OSLO …para amantes y fanáticos


Texto de MIRIAM ORTEGA
Fotografías de jaime.silva

Si cumples alguno de estos requisitos: amante de la naturaleza; entusiasta de las playas, sea cual sea el tipo; adorador del esquí, en todas sus formas; o firme defensor de la ecología y practicante en activo…¡te encantará Oslo! Y es que la ciudad más grande de Noruega, y su capital desde principios del siglo diecinueve, permite, gracias a su estratégica situación -al fondo del fiordo del mismo nombre y rodeada de colinas arboladas-, realizar todo tipo de actividades en una única zona. Desde esquiar, hacer canoa hasta disfrutar comprando o descansando en la playa.

Un poco de historia

Como toda ciudad antigua, Oslo ha cambiado de nombre en diversas ocasiones desde que iniciase su historia alrededor del año mil. Pese a que el nombre originario fue Oslo, después del grave incendio de 1624, el rey Christian IV hizo reconstruir la ciudad dentro de la zona de Akershus y pasó a llamarse Christiania -en honor a él mismo, claro- hasta 1925 cuando volvió a llamarse como hoy día.

Los vestigios de este Oslo medieval los encontramos en Gamlebyen (ciudad vieja) en forma de ruinas, pero eso sí, son legados de alto interés cultural. Es aquí donde encontramos la Oficina Medieval de Ladegarden que ofrece información sobre la ciudad medieval y organiza visitas guiadas por la zona. Muy cerca encontramos el parque con las ruinas de la Catedral de St. Hallvard (del siglo XII) y el Convento de Olav.

Continuando con la historia de la ciudad, Oslo también pasó por una fase en que se construyeron calles siguiendo planos perpendiculares -como nos encontramos en el Eixample de Barcelona- ésta es la llamada Kvadraturen (Cuadratura). Aquí descubriremos varios edificios de la etapa renacentista bien conservados, destacando sobre todo, el primer ayuntamiento de Oslo y el restaurante más antiguo de la ciudad, el Café Engebret.

El resto de edificios localizados en el centro de Oslo son de la etapa industrial, época en la que su población aumentó con creces debido a la mano de obra llegada de los pueblos cercanos. De esta época datan edificios singulares como el Palacio Real o el Parlamento.

Aunque quizás, uno de los legados culturales más importantes lo encontramos alrededor del río Akerselva, cuna de la industrialización noruega. Un recorrido por sus orillas nos puede descubrir recuerdos culturales interesantes. Por ejemplo, aquí se sitúa la Fortaleza de Akersus, de más de 700 años, donde muchos patriotas noruegos fueron ejecutados durante la guerra

Pero dejémonos de explicaciones sobre la historia que para esto son los museos y en concreto, en Oslo el Museo de la ciudad. Éste es el lugar perfecto para aquellos que quieran ampliar sus conocimientos históricos de esta capital. El museo posee modelos, objetos, fotografías y pinturas que ofrecen en su conjunto una amplia visión sobre el desarrollo de la ciudad en todos sus aspectos: cultura, folklore y vida en general.

Ciudad cultural

Pero el hecho de que dejemos a un lado la historia no significa que no queramos disfrutar de la cultura. Todo lo contrario. La vida cultural en Oslo es rica y variada. Su gran exponente en artes plásticas es Edvuard Munich. Podemos encontrar sus obras en la mayoría de los museos de la ciudad en los que, y esto es muy importante, la entrada es gratuita.

Y para aquellos que huyan de los museos siempre pueden contemplar esculturas al aire libre. Esto es lo que encontraremos en el parque de esculturas de Vigeland que, con sus más de doscientas esculturas de Gustav Vigeland, es uno de los más visitados de la ciudad.

En cuanto a la arquitectura, la capital noruega cuenta con numerosos edificios monumentales, desde la fortaleza medieval de Akershus hasta la nueva sede de la ópera, un lugar que se ha convertido en una de sus atracciones turísticas más importantes. La zona en la que se encuentra forma parte del ensanche de Fjordbyen (la ciudad del Fiordo), un proyecto que pretende abrir la ciudad al fiordo.

Oslo también ha sido ciudad de grandes escritores. Quizás uno de los más conocidos es Jostein Gaarder, autor de uno de los libros más vendidos de la historia reciente: El Mundo de Sofía. Para los amantes de la lectura, la Casa de la Literatura es un punto de reunión obligatorio ya que está consagrado exclusivamente a este arte en todas sus formas. Para no perdérselo.

Después de tanto caminar y nutrir el intelecto también necesitamos colmar el estómago. Esta ciudad noruega presume de tener varios cocineros de entre los mejores del mundo y hasta cinco restaurantes con estrella Michelin. En ellos podemos disfrutar de la cocina tradicional campestre compuesta de pescados y caza, destacando aquí el alce y el reno. Aunque no nos asustemos, Oslo ofrece muchos más lugares para degustar todo tipo de cocina a precios de mercado y para todos los bolsillos. Éste es un ejemplo más que la ciudad noruega abre sus brazos para todos los gustos y colores. Para todos los amantes y fanáticos.

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