Entrevista de Reyes Muñoz
Fotografía cortesía de Alba Peña de Planeta
Elia Barceló es considerada una de las tres mejores escritoras de ciencia ficción en habla hispana. Sus novelas y relatos han sido traducidos en 18 lenguas. Ahora presenta la primera parte de la trilogía Anima Mundi, una historia que bebe de mil géneros y que se asienta en un mundo actual y urbano. Se publica como novela juvenil pero os prometo que es apta para todos los públicos. Con Elia hablamos de la novela, de los géneros y del placer de escribir.
«Para mí cine y literatura son un tándem, aparte de que mi imaginación es visual y, cuando invento o escribo primero tengo que verlo, mucho antes de oírlo, olerlo, etc. Eso viene después».
Creo que hay mucho cine en este libro… desde La semilla del diablo a Entrevista con el vampiro, pasando por Terminator o Men in Black… ¿Son intencionadas las referencias o fruto de mi imaginación?
Claro que hay mucho de cine en el libro, porque lo hay en mi mente. Para mí cine y literatura son un tándem, aparte de que mi imaginación es visual y, cuando invento o escribo primero tengo que verlo, mucho antes de oírlo, olerlo, etc. Eso viene después.
Todas las películas que citas forman parte de mi videoteca interior y, has leído bien, muchas veces incluyo guiños, citas, insinuaciones que permiten al lector asociar con diferentes sensaciones que ya conocen a través de alguna película concreta.
Tenía preparadas preguntas sobre los personajes, pero me acabo de dar cuenta de que no quiero destriparle a nadie la novela. ¿La dosificación de información formó parte de tus imprescindibles a la hora de escribir el libro?
Los personajes son, en mi opinión, casi lo mejor de Anima Mundi. Al menos a mí me encanta verlos moverse, oírlos hablar, enterarme de cosas de su larga historia… Yo quería que se presentaran al lector como sucede con las personas reales: poco a poco, mostrando facetas de su personalidad, dejando ver ocasionalmente no solo lo presentable sino también lo doloroso, lo secreto, lo falso. La primera vez que aparecen pueden resultar crípticos o misteriosos, pero muy pronto empezamos a saber más y acaban convertidos en conocidos o incluso amigos. Esa dosificación es algo natural en mí. Yo no me hago fichas de personajes con toda la información que quiero darle al lector; sencillamente los conozco como si fueran personas de verdad y voy mostrándolos al lector a través de lo que dicen, lo que hacen, lo que piensan; a través de sus mentiras, sus contradicciones, sus secretos…
Justo después de leer esta novela me tragué en la TDT (y precisamente por esta lectura) un documental sobre los illuminati, un híbrido entre lagartos y hombres que viven entre nosotros, nos dominan y comen humanos. Si con el reportaje no podía contener la risa, con esta novela que habla de cuatro clanes karah, con unas condiciones similares a las de los illuminati, no he podido refrenar el ansia de leer.
«En general –nos dice Elia– los que se sienten superiores actúan con una falta de empatía total y, por tanto, son crueles porque no les importa el daño que puedan hacer a otros. Desde nuestra óptica humana, karah es despreciable, temible, perversa, pero luego, según se avanza en la novela, se va viendo que también haito (los humanos) es y ha sido cruel y destructor a lo largo de su historia sobre el planeta. De hecho, karah ha aprendido mucho de haito siglo tras siglo y casi nada bueno».
No podemos hablar de un gancho… se cuentan por decenas.
Sombra es un gran personaje… la propia Lena lo define como psicópata y acaba siendo entrañable… ¿Los autores se enamoran de sus personajes?
Sí, absolutamente. Yo suelo decir que mi relación con mis personajes es más íntima que la que tengo con mis amigos o mi familia, porque nunca he entrado en los pensamientos de mis amigos, ni puedo estar segura de cuándo mienten o cuándo disimulan, mientras que en el caso de mis personajes sé siempre qué están pensando, o de qué se acuerdan cuando oyen una canción determinada o qué es lo que les duele de verdad. Y lo que pasa es que, cuando conoces tanto a alguien, íntimamente, no puedes evitar quererlo aunque sea solo un poco, aunque se trate de un monstruo, aunque te lo hayas inventado tú. Otras veces también llegas a enamorarte de él y lamentas profundamente que no exista en tu realidad de todos los días, que no puedas invitarlo a casa a cenar o dar un paseo por el río.
Y sí, Sombra es estupendo. Lena lo llama psicópata, pero no lo es realmente, ya que no es humano. Es de otra especie y hace cosas que desde nuestro punto de vista pueden ser muy raras, pero yo también lo quiero mucho.
No puedo resistirme a esta… ¿A quién se refiere Sombra cuando dice que enseñó y protegió a otro karah hace dos mil años y que cometió algunos errores y por eso lo mataron?
Eso se sabrá en la tercera parte y de momento no puedo contarte más, pero te doy la enhorabuena por tus excelentes competencias lectoras. Y además es muy probable que sepas exactamente a quién entrenó Sombra y que para ti resulte una sorpresa solo relativa. ¡Guárdame el secreto!
«Lo monto todo en la cabeza –lo más grande, no los detalles– decido hacia dónde quiero ir y a qué final me gustaría llegar, sé que hay unas escenas concretas que quiero contar y luego, en cuanto tengo la voz»
El lector no se pierde… y sin embargo, estructuralmente Anima Mundi es un auténtico galimatías. ¿Cómo fue el proceso previo? ¿Planificas tanto antes de escribir como se puede intuir?
¡No, qué va! Yo soy una escritora muy desorganizada en el sentido de que no hago fichas, ni resúmenes de capítulos, ni listas, ni nada antes de empezar. Lo monto todo en la cabeza –lo más grande, no los detalles– decido hacia dónde quiero ir y a qué final me gustaría llegar, sé que hay unas escenas concretas que quiero contar y luego, en cuanto tengo la voz narrativa, empiezo a escribir seguido. Muy rara vez cambio el orden de las escenas porque, como todas se apoyan unas en otras y van sumando, si cambiara el orden tendría que revisar y ajustar toda la información que he dado y eso sería un lío. Me ha pasado un par de veces en la vida y sé que no me gusta trabajar así.
Me alegro de que me digas que el lector no se siente perdido. Tengo que reconocer que ese era uno de mis miedos en esta historia, que al hacer malabarismos con tantos personajes el lector se despistara y no supiera ya quién es quién o dónde estamos. De ahí que cada sección lleve la indicación de qué clan es el protagonista y dónde se desarrolla la escena. Por eso también decidí hacer un Dramatis personae que se irá ampliando en cada volumen para que el lector pueda consultarlo si se despista.
«…hay rasgos de casi todos los géneros; por eso es tan difícil etiquetar la novela. Y por eso también es tan divertida de escribir».
Es una novela sorprendentemente híbrida. Hay ciencia ficción, hay fantasía, hay novela juvenil, hay incluso novela romántica, terror y algo parecido a la novela de aventura y viajes… ¿Qué opinas de los géneros y cómo trabajas con ellos, si es que los tienes en cuenta cuando escribes?
Yo soy una entusiasta de los géneros, lo confieso, desde siempre, pero a la vez hace tiempo que llegué a una conclusión que a mí misma me hace gracia: los escritores realistas, generalistas, que se oponen a los géneros o los desprecian, son los que de verdad están encerrados en un género muy estrecho –no cuentan más que lo que puede y suele suceder en la vida cotidiana.
Con esta novela, lo que he hecho es usar la vieja premisa de: «¿Qué pasaría si…?» ¿Qué pasaría si existieran unos cuantos seres, parecidos a los humanos pero de otra especie, viviendo entre nosotros? ¿Quiénes son? ¿Qué quieren? ¿Por qué están aquí? Eso me ha permitido liberarme de todos los géneros establecidos y de sus normas, y me ha dado la posibilidad de usar todo lo que cada uno de ellos puede aportar a la historia, a la trama, a las peripecias. Como bien dices hay rasgos de casi todos los géneros; por eso es tan difícil etiquetar la novela. Y por eso también es tan divertida de escribir.
Creo que en lo que se refiere a novedades, la literatura juvenil está goleando a la literatura para adultos. Anima Mundi es otro ejemplo que avala mi teoría. ¿Vive la novela juvenil su edad de oro?
Creo que la gran suerte de la novela juvenil es que, en general, es escrita por personas que disfrutan enormemente contando historias y va destinada –más que solo a los jóvenes– a lectores que disfrutan enormemente leyendo historias. Como la juvenil siempre se ha considerado «menor», casi nadie se dedica a ella por vanidad literaria, ni para que lo inviten a tertulias literarias en televisión, ni para ganar el Premio Nobel. Sus buenos autores son tan «literarios» como puedan serlo los que escriben oficialmente para adultos, pero no tienen que estar demostrándolo constantemente. Practican (o practicamos) una literatura transitiva, que va más allá del texto, que se dirige a un lector, no esa literatura intransitiva, enjoyada, enroscada en sí misma que durante tanto tiempo se ha hecho pasar por la única literatura «de verdad», basada –y ya sé que exagero– en monólogos interiores de personajes mediocres y fracasados, casi siempre varones, claro está. Lo mismo con protagonista femenino era igual de aburrido pero se solía llamar «literatura de mujer».
¿Cuáles son las diferencias entre escribir para adultos y la novela juvenil?
Pocas, por no decir ninguna. Igual hay que contar una buena historia, que enganche, que interese, que sea creíble mientras dura la lectura –aunque pasen cosas que no pasarían en la vida cotidiana del lector–; hay que tener unos personajes que parezcan vivos, que nos apetezca descubrir; hay que contar esa historia del mejor modo posible, con una arquitectura narrativa coherente y sin fallos, con un narrador (o con varios) que permita sacarle todo el partido; con una lengua adecuada a lo que se cuenta, libre de errores, precisa, transparente. Todo eso es independiente del destinatario.
Lo que sí existe son ciertas limitaciones editoriales, pero no porque los jóvenes no puedan o quieran leer cierto tipo de cosas sino porque las asociaciones de padres, o los directores y profesores o los religiosos o quién sabe quién, deciden que esto o aquello es o no es conveniente para los jóvenes.
Yo siempre leí de todo sin ningún tipo de censura y la verdad es que me ha sentado muy bien, pero tampoco me molesta, cuando escribo una novela juvenil, prescindir de escenas de sexo explícito, por poner un ejemplo. Por lo demás, no me pongo cortapisas a mí misma. Quizá la única diferencia es que tiendo a cerrar los finales porque sé que los jóvenes detestan los finales abiertos (para inseguridad, ya tienen bastante con la de su propia vida), y que soy algo más optimista en el desarrollo y el final de las historias porque pienso que soñar, esperar y confiar son cosas que siempre valen la pena, aunque la vida tantas veces nos haga daño.
«Comprendo que no tiene gracia quedarse ahí, sin segunda parte, después de haber leído 500 páginas, pero es que, si lo hubiera sacado todo en un solo libro, te habrían dolido las muñecas de sujetarlo».
En la última página mi cabeza, cabreada, ha gritado: ¡no me lo puedo creer! ¡Quiero más venganza! ¿La habrá en la segunda parte? ¿Cuándo sale?
Dicen que la venganza es un plato que sabe mejor cuando se come frío. La habrá, pero quizá no como te la imaginas al final del primer volumen; aún te quedan muchas sorpresas por leer. La segunda parte ya está lista y me figuro que estará en librerías el próximo otoño. ¡Cuánto me alegro de que tengas ganas de seguir con los clanes! Comprendo que no tiene gracia quedarse ahí, sin segunda parte, después de haber leído 500 páginas, pero es que, si lo hubiera sacado todo en un solo libro, te habrían dolido las muñecas de sujetarlo. Espero compensarte la espera y que disfrutes también Hijos de Atlantis.
Más información sobre Anima Mundi: http://www.planetadelibros.com/hijos-del-clan-rojo-libro-91339.html
Más información: https://www.planetadelibros.com/serie-anima-mundi/6232
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