Texto: R.M. de la Sierra
Fotografías de ExPERPENTOmag
Exposición: «BANKSY. The Street is a Canvas»
Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Hasta el 09/05/21
Más información: https://www.circulobellasartes.com/exposiciones/banksy-the-street-is-a-canvas/
“El medio es el mensaje”, decía Marshall McLuhan. El eslogan me viene a la cabeza tras acudir a la presentación ante los medios de la exposición de Banksy que hasta mayo puede verse en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Acudo con mi amigo Oscar M. Prieto, que me acompaña en calidad de experto y porque no nos hemos visto desde hace más de cinco años, cuando presentó su novela Berlín Vintage. En ella plasmaba su obsesión vital por Caravaggio. Antes de esto, había tenido otra obsesión. Por Banksy, y así lo demostraba en su libro Love is a game. y de ahí lo de pedirle que me acompañara. Aunque conviene aclarar que él sostiene que no es experto en nada.
Llego tarde, para no variar. Ha hablado Valerio Rocco, director del Círculo. Lo hace correctamente, según Oscar. Ha justificado los motivos por los que una institución como la que representa, ha tenido a bien dedicar dos de sus maravillosas salas a una muestra no autorizada de uno de los artistas más importantes de finales del XX y principios del XXI.
Comienza a hablar Rafa Giménez, socio director de Sold Out, la polémica empresa que ha reunido la obra de Banksy expuesta en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y de primeras nos hace mención a las otras muestras-espectáculo que tiene en circulación. “Es un mercader”, me susurra Oscar. De la fagocitación de Banksy por parte del mercado del arte iba su novela Love is a game. Resulta divertido vivir lo leído hace casi una década. Rafa Giménez termina su intervención pidiéndonos que descarguemos una app. Oscar me dice que subió al escenario colocándose el micro, en una actitud de “esto me lo quitó de encima en dos minutos”. Y me imagino a Banksy muerto de la risa con la performance de la que es protagonista sin asomar la nariz.
Comienza la ronda de preguntas y la primera va dirigida a Rafa Giménez. ¿Estas obras están en venta como en la muestra de Banksy que acogió IFEMA? “Eso fue un bulo”, dice tenso el representante de Sold Out, e intenta cambiar el foco con la respuesta, “no fue un bulo, apareció en la nota de prensa”, responde la periodista. “Pues fue una errata de la nota de prensa”. “¿Están en venta estas obras?”, repregunta la periodista. Rafa Giménez se sumerge en un monólogo. Nos explica que son obras de coleccionistas privados y que él no sabe si esos coleccionistas privados pondrán algún día a la venta las obras de su colección. O sea, sí. La sensación es que de alguna manera, las paredes del Círculo pueden haberse convertido en un expositor de pósteres de la FNAC. Muy caros. Y revalorizados por el recipiente. «El medio es el mensaje».
Otra periodista se dirige a Valerio Rocco y le pregunta si el Círculo es el sitio apropiado para exhibir una muestra mainstream, de las de «tazas y camisetas”. Valerio Rocco responde que es una muestra que atraerá un público distinto al habitual, además de que generará debates interesantes, como el que se está produciendo en esa rueda de prensa. Tiene que sostener por qué la institución está orgullosa de exponer a Banksy. Su discurso es impecable y opuesto, en tono y premisas, al de su compañero de escenario.
Un periodista pregunta sobre a qué se refiere Rafa Giménez cuando dice que las obras son únicas. Efectivamente, quien acuda a la muestra, encontrará paredes llenas de carteles. Aunque «aún faltan obras por culpa de la pandemia», nos explica. Faltan las más importantes. No me entero de lo que responde Rafa Giménez, que repite una y otra vez no sé qué de la ironía y el humor transversal en la obra de Banksy. En algún momento cita a alguien que dijo que hay tres genios en la Historia del arte, Rembrandt, Van Gogh y Banksy. A mi lado, Oscar masculla algo y se revuelve en la silla.
Aún no hemos llegado a la cumbre de la performance. Una mujer que se presenta como experta en Banksy, explica por qué está indignada. Dice, y cito de memoria, que esas obras han sido “robadas” de la calle al artista, que sí que existen maneras de pedir la autorización de Banksy y de cumplir con los deberes de propiedad intelectual. Entiendo que se queja de que el Círculo de Bellas Artes, como medio, se ha convertido en el mensaje. Es decir, es el CBA el que da prestigio a la muestra y no la muestra la que da prestigio a la institución. Rafa Giménez, enfurruñado, se niega a hablar tras esta intervención y Valerio Rocco asegura que ese es el debate que se pretende lanzar desde el Círculo a la sociedad. El partido de tenis ha terminado. No hay aplausos y sí prisas por marcharse de allí.
La exposición
Es cierto que se trata de una exposición mainstream, como lo son todas las dedicadas a Dalí o Klimt, por ejemplo. Muchos no nos planteamos acudir al hotel de Banksy en Palestina. Así que desde esta humilde revista, consideramos muy interesante que instituciones como el Círculo de Bellas Artes dediquen una exposición a uno de los artistas más influyentes de nuestro tiempo. Del mismo modo que es interesante que editoriales prestigiosas lancen magníficas obras monográficas dedicadas Banksy, con fotografías del trabajo por las que presumiblemente, sólo han pagado al fotógrafo.
El artista merece el foco. Hace arte en la calle, desconocemos sus motivos, pero hace sus obras para que cualquiera las pueda ver, ya sea en la calle o en el ordenador. Y quizás. si su prioridad fuera ganar dinero con los derechos de autor, conoceríamos su cara. Que los mercaderes del arte se aprovechen de la circunstancia del anonimato, hace aún más evidente parte de su discurso. Recordemos que en su día, es muy probable que se confabulara con Madonna –el máximo icono pop de nuestro tiempo– para hacer grande a un tal Thierry Guetta, y rodar Exit through the gift shop, un documental con tanta retranca que a algunos nos hizo pensar que Banksy en realidad era de Vigo y no de Bristol. Recordemos, también, que muchas de sus obras son un pastiche premeditado del trabajo de otros artistas como Andy Warhol. En fin.
No nos parece tan correcto que el precio de la entrada sea de quince euros. Y no porque sea una exposición no autorizada y el autor no vaya a ver ni un euro de todo eso. El Círculo a través de esta muestra ganará dinero en un maltrecho momento para la cultura, que utilizará para hacer cosas buenas, seguro. Pero la exposición no merece los quince euros de la entrada. Es, en casi todo su recorrido, una sucesión de copias de fotos de la obra. Copias numeradas, eso sí. Algunas están impresas sobre soportes que no son el papel. Únicas, como decía el representante de Sold Out, carísimas… pero muy, muy parecidas a los pósteres que podéis ver en cualquier tienda de souvenirs. Como subraya Óscar mientras paseamos por pasillos, cuando vas a ver los cuadros de cualquier pintor, ves la textura, la pincelada y la técnica. Aquí no se diferencia demasiado de ver la expo por internet.
Así que quizás, como decía Valerio Rocco, lo relevante no es la exposición de Banksy, sino la intrahistoria de la muestra, el debate paralelo, el morbo de esperar que el artista se posicione en redes… y que haya gente que exprese su indignación, otra que motivada por lo visto, descubra el profundo mensaje de las intervenciones del artista, y otra a la que todo esto solo le parezca muy LOL.