Entrevista de Raquel Carrillo
Fotografías cortesía de Teatro Hermético
En los años 90 una matanza masiva estremeció a todo nuestro país. Se trata de los crímenes de Puerto Hurraco, en los que una familia decidió liarse a tiros con los miembros de otra familia rival. La matanza se extendió a todos los habitantes del pueblo que se cruzaron en el camino de los hermanos Izquierdo. Una crónica de la “España negra” que llevó al cine Carlos Saura en El séptimo día, y Jorge Moreno al teatro con su premiada obra Garrulos. Teatro Hermético lleva ya dos temporadas representando en el Umbral de Primavera. Hablamos con su director, Iván Ugalde.
Si los ángeles disparan cuenta la famosa matanza de la familia Izquierdo contra otra familia rival… ¿Qué sentimientos pretende despertar en el espectador?
En principio no me planteo lo que quiero del espectador sino lo que yo quiero contar, en este caso la historia de una familia que no encuentra otra salida para darle sentido a su vida que el de la venganza. Y a mí esto me parece triste y me indigna, a la vez que me hace plantearme el cómo se llega a esta situación. La pobreza, la falta de educación, la religión y la justicia entendidas no como herramientas para el pueblo sino para su control, son elementos que vertebran esta tragedia y que la conducen a un estado cercano a la locura en la cual, no lo olvidemos, los hermanos salen a matar a todo el pueblo, no sólo a los Cabanillas, pues a todos los hacen responsables de su situación. El maravilloso texto de Jorge Moreno trabaja sobre todo desde esa parte final, utilizando secuencias fragmentarias del antes, el durante y el después del crimen y colocando a los personajes en ese punto límite sin olvidar tampoco el humor, consustancial a toda tragedia. Dicho todo esto, me gustaría que al final de la obra la gente quedase en un estado cercano al estupor o al shock, que me parece un buen punto de partida para empezar a entender ciertos comportamientos de la naturaleza humana…
Extremadura siempre ha renegado de su fama de «España profunda» o «España negra». ¿Qué tiene un entorno tan árido como este (semejante al Oeste americano)? ¿Crees que puede influir en el carácter de sus habitantes?
Sin duda. Un amigo mío extremeño dice que en verano el calor es tan fuerte que a la gente les hierve la sangre en la cabeza y se dedican a matar perros… Pero dejando a un lado el humor negro, en La familia de Pascual Duarte hay una escena que apunta en esta dirección: sentados en un camino, Pascual mata a su perro de un disparo mientras éste, alejado unos metros de él, le mira. Es la primera muerte que aparece en la novela y al parecer no tiene ningún sentido más allá del paisaje y lo que produce en el protagonista. Pero no sólo el calor, sino también el frío puede influir en este tipo de comportamientos violentos: un estudio que leí hace tiempo decía que los países nórdicos europeos encabezan la lista de maltratos y muertes por violencia doméstica.
¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de abordar estos complicados personajes?
Posiblemente, recrear la línea temporal de la familia. Para mí lo importante no era el crimen en sí sino el momento en que los hermanos deciden que lo van a hacer. Si estuviésemos hablando del robo a un banco, lo más posible es que el meollo de la historia se encuentre en el propio robo, pero en este caso no era así, lo importante eran ellos frente al suceso y después de que se hubiera producido. En la obra los personajes nunca hablan a las claras de lo que van a acometer, a excepción de Luciana, la hermana mayor, durante un monólogo en el cual sólo habla consigo misma. Aquí el silencio da la dimensión del drama. Así que tuvimos que ir hilando poco a poco toda la historia, a través de la investigación de artículos y reportajes que se fueron dando en distintos medios, mezclándolo con improvisaciones de los actores sobre estos acontecimientos, para llegar a ese punto de inflexión. Una vez ahí, y aparte de la composición física, quizá lo más complicado para ellos fue el trabajo en el acento. Era importante para entender la historia que todos tuviesen el mismo.
¿Se ha puesto en contacto con vosotros alguno de las dos familias o alguien cercano? ¿Y vosotros con ellos?
No, y es una pena. Pensamos en un principio, teniendo en cuenta el revuelo que se produjo cuando Carlos Saura estrenó El séptimo día, que alguien se pondría en contacto con nosotros, aunque fuese para decirnos que no les parecía bien lo que estábamos haciendo, pero no ha sido así. Yo entré en contacto con una enfermera que estuvo en el mismo psiquiátrico donde las hermanas estuvieron ingresadas, pero tras mandarle un par de mensajes y no recibir respuesta, decidí dejarlo como estaba. Sobre esto, decir que el dramaturgo, aunque utiliza los nombres reales de los hermanos no utiliza los apellidos ni el nombre del pueblo, y que en la introducción de la obra escribe que “la obra tiene lugar en cualquier punto de la España Negra”. Su intención, y nosotros con ella, es hablar de un acontecimiento que, ocurriera donde ocurriese, supera fronteras y habla globalmente de la condición humana.
Este verano la puedes ver este domingo, 28 de junio, y los domingos 19 y 26 de julio.
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