Entrevista de Reyes Muñoz
Fotografías (incluida portada de la edición impresa) de Javier Soto Azpitarte (c)
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“El disco puede reflejar algunos momentos de desencanto, cierta incertidumbre hacia el futuro, desconfianza en las soluciones que se supone que nos iban a sacar de la niebla. Eso puede estar reflejado, pero en realidad Nocturnal es un disco de amor”
Eva Amaral
En 2005 intentamos entrevistar a Amaral. Nos dieron fecha, pero Eva se quedó afónica y nos cancelaron la entrevista. Presentaban Pájaros en la cabeza. Para Gato negro, Dragón rojo, que salió a finales de mayo 2008, llegamos tarde y sin un número de la revista hasta octubre. Por fin conseguimos realizar la entrevista soñada en octubre de 2011. El grupo presentaba Hacia lo salvaje. Ahora repetimos experiencia gracias a este Nocturnal. No nos importa si evolucionan, se revolucionan o repiten fórmula. Son Amaral y nos gustan.
Antes de nada, preguntaros que tal lleváis la promoción. He visto tantas entrevistas que cuesta ser original con las preguntas… así que para vosotros tiene que ser un rollo.
Eva: Llevamos la promoción muy bien. Te hace recapacitar. Intentas racionalizar lo que has hecho. Realmente mientras haces el disco no piensas en ello hasta que no has terminado. En la promoción tienes que pensar y contar por qué lo has hecho, qué sentido tiene cada una de las canciones. Es divertido, y de alguna manera es como si te psicoanalizaras.
En una entrevista en El País decíais que estos cuatro o cinco años se os habían pasado volando. La verdad es que aquí os hicimos la portada y a nosotros también. El CD sigue en el coche, fresco. ¿Cómo se hacen canciones imperecederas?
Juan: Pues no lo sé. Yo nunca me lo había planteado. Es muy bonito lo que dices. Más que darte una respuesta, que seguramente no tenemos, porque no sabemos si existe esa fórmula, quiero agradecer tus palabras.
El tema de la evolución, la revolución, lo nuevo, lo viejo… se escribe mucho en torno a vuestros discos. Quizás lo único que quiere vuestro seguidor es que el disco suene a Amaral… ¿Sois conscientes vosotros de una evolución? ¿Evolucionáis aposta?
Eva: Evolucionamos de una manera muy natural. Nuestra experimentación con los sonidos en el estudio, con las guitarras de Juan y sus texturas, con la base rítmica… los ritmos en este disco son nuevos. Hemos utilizado cosas que nunca antes habíamos usado… Todo lo que vamos haciendo en el estudio está al servicio de las nuevas canciones. Nos dedicamos a hacer canciones. Es lo que nos gusta hacer. Y siempre hay una evolución de la que no hay conciencia, que es natural.
¿Os sorprende que se hagan reflexiones tan sesudas?
Eva: Supongo que siempre hay un debate que ahora se alimenta con las redes sociales. Todo el mundo está en contacto y todos contrastan sus opiniones con los demás. Esto es positivo. También creo que nosotros estamos en nuestro mundo, tanto cuando estamos dentro del estudio como cuando salimos de él.
Las redes. Una opinión con muchos retuits puede llegar a tumbar un disco, o una exposición, o una obra de teatro… y sin embargo, no suele funcionar en positivo…
Eva: Yo creo que sí que funciona también para construir… ¿no?
Juan: Yo soy optimista. Siempre pensamos en positivo sobre las posibilidades de comunicación de las redes sociales. De hecho, nosotros nos sentimos muy apoyados, y también nos sentimos agradecidos. Siempre hay mensajes de apoyo cuando lanzamos un disco o cuando hacemos un concierto.
Sobre «La ratonera«: había mensajes de apoyo, pero fue un clip muy polémico.
Juan: Cuando salió esa canción, nosotros en realidad nos sentimos muy apoyados. Mucha gente se sintió reflejada. Esto es algo que nos ha pasado con muchas otras canciones, y siempre nos lo tomamos en positivo.
«La ratonera» no está en Nocturnal…
Eva: Cuando estábamos eligiendo las canciones que iban a ir en el disco, que teníamos más de treinta, pensamos en que la gente ya había escuchado «La ratonera». Nosotros lo que intentamos en cada disco es mostrar el máximo de canciones posibles. Sacar una de las nuevas por «La ratonera» nos daba pena.
Igual ahora es precisa una cara B de Nocturnal…
Eva: Es que ahora mismo, el concepto de disco es algo muy abierto. Puede haber canciones que se hacen antes, canciones que se añaden después de salir el cuerpo principal del trabajo…
Ellos dicen que no son conscientes de su influencia en la música en castellano. Quizás porque desde que presentaron su primer disco en 1998, su especial manera de hacer las cosas lo ha envuelto todo. Fue una bocanada de calidad. Hacía falta. Pensad en la locura musical de finales de los noventa.
Los que peinamos canas sabemos que les costó. Nos recordaba nuestro amigo Gus que en Valladolid –plaza complicada como pocas– alguien se atrevió a pitarles en un concierto. Desde Estrella de mar la cosa cambió. Muchos sentimos que había nacido un grupo mítico, que más que evolucionar crecía, y cuyos temas adquirían en cada escucha matices nuevos y profundos. Quizás Nocturnal no sea su disco más directo, pero sí el que mejor suena. Resulta que ya están en un punto en el que pueden hacer lo que les da la gana. Se lo han ganado.
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¿Este Nocturnal es el disco que hubiera salido en diciembre del año pasado?
Juan: No, no es el mismo. Y si nos esperamos cinco meses más, hubiera salido otro disco distinto.
Eva: Sobre todo porque pasamos por una gira y presentamos las nuevas canciones que estaban más o menos terminadas. Esto alimentó algunas canciones. También surgieron otras nuevas… Al término de la gira, que coincidió con la salida de «La ratonera», había mucho material, había más ideas, más gérmenes… las canciones que teníamos habían cambiado.
En la primera escucha de Nocturnal encontraba un sentido muy social, y en la siguiente he pensado que era un disco de amor, una historia particular. ¿En qué clave lo habéis hecho? ¿La íntima o la social?
Juan: Nosotros pensamos en lo que podría pasarles a personas concretas, que son las protagonistas de las canciones, que comparten estados de ánimo, sentimientos íntimos. Lo que pasa es que las vidas de esas personas discurren en un entorno. Están en 2015, en el aquí y en el ahora. Lo importante es la cotidianeidad de las personas, una cotidianeidad en la que se refleja el entorno.
El tono reivindicativo ahí está, pero hay en algunas canciones un mensaje muy, muy triste. Como de rendición o de frustración…
Eva: El disco puede reflejar algunos momentos de desencanto, cierta incertidumbre hacia el futuro, desconfianza en las soluciones que se supone que nos iban a sacar de la niebla. Eso puede estar reflejado, pero en realidad Nocturnal es un disco de amor. Del amor como una solución a todas esas incertidumbres, del amor como la única tabla de salvación. No es necesariamente el amor de pareja, es el amor, en general, el amor y el respeto. Ya no esperamos que el cambio venga desde fuera, sino de cambiar lo que tenemos más cerca.
En vuestros discos siempre espero a que salga el río… Y siempre sale, en este también…
Juan: Hemos crecido al lado del río más caudaloso de España…
Eva: Estamos muy unidos al río. En mi caso, el río forma parte de mi vida, de mi infancia. Todos los fines de semana íbamos a acompañar a mi padre a pescar. Era una de las cosas que más amaba. Las tardes de los domingos las pasaba con mi familia en el río, con mis primos, éramos todos pequeños. Para mí el río es una imagen de mi infancia y un símbolo de las cosas que lleva. Algunas se han ido, otras están ahí para siempre. Supongo que sí. Que el río siempre sale.
Hay como dos inicios del disco, el single «Llévame muy lejos» y «Obertura» que es como una intro de «Unas veces se gana y otras se pierde» que va como aparte. Me lo pasaron por internet, que por cierto, me ha sorprendido lo bien que suena ahí, y pensé que me había confundido. ¿A qué responde esta propuesta?
Eva: El single nos parecía una canción buena para que fuera la primera que escuchara la gente que abre el disco y lo pone. Tiene mucha energía. Y casi desde su origen la sentimos como la carta de presentación del disco. A partir de ahí incluimos «Obertura» y era una manera de meter a la gente en el túnel, una especie de boca de embudo. Nos gustó la idea.
«Siempre hemos sido muy activos. Somos como los tiburones, que no paran de moverse».
Juan Aguirre
Hace cuatro años os preguntamos por Abbey Road, y dijisteis que no era una cuestión de fetichismo, sino de lo que queríais conseguir. Este lo habéis grabado en vuestro estudio… ¿Porqué Hacia lo salvaje sí se graba en Nueva York, y este no?
Juan: Hacia lo salvaje también se hizo en nuestro estudio. Lo que sí que hicimos fue mezclarlo en Electric Lady, que es un estudio de Nueva York. Este lo hemos mezclado aquí en Madrid, con un amigo. Para la masterización sí que nos hemos ido fuera. Los procesos técnicos suelen responder a una idea sonora que tenemos. Lo de menos son los nombres de los estudios. Lo importante es la búsqueda de la persona que sepa trasladar lo que tenemos en la cabeza.
Como os autoproducís, yo me había ido a una cuestión de pelas… en plan, si se puede hacer aquí y no os hace especial ilusión ir a estudios míticos…
Juan: El primer disco también se grabó en España. Pero bueno, creo que este, de todos los que hemos hecho es el que mejor suena.
Eva: Cuando hemos salido fuera de España ha sido porque la persona con la que queríamos trabajar estaba fuera. No hemos buscado una localización. Y a veces la persona ha venido a España… En nuestro estudio hemos grabado muchísimas cosas. Gato negro, Dragón rojo, si no recuerdo mal, está grabado íntegramente en nuestro estudio. Todo menos las baterías, que aún no teníamos muy claro si las baterías iban a sonar bien en el estudio. Era nuestro ideal, tener nuestro espacio en el que poder experimentar y estar horas y horas haciendo lo que nos apetecía. Luego sí que hay procesos que hay que sacar fuera. Por ejemplo, antes decías que sonaba muy bien en internet, y es por la masterización. Queríamos que sonara bien en cualquier soporte, no solo en un equipo de música.
Una amiga me decía que os había visto pinchar, me hablaba de temas. Pensé que alguna canción como «La ciudad maldita» podía tener que ver con eso que pincháis. ¿Influye esa vida musical paralela en los discos?
Eva: Es la música que nos gusta, evidentemente está ahí.
Juan: Imagino que todo eso que nos gusta se filtra al servicio de nuestras ideas.
Eva: «La ciudad maldita» sí que tiene un carácter de canción clásica de los años 60. Esa época nos encanta.
Yo pensé en Tarantino…
Eva: Sí, claro, las bandas sonoras de Tarantino se componen de muchas canciones de aquella época… e incluso de épocas anteriores.
«Noche de cuchillos» para mí es una canción sorprendente. Piensas que va a ir por un lado y justo va por el contrario. ¿Por qué está la última?
Juan: No lo sé. No hay una razón. «Noche de cuchillos» es una canción que empezamos a escribir para un corto de Darío Adanti que se llamaba Otro corto con niños. No la habíamos terminado. Y coincidió que la retomamos, la acabamos y la metimos en este disco. Estamos muy contentos de cómo ha quedado.
Siento que «500 vidas» está hermanada sonoramente con «Revolución»… de la letra no digo nada…
Eva: No lo sé. Al final las canciones son de quien las escucha y si tú lo has sentido es que algo de eso habrá. Yo no me lo había planteado. Pero «500 vidas» habla de un momento tan feliz que te gustaría guardarlo en una botella para abrirla cuando es necesario, cuando las cosas van mal. Habla de eso, de estar en un momento tan feliz y tan pletórico que te gustaría tener quinientas vidas más.
En España ha ocurrido una cosa con Vetusta Morla y con Amaral. Pones un disco cualquiera, y piensas «esto suena a…» o «esto intenta sonar como…». ¿Sois conscientes de vuestra influencia?
Eva: No, no la noto. Es que no sé en qué consiste exactamente nuestro sonido. No reconozco la influencia de Amaral… A lo mejor sí que reconozco la influencia de las guitarras de Juan en otros grupos… En realidad cuando veo imitaciones cómicas, me quedo fascinada porque es como si te vieras desde fuera y son cosas que, aún llevadas al ridículo, no sabes que haces. Es que yo no sé qué es lo característico de Amaral.
Juan: Yo es que creo que nosotros no somos muy de mirar el entorno. No nos fijamos en el pasado, casi ni en el presente. Tenemos un disco y ya estamos pensando en lo que sigue, en cómo vamos a llevar las canciones al directo, incluso estamos pensando en canciones del nuevo disco… No nos planteamos nunca estas cosas.
En un concierto pensé que si tuviera que hacer lo que hacéis vosotros un día, me hospitalizan, y si lo tuviera que hacer dos días seguidos, me moriría… ¿Os planteáis bajar el ritmo?
Juan: La gira más larga que hemos hecho ha sido la de Hacia lo salvaje. Hemos tocado dos años en España, y por primera vez nos fuimos de gira a Europa. En Alemania, por ejemplo, hicimos quince conciertos en dieciocho días. Luego estuvimos en América dos meses… Ahora tenemos el reto de organizarnos mejor en España, para poder salir otra vez a Europa y a América, y también para no tardar tanto tiempo en grabar temas nuevos que ya tenemos. Siempre hemos sido muy activos. Somos como los tiburones, que no paran de moverse.