Texto de Isabel Jiménez
Una estación de servicio de una autopista alemana es el punto en el que confluyen las vidas de los tres protagonistas de Un giro al Sur. Allí, casi sin comerlo ni beberlo, un ejecutivo alemán, un «calavera» francés y una bailaora andaluza acaban siendo compañeros de viaje en un Mercedes azul, que se convierte en el cuarto protagonista de la historia…
Bernd es un alto ejecutivo alemán, un hombre de éxito: atractivo, con un importante cargo, con un buen coche… y aunque parece que ha triunfado en la vida, en realidad todo se trastoca, al dar un infortunado giro que le hace perder su trabajo, su estatus y hasta su matrimonio.
Françoise es un joven sin oficio ni beneficio, que va de acá para allá subido a la moda de la antiglobalización, del vivir al día, disfrutan-do al máximo de las posibilidades que se le presentan y subsistiendo a base del colegueo y el trapicheo.
Candela es una joven andaluza: sensual, racial y con un tremendo carácter. Es perseguida por su pasado más inmediato, rodeada del mundo más marginal, relacionada con la pobreza, las drogas y la mafia.
En un momento determinado, la vida de estos tres seres tan dispares confluye en un punto y a partir de ahí quedan ligadas. Al principio parece que sólo tienen una cosa en común: el idioma castellano… más tarde verán que no es lo único.
Un giro al Sur es un título muy elocuente de lo que acaba sucediendo en la obra. No sólo se van viendo cuáles son las diferencias sociales según se va bajando por la geografía europea, que las hay, y muchas. También entre los propios personajes. Lo que al principio puede parecer una reflexión sobre lo que puede cambiar tu vida por una decisión tomada -u obligado a tomar- en un instante, se convierte en una auténtica metamorfosis, un cambio casi kafkiano sobre todo de uno de los protagonistas de la historia, en la de aquél que ha llevado una vida más reglada y más ordenada, como si vivir bajo un orden determinado no fuera la mejor opción: Bernd ha tenido una vida llena de trabajo y sacrificio que le ha permitido tener una estabilidad económica de la que no gozan los otros protagonistas. Sin embargo, la vida ha pasado por su lado sin que la haya disfrutado. Y disfrutarla y vivirla al máximo es lo que parece que han hecho los otros dos, que acumulan muchísimas más vivencias de lo que podría haber soñado el alemán, que casi les dobla en edad.
El mundo de las drogas, los trapicheos, la mafia, las miserias de los barrios periféricos andaluces, el contrabando… es el entorno que rodea la acción de estos tres, que pasarán, sin tener, a priori, nada que ver, a forjarse un presente común que les conduce a un final nada predecible en las primeras páginas.