridad de un sistema atroz en el que seguimos devorándonos unos a otros.
Una moneda americana con un bisonte en el dorso, como símbolo del capitalismo americano, es la que desata todo el conflicto, arrasando con todo lo que se encuentra a su paso. Don, un antihéroe que alberga una chamarilería cubierta de polvo en Chicago, la ha vendido por mucho menos de su valor. Junto con su amigo, el vividor Teach, y su joven aprendiz Bobby, urdirán un plan para recuperar la moneda y hacerse de oro. En el camino hacia el tramposo sueño americano, la avaricia y la mezquindad del ser humano pondrán a prueba su amistad.
Dirigida por Ignasi Vidal y traducida por Borja Ortiz de Gondra, no debe resultar nada fácil adaptar su lenguaje al castellano, ya que está repleto de jerga estadounidense de la época. «Mamet exige por contrato que sea una traducción absoluta», reveló Ortiz de Gondra en la rueda de prensa de presentación.
Interpretan a este trío de antihéroes David Lorente, Israel Elejalde, y Roberto Hoyo, joven actor al que Vidal descubrió inesperadamente: «Le vi actuar hace un par de años en una sala de teatro en Valencia, y le pedí el teléfono. Le dije ‘algún día te llamaré’». Son unos personajes ruines, tiernos y humanos, en ocasiones muy cómicos, con los que es fácil que el público se sienta identificado. Elejalde hizo hincapié en que «el texto tiene varias capas de crítica social, aunque Mamet siempre dijo que él no hacía obras de temas, sino de personajes».





