Alba Flores: [Flores para Antonio]


Entrevista de Reyes Muñoz
Fotos [c] de Jorge Fuembuena cortesía de Ellas Comunicación

«Las cosas que se quieren hacer sobre mi padre siempre me llegan a mí. Me pareció que era el momento. Yo hablé con Isaki porque me pareció que era la persona indicada. Cuando le conocí, me dio una vibra que rápido me dije: ‘Este podría ser amigo de mi padre’. Abrí las puertas de mi casa a Elena y a Isaki, les abrí las cajas de recuerdos, les enseñé los vídeos caseros. Tuvimos muchas reuniones, muchas conversaciones con mi madre. Ellos vieron que era potente para la película que yo compartiera mi búsqueda personal, de conocer más y mejor quién era mi padre. Así que sí, seguramente soy el hilo conductor. Creo que estoy en el menú, pero también he ayudado en la cocina».

Cuando Antonio Flores murió, la sociedad entró en duelo. El silencio se convirtió en una forma de respeto colectiva. Por ello, Flores para Antonio funciona como una cura social que solo podía partir de Alba Flores. Le pregunto sobre su rol a la IA y me dice: «es el hilo conductor». «Pobre robot», pienso.

Te pregunto a ti. ¿Cuál es tu rol?

Claro, cuando tienes que poner las cosas en papel o rellenar un formulario, tienes que poner dónde estás. La realidad es que ha sido un trabajo muy ensamblado. Esta propuesta me llegó a mí, porque las cosas que se quieren hacer sobre mi padre, siempre me llegan a mí. Me pareció que era el momento. Yo hablé con Isaki porque me pareció que era la persona indicada. Cuando le conocí, me dio una vibra que rápido me dije: «Este podría ser amigo de mi padre». Yo he visto sus películas después de eso, de hecho.

Me pareció que tenía la sensibilidad para retratar a mi padre como yo creía que debía ser retratado. Abrí las puertas de mi casa a Elena y a Isaki, les abrí las cajas de recuerdos y les enseñé los vídeos caseros. Tuvimos muchas reuniones, muchas conversaciones con mi madre… Ellos vieron que era potente para la película que yo compartiera mi búsqueda personal, de conocer más y mejor quién era mi padre… Así que sí, seguramente soy el hilo conductor… Creo que estoy en el menú, pero también he ayudado en la cocina.

He leído por ahí que se lo enchufaste a Isaki Lacuesta porque tú querías desentenderte. Entonces, lo lógico es que te pregunte por qué querías desentenderte y por qué acabas metida hasta las patas, siendo ese hilo conductor.

La respuesta a las dos cosas es la misma. Sabía que iba a ser un antes y un después en mi vida. Quería desentenderme porque sabía que para mí no iba a ser solo un documental, iba a ser un proceso emocional fuerte. Al principio, no me sentía muy preparada…, pero nunca me iba a sentir preparada. Luego, cuando la respuesta que me devolvieron Elena e Isaki fue: «Te necesitamos a fondo para hacer esto», reflexioné y entendí que la vida me estaba ofreciendo una oportunidad de hacer algo que iba a ser intenso, que iba a ser un reto, pero un reto del que podía salir con una sanación o una catarsis. Y me entregué a ello.

Tengo un amigo que dice que el duelo es una restauración de alma similar a la de un jarrón, que vuelve a estar bonito pero no es el mismo jarrón. Y mientras hablabas pensaba en restauraciones europeas, en las que se tapan las heridas, y en las japonesas, que muestran las heridas como parte de la historia…

Es bien bonito eso…

Al escucharte, pensaba en que quizás habías tratado de restaurar tu alma a la europea y ahora has tirado el jarrón al suelo para restaurarlo a la japonesa.

¡Totalmente! Me he ido a una restauración a la japonesa y, de hecho, antes del rodaje me fui a Japón. Pero no es que haya tenido una revelación, no me he caído del caballo. Ha sido fruto de un proceso muy largo, tan largo como mi vida, diría. Ha sido un proceso de mucha terapia, de autoconocimiento, de inquietud por el crecimiento personal. Es como que a lo largo de mi vida he ido bordeando este asunto. También había hecho incursiones… y esto ha sido lo más contundente que he hecho nunca de manera personal.

A mí me ha servido para restaurarme, que ni siquiera te diría que restaurarme… no siento que esté reconstruida, que haya unido mis cachos con oro. Lo siento como algo más orgánico, más como una planta. Se rompen unas ramas, crecen otras… la vida se abre camino y creo que ha sido más bien estar disponible para que la vida volviera a ligar zonas de mi vida, de mi familia, de mi padre… necesitaban revitalizarse.

¿Y cómo te está sentando la promoción? Es decir, primero está el proceso de hacer Flores para Antonio, en un marco muy familiar y cercano, pero ahora te ves obligada a hablar conmigo de todo esto, que no me conoces de nada…

Es muy interesante, la verdad. Me obliga a estar todo el rato poniendo consciencia en lo que he hecho. Me obliga a estar reflexionando sobre por qué lo he hecho y sobre para qué lo he hecho. Ahora tengo algo que estoy valorando, porque antes no lo tenía: es el feedback de la gente que ya está viendo el documental. Eso también está siendo muy interesante. Ahora estoy recogiendo todas las impresiones y creo que luego vendrá otra fase de reflexionar sobre eso. Está calando muy hondo.

«Hay mucho amor, de mí hacia ella, de ella hacia mí, de las dos a mi padre y hasta de mi padre hacia nosotras»

Es que es todo muy hondo… Isaki Lacuesta debió decir: «Madre mía, madre mía»… No solo es cuidar a Antonio Flores, es que es todo muy humano, muy de piel. Igual por eso unió al proyecto a Elena Molina, para repartir ese peso, ¿no? ¿Tú notas la huella de los dos? ¿El haz creativo de dos personas distintas?

Totalmente. Es que he trabajado mucho con los dos y en el proceso ha habido mucho trabajo a tres, mucho trabajo de Elena conmigo, Isaki conmigo, mucho trabajo entre ellos, ¿no? Hay un poco de todas las combinaciones posibles y sí que noto que son mundos diferentes: son de otra generación, también hay una cuestión de género… Hay muchas cosas que son diferentes, pero sí que se nota que tienen un gusto muy parecido. Ha sido muy llevadera la manera de trabajar. A mí, que he hecho mucho teatro de batalla, me recuerda mucho a ese proceso de creación colectiva.

Te gusta que te digan que también es un homenaje a tu madre. Yo es que pienso que es tu madre la que te lo hace a ti. Nunca habló de tu padre, supongo que para cuidarte a ti, y ahora se abre, creo que también para cuidarte a ti.

Es que lo que hay es mucho amor. Hay mucho amor, de mí hacia ella, de ella hacia mí, de las dos a mi padre y hasta de mi padre hacia nosotras. Es una película que está llena de demostraciones de amor.

Es que… «homenaje»… sí que es un homenaje, es una palabra que usamos todo el rato para definir esta película, pero siento que de tanto usarla está perdiendo el sentido. Una manera de devolverle el sentido es preguntarme: ¿qué es un homenaje? Pues es una demostración de aprecio, de amor… Y evidentemente, mi madre ha participado por amor, no por gusto. Para mí que estuviese, no solo que estuviese su testimonio, sino que se pudiese comprender con la peli la valentía, el valor, el coraje, el buen hacer que ha tenido ella… eso ha sido por gusto y por amor.

A ver si me atrevo a decir esto… tu padre decía que él era conocido desde el momento en el que salió del coño de tu abuela… Y es que es verdad. La peli no me descubre nada nuevo. Sabíamos que era un tipo especial, que era arte, que era muy inteligente, que era sensible, que tenía la belleza del hombre «blandengue», que diría el Fary, ¿no? Para ti era tu padre, ya está. Quizás has descubierto tú más cosas que el resto, ¿no?

Total, total. Y donde más cosas he descubierto ha sido al ver sus entrevistas en los medios de comunicación, sobre todo en la radio. Esas no las había escuchado nunca. Oírle a él hablar de sí mismo ha sido de las cosas más nuevas para mí. Me ha gustado mucho. Y he sentido que sí que le conocía, por eso que dices: se ve que no hay mucha diferencia entre mi padre en privado y mi padre en público. Era coherente, era consistente en su manera de ser, independientemente del escenario en el que estuviera.

«Muy dura se nos tendría que haber puesto la vida para haber tenido que dejar de dedicarnos al arte, aunque no hubiésemos tenido éxito».

Creo que he leído que te parecía alucinante que te quisieran simplemente por ser Flores. Es que yo no creo que eso sea así. Sí que es una cuestión de imán como muy familiar. La primera vez que vi una peli tuya no sabía «de quién eras» y me quedé contigo, ¿sabes?

Me alegro mucho de que me digas eso. Yo también me pregunto por qué pasa esto. Últimamente me contesto varias cosas y creo que es una suma de varios factores. Somos una familia muy comprometida con el arte. Está en nuestro valor supremo familiar y creo que eso también trasciende. Aunque seamos tan populares, creo que antes que populares somos una familia de artistas, gremial. Muy dura se nos tendría que haber puesto la vida para haber tenido que dejar de dedicarnos al arte, aunque no hubiésemos tenido éxito. No hay nada más auténtico en nosotros que ser artistas, ¿no?

Por otro lado, pese a haber tenido muchos privilegios, porque mi abuela tiene mucho éxito, porque mi padre y mis tías se criaran con unas posibilidades buenas, somos una familia de currantes. Curramos muchísimo y creo que eso la gente lo nota. Nos sienten cerca, no estamos tan lejos de las vicisitudes de la vida. A veces con el éxito y el privilegio se crea una brecha muy grande. En nuestro caso, creo que no es así.

Y, por último, creo que con tanta exposición desde siempre es que todo el mundo tiene la sensación de que nos conoce. Tanto para querernos como para odiarnos. La mayoría de la gente nos quiere y nos quiere con mucha cercanía. Y la gente que nos odia también nos odia con cercanía: somos como unos vecinos que les caen mal.

(Risas) Pues mira, chica, te digo que tienes razón en lo del arte y el trabajo, pero está también el factor de generosidad extrema. Odiaros es red flag.

Pues es que de todo tiene que haber. (Risas)

«Me tengo que entregar a explorar y buscar mi propia identidad»

También has contado que este documental ha sido fundamental para que tú cantaras tus canciones, o sea, las canciones que fueron escritas para ti. Sí que has cantado mucho, por ejemplo, hiciste un espectáculo como Drac Pack… ¿Cómo crees que esto circulará en el futuro? ¿Está desbloqueado? ¿Te ves haciendo tus canciones?

Siempre me he sentido muy atraída por cantar, irremediablemente, como se ve en la película. Pero también me cuesta mucho. Entonces, a lo largo de mi vida he tirado de un truquito, que es no cantar como yo, sino cantar a través de un personaje, cantar para otra persona, cantar por alguna causa… Mi identidad no estaba del todo en juego. No estaban mis raíces en juego. Había cantado hace muchos años una canción de mi padre, hace como veinte años, para la banda sonora de una peli. Me lo pidió mi mamá y lo pasé súper mal. Ahí sigue esa canción colgada en la red. Lo pasé súper mal. Tuve esa experiencia y no me atrevía a volverlo a hacer. No me atrevía hasta ahora. Creo que ahora me he sanado bastante. No puedo cantar todas las canciones de mi padre. «Una espina», por ejemplo, sigo sin poder cantarla. No me inquieta no poder; bien está. Algo nuevo para mí es que sí que he conseguido hacer lo que nunca pensé que iba a hacer. De hecho, pienso que si hubiese podido componer una canción de vuelta para mi padre antes de hacer la película, no habría hecho película.
Habrías hecho la canción.

Claro, habría hecho la canción o un disco. La vida es más sabia, siempre. Está bien que exista la película. Hay que confiar en los procesos y que este proceso me haya puesto en el lugar de conseguir, con la ayuda de Silvia Pérez Cruz —que también te digo, no es cualquier cosa—, terminar de componer una canción para mi padre. Es un nivel de realización vital que no lo puedo expresar. Me siento muy realizada, más allá de que la canción guste más o guste menos. Para mí es un hito. Me ha dado una tranquilidad… Me he quedado a gusto.

Te has pasado esa pantalla, pero ¿sientes que te has pasado el juego?

He pasado la pantalla, pero he llegado a otra pantalla. Ahora es más difícil o tiene más incertidumbre. Si me quedé bloqueada de niña, ahora me toca entrar en la adolescencia. Estoy en la adolescencia musical. Entonces, creo que para mí viene una época de exploración. No tengo prisa. Me tengo que entregar a explorar y buscar mi propia identidad. Lo mismo que hizo mi padre. Esto no sé si me llevará a hacer una música mainstream que llene estadios —aunque me da igual— o a cantar blues en las jams de la Coquette.

«Me siento afortunada de haber estado preparada para vivir eso»

Me parece que el proceso que has vivido es el íntimo y ahora es el normal… Mira, tenemos una especie de Tiny Desk que se llama ExVITA, y grabamos emergentes. Es un momento súper emocionante que tengo el privilegio de presenciar. Es emociocionante.

Qué guay. Lo buscaré y lo miraré, y no descartes que quiera ir.

Te lo pasarás genial. En cuanto a eso que decías del éxito, de ser de una familia muy conocida. Yo estaba cabreada con las plataformas. Vi La casa de papel como cinco años después del éxito.

¡Ya era vintage!

¡Ya te digo! Lo guay es que ya estaba todo ahí. Me enganché mucho y me dediqué a leer entrevistas. Tus compañeras y compañeros hablaban de un éxito peligroso incluso para su salud mental.

No me extraña.

Tú eso ya lo tenías vivido, ¿no?

Yo tuve conciencia de la fortuna que tenía. Di las gracias a mi familia, que tenía tantas herramientas para gestionar lo que se vino y procesarlo. Me siento afortunada de haber estado preparada para vivir eso. Sobre todo, estaba preparada para saber qué, de todo eso, qué era lo que a mí me importaba. Tenía claro qué es lo que yo quería conseguir y qué no. Convertirme en una estrella del mundo mundial no era mi sueño.

Mis sueños han ido más hacia vivir dignamente con mi profesión, tener el privilegio de hacer cosas guays, cosas que aportaran, que gustaran y ya está. El sueño de ser una estrella mundial yo nunca lo formulé y sí que es verdad que hubo un momento en que estábamos viviendo unas cosas… todo el mundo estaba muy contento, se nos jaleaba mucho en cualquier lugar, pero luego me sentaba sola en mi casa y decía: «Pero este sueño ¿de quién es?, porque este no es mi sueño». Sentía que vivía el sueño de otra persona.

Tener consciencia de eso a mí me hizo mucho bien. Pude desidentificarme de lo que estaba pasando. Sabía que el factor suerte había sido súper determinante, no me creía mucho la situación. Sabía que esos fenómenos podían ser muy efímeros… Si me arrepiento de algo es de no haberme aprovechado más.

¿En qué sentido?

A nivel artístico. A veces me entra el espíritu de la escalera y digo: «Joder, tendría que haber llamado a aquella directora para decirle: “¿No querrás trabajar conmigo?”». Pero bueno, yo qué sé, no lo hice.

Igual esa directora decía: «Me encantaría trabajar con Alba Flores, pero será inaccesible».

Exacto. Es que eso pasa. También lo pienso, también lo pienso. Pero creo que todo lo que tiene que llegar, llega.

Pasas de La casa de papel a apoyar un proyecto súper independiente como es Te estoy amando locamente. La extrema derecha comenzó a machacarla y, si había alguien que no la conocía, la conoció.

¿Tú crees? Yo no lo sé. No sé si fue por la ultraderecha o por el boca a boca. La sensación que yo tengo es que el boca a boca funcionó súper bien. La gente la iba recomendando a otras personas, la gente repetía con su familia. Me llegaron noticias de que gente del colectivo fue a verla y luego repitieron con sus padres. Los padres la recomendaron a los amigos y gente que al revés: gente del colectivo a la que sus padres les habían llevado a ver la película. Fue un fenómeno bonito. Por eso no creo que fuera tanto por el «hate» como a pesar del «hate». Creo que fue importante que saliera esa peli, que había necesidad de un mensaje así en una peli.

Pues puede ser. Yo estoy asustada con las estadísticas que salen sobre la juventud masculina y la extrema derecha, pero al mismo tiempo tengo la sensación de que todo lo que me rodea está súper lejos de eso.

Si quieres que te dé una opinión sobre el panorama en general, sí que creo que hay una crisis fuerte de valores, de discursos, de inteligencia, diría.

¿Pero es real o es un fenómeno de TikTok? Igual no son tantos pero lo parece.

Yo creo que es real. No tanto por el auge de las derechas. Es más porque hay una crisis de ideas en las izquierdas y una crisis de ideas y de esperanza en la gente que viene, en la juventud. Hay una sensación de no futuro muy fuerte. Es muy difícil construir nada desde ahí y mirar más allá de la supervivencia.

Yo lo que pienso es que, como persona que se dedica a la cultura, hay dos cosas importantes que se pueden hacer. Una es la de entretener y divertir para hacer más llevaderos los pesares. Pero si hay un exceso de eso, la cultura se convierte en un narcótico. Por otro lado, sí que hay una tarea de mover, de inspirar. La cultura puede dispararte a realizar cosas, puede moverte a cambiar cosas. Hay menos cultura que haga eso, pero también es un bien útil.

Mira, ExPERPENTO es parte de ExGAUDIA, una asociación cultural que promueve la industria cultural a través de las y los artistas. Son la mejor herramienta para luchar contra discursos tóxicos. Creo que es de lo que estás hablando. La cultura nos traduce la realidad y creo que Flores para Antonio tiene desde lo íntimo, mucho de eso.

Pues muchas gracias. Si te digo la verdad, la película surge desde una pura necesidad personal. No estoy diciendo nada que no sea obvio. Me daba un poco de pudor poner todos mis esfuerzos y mi tiempo en hacer una película que partía de una necesidad súper personal y que es autorreferencial. Es verdad que con Isaki y con Elena pusimos todo el empeño en ver cómo abrir eso, hacerlo más universal, que cualquier persona pudiese encontrar algo en esta película que le pudiese servir de algo, más allá del homenaje. No sabíamos si lo íbamos a conseguir, no era fácil, era un buen reto. Ahora estoy súper contenta porque el feedback de la gente me sorprende para bien. La gente conecta con diferentes temas de su vida: cada uno con su cosa. Me parece que la película conecta con las emociones individuales, con experiencias personales, y me parece que eso es muy bueno. Esto me pone contenta.

Eso así. He pasado toda la entrevista sujetándome para no contarte yo a ti mi vida. Nos estás haciendo de terapeuta.

(Risas) ¡Eso me pasa mucho también! Y sí que hay algo de eso y pienso que está bien. La película me está dando tanto que ahora toca devolverlo.

 

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