Teatro Negro: Por Anna Savelli
Fotografía: Jairo BD www.flickr.com/photos/jairo_abud/
Con poco más de un millón de habitantes, Praga es una de esas ciudades «habitables» es decir, de las que todavía se puede disfrutar sin sufrir el caos en el que se ha convertido la cotidianeidad de algunos actos como ir de compras o conducir en ciudades tan pobladas como París, Londres e incluso Madrid.
Si no dispones de mucho tiempo, al menos tres días resultan imprescindibles para conocer la ciudad. Una forma cómoda y económica de hacerlo es a través de «Prague Card» una tarjeta para tres días y en la que «se incluye el transporte público y las entradas a los monumentos históricos más importantes de la capital checa», como nos recomienda el director en España de la Oficina Nacional Checa de Turismo, Petr Lutter, «desde 790 CZk (aprox. 25 euros) para adultos y 610 CZK (aprox.19 euros) para estudiantes.» Además, Praga es ciudad universitaria, por lo que dispone de ventajas para aquellos que dispongan de la tarjeta internacional de estudiantes ISIC, como la entrada gratuita o con descuento a museos y galerías.
Su ubicación entre oriente y occidente le ha conferido un carácter único gracias a su mezcla de culturas. Además, Praga no sufrió los bombardeos de otras ciudades durante la II Guerra Mundial, por lo que presenta intacto su encanto de ciudad de cuento de hadas. Su núcleo histórico forma parte de la Lista de la UNESCO, y está formado por seis partes que en su día eran ciudades independientes que fueron unificadas en el siglo XVIII: la Ciudad Vieja, o Staré Mesto, la Ciudad Judía o Josefov -con el cementerio judío más grande de Europa, con unas 1.2000 tumbas superpuestas-, la Ciudad Nueva o Nové Mesto, el Barrio Pequeño o Mala Straná, Hradcany (o Castillo) y Vysehrad.
En la zona del Castillo, además de éste -impresionan las vistas desde lo alto del promontorio-, destaca la catedral de San Vito y el Callejón de Oro, donde hay un conjunto de pequeñas casitas del siglo XVI, que en el XIX obtuvieron cierto «toque romántico» y fueron habitadas por nobles e intelectuales como Kafka. Por otro lado, de la Ciudad Vieja destaca la plaza del Ayuntamiento, con su reloj astronómico -que muestra los movimientos del sol y la luna a través de los signos del Zodiaco- y su carillón de la Muerte y los Apóstoles, y la catedral de Tyn. Esta Plaza es visita obligada para todo turista que llegue a Praga. Además de ser considerada una de las más bellas de Europa, podemos disfrutar de sus terrazas durante todo el año, donde Petr Lutter nos recomienda «tomar una buena cerveza checa, bebida nacional del país». La Plaza es el corazón de la ciudad y en ella han ocurrido la mayor parte de sus acontecimientos históricos.
Otra zona indispensable es el Puente de Carlos, que une la Ciudad Vieja con Mala Strana, que se extiende a los pies del Castillo de Praga. En esta zona además está la Iglesia de San Nicolás, cumbre del barroco de la ciudad. En la Ciudad Nueva destaca la Plaza Wenceslao, donde se desarrollan multitud de actividades. Además, esta zona por la noche está llena de bares por los que salir a tomar algo.
No faltan construcciones modernas, Petr Lutter nos indica que «la Praga más moderna puede descubrirse recorriendo los edificios más emble-máticos del siglo XX como la Casa Danzante, diseñada por Frank O. Gehry, la Villa Müller, del célebre arquitecto Adolf Loos, la Casa Municipal, ejemplo de construcción Art Nouveau, la Casa de la Virgen Negra, de estilo cubista, la Iglesia del Sagrado Corazón, de estilo neoclasicista y las reformas modernistas del Castillo de Praga.»
Cualquier época del año es buena para viajar a Praga -aunque el invierno suele ser muy frío-, pues en todas ellas hay propuestas interesantes, como nos cuenta Petr Lutter «en primavera la ciudad acoge el célebre festival Primavera de Praga, uno de los mayores encuentros internacionales de música clásica y músicas del mundo, y fiestas populares como la Semana Santa; en verano tiene lugar el festival Respect de música étnica, festivales de rock como el de Islas Unidas, y se pone en marcha el Jazz Boat, un barco con actuaciones en directo que surca las aguas del Moldava; en otoño se celebra el festival Otoño de Praga de música clásica o el festival internacional de Jazz, en los mejores clubes del país; y en invierno la ciudad vibra especialmente con las fiestas navideñas, cuyo fin de año en la Plaza de la Ciudad Vieja reúne a jóvenes procedentes de toda Europa en una noche de conciertos al aire libre y fiestas por toda la ciudad».
Merece la pena visitar los alrededores de Praga: en una extensión similar a la de Andalucía, el país cuenta con 12 sitios declarados Patrimonio de la UNESCO. Todos los días hay conexiones en tren y autobús con las principales ciudades y a precios muy asequibles: lugares como Olomouc, reserva monumental de Moravia y Cesky Krumlov, «perla de Bohemia del Sur». La oficina de turismo checa ha puesto en marcha una ruta con el nombre de «Lo mejor de la República Checa» que propone un completo itinerario por todas las regiones del país, que puede contratarse directamente en agencias de viajes, aunque el itinerario está disponible en su web www.czechtourism.com , para los que prefieran hacer el viaje por su cuenta.
Salzburgo es una ciudad que enamora. Junto a sus monumentos, a sus edificios, a sus puentes, el visitante se deja llevar por el latido de la gente. Allí no hacen falta mapas, ni guías… sólo ganas de dejarte arrastrar por los pasos de los que te preceden.
DATOS UTILEX
Algo que NO podemos perdernos:
- Un monumento: El castillo de Praga.
- Un espectáculo: Las funciones de Teatro Negro y la Linterna Mágica, característicos de la cultura checa.
- Una comida: la sopa, bien de patatas, de col, de ajo o de cebolla. El viajero no puede dejar de probarlas, pues son una especialidad de la gastronomía checa.
- Otros: En este año 2006 Praga conmemora el aniversario de Mozart, cuya vida estuvo muy vinculada a la capital checa, con el proyecto Mozart Prague 2006 www.mozartprague2006.com
- Otra celebridad, esta sí oriunda de la capital checa, es Franz Kafka, cuyas huellas se pueden seguir por toda la ciudad. En 2006 tendrá lugar la exposición temática «La ciudad de K. Franz Kafka y Praga» en el centro Hergetova cihelna, que muestra la personal visión que el escritor tenía de Praga.
DE LA MÍSTICA A LA METÁFORA: TEATRO NEGRO
Siempre resultan odiosas las comparaciones, más aún cuando uno de los dos resulta el perjudicado. Es inevitable que surja la batalla entre el cine y el teatro. Uno de los puntos que fortalece al primero es la posibilidad de crear realidades a través de los efectos especiales, pero las técnicas usadas para hacer del séptimo arte un espectáculo visual verosímil ya pertenecían al teatro… en este caso al teatro negro.
Anna.- Esta técnica consiste en que los actores, vestidos completamente de negro, se hacen invisibles al público ante el telón, lo único que se puede ver son las evoluciones de los elementos abstractos o representativos que manejan. De esta forma, los objetos se personifican al adquirir movimiento. Proviene del llamado gabinete nero o cámara negra, donde las figuras y objetos reales adquieren una dimensión irreal. Suceden cosas que no se pueden encontrar en el teatro tradicional: la luna puede bajar al suelo y convertirse en el columpio para unos novios; una fea oruga se convierte en exótica mariposa ante la mirada del espectador… Todo sin palabras.
Es un sencillo truco al que se han apuntado numerosos creadores, entre ellos el maestro Stanislavski, quien, en los años treinta del siglo pasado, dijo del teatro negro que era una «fantasía buena, sobre todo cuando no se descubre el truco inmediatamente, y además es alegre, hermosa y divertida…, para mí es como una copa de burbujeante champán». Más reciente es la incorporación de la técnica a espectáculos como los de David Copperfield o Michael Jackson.
Esta técnica tiene sus orígenes en China. Ante la muerte a temprana edad de un príncipe heredero, el padre quiso que le fabricaran una especie de medio de comunicación hacia el más allá: una caja negra donde la única luz que existía era la de las velas. Con el tiempo, la técnica se renovó y en 1961 el fundador, Jirí Sernec la llevó a su país, donde la adaptó a la dramaturgia checa. Ahora, el Teatro Negro de Praga es el máximo exponente de esta técnica, que se ha convertido en sello de identidad del país. En 1975 surgieron varios grupos nuevos y en el año 1986, Michal Kocourek trabajó en la idea de fusionar el teatro negro clásico con elementos del musical y baile. Así surgió un tipo único de teatro sintético que desde el principio empezó a girar por el extranjero. Bajo su nombre original, ACT (All Colours Theatre), en 1983 se estableció un escenario permanente en una sala histórica en el centro de Praga.
El efecto no es su objetivo final sino el medio para lograr la expresión metafórica y dra-mática a través del movimiento organizado de objetos y actores en armonía con la música. Es la muestra de un impresionante espectáculo de lenguaje universal, donde se combina música, mímica y bailes sobre decorados fluorescentes. La expresión corporal es el elemento básico para transmitir a los objetos inanimados una personalidad, y de la mímica en el caso de los actores que están al frente, para comunicar, sin barreras de lenguaje, toda una historia perfectamente encadenada y comprensible para todos los públicos.