Texto de Raquel Álvarez Fernández
Chema Madoz es un destacado fotógrafo madrileño. Pero él no se dedica a retratar a personas o puestas de sol. Él es un poeta. Un poeta que juega con la mente del espectador contemporáneo, configurada para atender casi exclusivamente a los estímulos visuales que le llegan. En sus trabajos combina objetos cotidianos con unos significados ya arraigados, y de esa combinación nace una nueva realidad cargada de nuevos significados. Madoz desordena para crear un nuevo orden, una nueva lógica que aparentemente no tiene ningún sentido, y que altera la percepción de la realidad a la que se está acostumbrado. Con esto, realiza unas obras en las que la ambigüedad de significados logra sorprender a cada persona que se atreva a entrar en ese mundo. Por ello, no pone título a ninguna de sus imágenes, ya que no se necesita un mensaje textual para “leer” ese texto audiovisual cargado de significados implícitos.
Madoz maneja la crítica social e ironía visual a la perfección, creando fotografías en un inconfundible tono sepia mezclado con el blanco y negro. Sus negativos no son retocados; así que todo lo que se ve es lo que vio el autor al realizar la captura con su cámara. Sus obras respiran la filosofía de que no todo es lo que parece, provocando un torbellino de metáforas que evocan constantemente las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, los haikus orientales y la descontextualización presente en el movimiento dadaísta.
En una primera visualización, se podría decir que Chema hace fotografías minimalistas y de bastante simplicidad. Pero si se intenta contemplarlas durante unos instantes, se puede llegar a conclusiones que en la primera vista parecían insospechadas.
Sobre las imágenes:
1.- Una jaula formada por alambre de espino, evocando nuevamente el sentimiento de falta de libertad. Si se intentase escapar de ella, el ser quedaría herido. Aún así, en esta jaula no se percibe ningún tipo de puerta que dé acceso a ella, como si el propio hombre o animal construyese esa estructura alrededor de sí mismo para evitar el contacto con sus semejantes. Esa libertad que se rechaza para vivir en un mundo en el que los individuos viven juntos, pero no unidos
2.- Una ventana por la cual es imposible salir al exterior, o entrar en la estancia; negándole al individuo una de sus máximas vitales: la libertad.
3.- Un reloj de pared sobre un ataúd, recordando que la vida es breve, y que se debe aprovechar cada uno de los segundos que se tengan disponibles. Porque, tarde o temprano, siempre llegará esa hora en la que no se pueda volver atrás.
4.- Un regalo que se deshace lentamente, otorgando una visión efímera del mundo consumista actual, en el que se demuestran los sentimientos hacia los demás mediante bienes materiales. Esos bienes y sentimientos con fecha de caducidad.
Afortunadamente, todo análisis que se haga de su obra quedará incompleto, ya que las circunstancias de cada individuo podrán alterar la visión que se tenga de cada una de sus fotografías. Así que contemplad librándoos de todo prejuicio visual, reflexionad y sacad vuestras propias conclusiones.
Más información sobre http://www.chemamadoz.com/