Texto de Reyes Muñoz
Esta película ha creado expectación mucho antes de su estreno. Se pasearon por el mundo buscando a la Juani. La Juani apareció y no tenía nada que ver con la tipa que muchos nos habíamos imaginado.
Como campaña publicitaria, el casting de extrarradio cumplió con creces sus objetivos. Cuando por fin apareció la elegida, la conocimos por los informativos. A esto se suma el papel de Dani, de El Canto del Loco, que seguramente arrastrará a muchos y muchas de sus fans al cine.
En el casting buscaban algo así como una chica joven, de un barrio periférico, sin experiencia interpretativa y con ganas de triunfar. Quizás por el nombre, quizás por la descripción, muchos nos imaginamos la versión adolescente de andreita-cómete-el-pollo. Con el estreno inminente nos damos cuenta de que las convergencias entre lo que buscaba el director y lo que narra la película son muchas. La Juani es una chica de algo más de 18 años y con novio desde los 15. Un día explota, deja al principito —un celoso indeciso— y se lanza a triunfar. Lo tiene bien claro: será una estrella del cine.
Si Verónica Echegui es una actriz sin experiencia, pues es que ha nacido una estrella. Pero es que no me lo creo y su interpretación está sembrada de una elegancia que te deslumbra. Es decir, que olvides lo del casting y toda esa campaña viral, que no, que esa mujer tiene tanta proyección que nos hace pensar en cuando Vigas Luna encontró a Penélope Cruz y rodó Jamón, jamón.
«Yo soy la Juani -señala Bigas Luna en las notas del director- es una película en la que quiero retratar a uno de los grupos sociales más creativos e innovadores de nuestra cultura de hoy; la gente joven de la periferia de las grandes ciudades. Chavales que quieren mejorar su entorno, tener personalidad propia, y ser diferentes. Personajes que quiero sublimar y convertir en pequeños héroes de nuestra realidad, con sus coches tuneados, sus músicas, sus mestizajes, sus modas. La Juani es la máxima representante de todo ese grupo social, la reina del extrarradio. Una líder, fuerte, liberada, sensible y muy unida a su barrio».
La película es entretenida pero queda muy lejos de lo que se entendería por obra maestra, aunque es posible que los años, y el renombre del director, me quiten la razón. Es bastante predecible, demasiado optimista y acaba como si alguien del equipo de producción hubiera dicho: nos hemos quedado sin presupuesto.