Docx: Redefinir el emprendimiento


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Texto: Sandra Salsón, Ariadna de la Rubia, Daria Wencel, Ainhoa Lagartos y Ana Lorenzo.
https://escueladeemprendedoras.es

Sobreponerse en solitario a las adversidades no mola. Redefinir el emprendimiento sí.

«Si tomas el periódico, cualquier periódico, por las páginas de economía, con seguridad verás dos cosas: dinero y hombres».

Guernica Facundo. El libro rojo de las mujeres emprendedoras
[Ed. Libros de cabecera, 2011]

Emprender lo es todo

Del lat. in ‘en’ y prendĕre ‘coger’, emprender es un verbo transitivo que significa acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro.

La “cultura emprendedora” está de moda: en el emprendimiento parece encontrarse hoy el gran referente de cómo hemos de afrontar nuestra vida. Bajo un relato épico: lanzarse, hacer que las ideas sucedan, apostar, caerse y volver a levantarse, saborear tus logros y capear las dificultades. Con un héroe emprendedor como protagonista a imitar, para mayor gloria del individualismo feroz.

En torno al emprendimiento se configura un relato ideológico que está redefiniendo el trabajo, normalizando la precariedad, culpabilizándonos por nuestros fracasos, invisibilizando las causas de las desigualdades, las relaciones de poder, la propia idea de clases sociales, empresarializando nuestras vidas y nuestras relaciones.

Emprender son los padres

El héroe emprendedor es una rara avis, a la que, sin embargo, se le han puesto muchos focos para amplificarla como modelo a seguir.


Como referente al que emular, oculta que una buena herencia es sin duda el principal motor para alcanzar el éxito.
La realidad del emprendimiento está muy lejos de una brillante idea de negocio que germina en un garaje y atrae la atención de los inversores. El mundo no es Sillicon Valley, se parece más a Avilés o a Fresnedillas de la Oliva.
En la mayoría de los casos, emprender es autoemplearse. Es lento, duro y difícil. Se hace con pocas herramientas e incluso poco conocimiento para sostener una empresa.

El héroe emprendedor es un referente excluyente. Pocos emprendedores pueden medirse con él y casi ninguna mujer puede verse identificada. No somos heroínas, somos mujeres de carne y hueso, vulnerables, con necesidades, interdependientes. Hay más cosas, personas, situaciones que requieren de nosotras a parte de nuestro emprendimiento.

Si el molde de héroe emprendedor no nos sirve, ¿podemos crear otros modelos?

Del concepto hegemónico al concepto transformador

La economía nos atraviesa y las mujeres necesitamos reforzar nuestro papel como creadoras de tejido económico y como agentes que definen cómo debe ser creado y sostenido este tejido.

La economía no es lo que sucede en la bolsa. Necesitamos adueñarnos de la dimensión económica de la vida. Hacerlo de forma colectiva y en cooperación, porque es la manera de sobreponer nuestra debilidad, de ganar poder.

Y hemos de hacerlo conscientes de un contexto de crisis social, económica, de cuidados, ecológica, sanitaria… que tiene como origen y como consecuencia la desigualdad, que requiere un cambio radical en las formas de ser, pensar y hacer, y que nos deja en los márgenes, desde donde tenemos que construir.

Otra cosita: la economía no es rápida, sino que es como la vida. Avanzar le lleva su tiempo. El emprendimiento real no ha de ser exprés.

Somos vulnerables y nos proponemos cambiar el sistema económico

La Escuela de Emprendedoras Juana Millán es una escuela virtual, que ofrece programas de formación, asesoramiento y acompañamiento a mujeres que quieren emprender o ya son emprendedoras. Pero también es una comunidad de apoyo mutuo entre empresarias, autónomas y mujeres con ideas de negocio. Un espacio para no estar sola.

La Escuela parte de la hipótesis de que es posible resignificar el emprendimiento, de un modo más acorde a cómo lo vivimos muchas mujeres. De este modo, no asume los ideales de éxito individual que son propios a muchas escuelas de negocio, sino que asume nuestra vulnerabilidad como personas y como especie y promueve el apoyo mutuo, el emprendimiento en colectivo, sostenible y capaz de transformar el modelo económico. En otras palabras, la escuela está comprometida con la creación de empresas e ideas de negocio rentables con una triple perspectiva: económica, ecológica y social.

Las profesoras y asesoras de la escuela son a su vez emprendedoras, por lo que transmiten un conocimiento muy pegado a la realidad y comparten herramientas testadas por ellas mismas. Cada sesión formativa ofrece espacios de participación activa a las alumnas, utilizando su curiosidad y sus dudas concretas como motor central del aprendizaje. De este modo, además de adaptarse mucho a las necesidades de cada una, las alumnas aprenden unas de otras. Aunque si hay algo realmente emocionante en la Escuela de Emprendedoras Juana Millán es que se ofrece espacio para abordar la dimensión emocional de los procesos de emprendimiento y se alienta la creación de comunidades de emprendedoras, cuestiones que la hacen muy diferente a otras iniciativas.

 

Juana Millán

Fue en el año 1537, en Zaragoza, cuando Juana Millán decidió dejar de ser “la hija de…”, “la heredera de…” o “la viuda de…” para ser Juana Millán, la primera mujer que utiliza su nombre propio para firmar como responsable de la impresión de un libro en la imprenta que ella misma dirige en ausencia de su marido. Con esta firma, Juana Millán se desmarcó, en pleno siglo XVI, de la tutela ejercida por los hombres en la intervención de las mujeres en los negocios.

Datos sobre la brecha de género en el emprendimiento

El Informe GEM sobre empresas de mujeres en España en 2020, nos dice lo siguiente:

  • Las mujeres tienen menor intención de emprender en los próximos tres años que los hombres (5,9% frente a un 8%) y el porcentaje de mujeres con negocios consolidados (más de tres años y medio de vida) se sitúa en un 5,8%, frente al 7,6% de los hombres.
  • La mitad desarrolla actividades de negocio relacionadas con los servicios y el comercio, mientras los hombres lideran el sector industrial.
  • Aumenta el tamaño de las empresas dirigidas por mujeres cuando los negocios se consolidan pero con plantillas menores que las dirigidas por hombres.
  • Las iniciativas emprendidas por mujeres son algo menos ambiciosas por lo que requieren un 11% menos de capital semilla que en su mayoría financian con sus ahorros apoyados por familiares y amigos (exclusión financiera).
  • El emprendimiento como vía para la obtención de ingresos es la motivación principal, tanto en hombres como en mujeres, aunque los emprendedores masculinos presentan una clara motivación adicional hacia la obtención de rentas elevadas y las mujeres se inclinan más por el deseo de marcar una diferencia en el mundo.

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