Guillem Roma: «Kiribati»


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Entrevista de Reyes Muñoz
Fotografías (c) cortesía de David Maldonado

Vino a Madrid a dar un concierto y se pasó por nuestro sótano de ExPERPENTO a grabar algunos temas para ExVITA. Ahora os compartimos la entrevista que le realizamos en el transcurso de aquella mañana.

Guillem Roma es un tipo agradable, alegre y entrañable. Y esto se refleja en las canciones de su disco «Kiribati». Y algo que transmite, tocando su música y charlando con él, es creatividad, imaginación y una enorme capacidad de absorber sonidos y llevarlos a su terreno.

Dinos que es «Kiribati», porque creo que es importante que la gente lo sepa para entender la filosofía del proyecto.

Kirivati es el nombre de un archipiélago que está en el Océano Pacífico, y es el primer país, como Estado íntegro, que quedará sumergido bajo el mar por culpa del cambio climático. Me pareció simbólico, porque el disco tiene ese conductor temático. Mi música tiene un punto tropical, por así decirlo.
Buscas Kirivati en google y te salen imágenes de un paraiso tropical de palmeras, arena blanca y mar cristalino. Lo que pasa que es un paraiso en camino hacia la extinción. Los científicos calculan que en diez o quince años, desaparecerá. Y esto tiene mucho que ver con el mensaje del disco.

¿Y cuál es el mensaje del disco?

Es un toque de atención. Nos definimos a nosotros mismos como miembros de la especie más inteligente, pero si lo analizas, eso no es así. Empiezas a ver las noticias y el rumbo que estamos tomando como especie humana, y sí, parece que somos muy conscientes de que nos estamos cargando el medio que nos da el alimento.
Es un tema que me preocupa. Sobre el cambio climático hay muchas cosas de las que podemos hablar: podemos hablar de lo de tomar conciencia de nuestros actos y podemos poner el foco en las cosas bonitas que tenemos alrededor, para valorarlo de una manera consciente. El disco gira alrededor de esas ideas.

«Nuestra mente, cuando piensa en algo tropical, se imagina algo bailable. Hay un mundo tropical que es el de los boleros, las baladas, la canción de autor…»

Me gusta el eslogan que has elegido: «explosión tropical». Desde un punto de vista melódico, una espera encontrar salsa, cumbia…

Sí, es que yo vengo del mundo de la canción de autor. Y es verdad que cuando pensamos en ritmos latinos o tropicales nos viene a la mente lo más mainstream, desde la salsa al reguetón. Nuestra mente, cuando piensa en algo tropical, se imagina algo bailable. Hay un mundo tropical que es el de los boleros, las baladas, la canción de autor… todo eso pasa en la escena tropical. Y también aquí, en el Mediterráneo hay una tradición de canciones muy rica. Y me gusta recuperar esos géneros, tienen un vínculo que a mí me encanta recorrer, porque está lleno de riqueza.

Has vivido en Cuba y en México.

Sí, estuve medio año en Cuba y tres años en México. Son países que tienen una tradición cultural muy potente. De aquello hace más de diez años, pero me marcó mucho a nivel artístico. Su riqueza es tan potente que aunque no quieras, te empapa. Te empapa cómo viven la música. Y claro, todo eso se ha filtrado en mi música.

En Cuba, si suena la música, baila hasta la policía mientras pone multas…

Sí, tiene una fuerza social… Yo tengo una imágen de México de dos chicos jóvenes. A uno le acababa de dejar la novia. Era en la plaza Garibaldi, y con los mariachis cantaban canciones de desamor con el tequila en la mano. Parece algo arquetípico, pero es que allí se utiliza la música para todo, para expresar emociones. Esa cosa me gustó muchísimo de México. Aquí parece que la música es algo para ver en un concierto, para escuchar en la intimidad, aunque también tiene una fuerza social muy importante.

¿Allí vivías como músico?

No. En México trabajaba en cosas de televisión. He estudiado música, eso sí, y la música siempre me acompaña: iba a conciertos, di algunos conciertos, pero no me dedicaba a la música profesionalmente.

Las colaboraciones, entonces, no surgen de esa estancia… Hay lujo en tus colaboraciones.

Claro, es que lo que pasa es que yo a México he ido volviendo. Cuando regresé a España comencé mi carrera musical. Y cuando he vuelto a México a ver a mis amigos, ya sí he ido tejiendo relaciones con artistas de allá que para mí son referentes de la música.

En «La profecía» estáis Silvia Pérez Cruz y tú. A ver, esa mujer es arrolladora. ¿Cómo lo vas a hacer sin ella en el escenario?

Para mí es un lujo cantar esa canción con Silvia Pérez Cruz. Ella, como dices, no va a poder estar aquí, en mis conciertos, pero conmigo estará Marta Roma, que es mi hermana y que canta súper bonito. La canción también es muy guay con mi hermana, estoy súper contento de hacerla con ella.
Y para el disco, pues fue precioso contar con Silvia. Yo siento una admiración absoluta por lo que ella hace, con su capacidad de conectar y de emocionar con una canción. Es un regalo que esté ahí, conmigo.

Y en «La posibilidad», en «Despedida»… te haces tú los coros. Son muy divertidos los videos que has colgado en youtube, en el que aparecen varios Romas…

Si, esos videos en los que estoy multiplicado salieron del confinamiento… son fruto de estar encerrado en mi casa, de esos momentos de aburrimiento que me llevaron a poner la cámara en varios sitios y a duplicarme, a hacerme voces yo mismo. Realmente, yo creo que es muy guay. Uno es el frontman y hace la voz principal y me encantó también hacer las segundas voces. Esos videos han gustado mucho, porque tienen ese plus divertido, de los Guillems ahí cantando.

«…el concepto disco me gusta. Puedes dar unidad a diversas canciones que si sueltas de una en una, pierden el contexto, el nivel de relato, o la concepción sonora».

Te juro que al ver los videoclips, yo creía que la trompeta era de verdad, o quizás hecha de forma digital… y que hacías teatro. Pero en el ExVITA he visto que lo haces tú, tal cual.

Lo he hecho desde siempre y lo he ido perfeccionando. Qué te digo… ¡es como otro instrumento más que tengo dentro!

Soy de otra generación y tengo la sensación de que un músico que no saca discos, sino canciones, es como un escritor que solo escribe en un blog, sin sacar un libro. Pero también tengo la duda de si merece la pena el esfuerzo de hacerlo físico.

Para mí, sí. El disco físico es un obsequio que puedes vender en los conciertos. Pero es verdad que los discos ya no se venden en tiendas, y de hecho, yo no tengo ni un reproductor de CD. Pero es que el concepto disco me gusta. Puedes dar unidad a diversas canciones que si sueltas de una en una, pierden el contexto, el nivel de relato, o la concepción sonora. El disco empaqueta todo eso. Y creo que sirve para entender mejor lo que hay en el universo del músico, lo que hay detrás de esas canciones. Que luego, lo edites en un CD o en un vinilo, pues es otra cosa.

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