Entrevista de José Miguel Campos
Tras curtirse en el prime-time y arrasar en los festivales de medio mundo, el guionista Daniel Sánchez Arévalo toma los mandos y se embarca en su primer largometraje como director. AzulOscuroCasiNegro mezcla a partes iguales la comedia y el drama para reflexionar sobre el destino, el éxito y el amor. Si te gustan las películas con más de una lectura, tienes una cita en el cine el próximo 31 de marzo.
¿Cómo presentarías esta película a nuestros lectores?
AzulOscuroCasiNegro habla sobre gente que lucha contra su destino. Todos tenemos unas expectativas acerca de la vida: el trabajo ideal, la chica de nuestros sueños… Quería reflexionar sobre esto a través de varias historias que confluyen en el personaje de Jorge, un chico que acaba de terminar la carrera y debe cuidar de su padre
Éste es tu primer largometraje, pero ya llevas a tus espaldas una notable trayectoria en el terreno del cortometraje… ¿Sigue siendo la mejor escuela?
Sí, pero también destacaría la experiencia que puedes adquirir en un medio como la televisión. Allí aprendes a convivir con todo tipo de limitaciones y, cuando por fin tienes libertad para contar tu propia historia, lo haces con mucha más seguridad. Lo mejor de los cortometrajes es que te dan la posibilidad de experimentar hasta que encuentras tu estilo.
También estuviste en Estados Unidos. ¿Cómo valorarías tu experiencia allí?
Yo llevaba ocho años escribiendo para televisión, pero sentía que me faltaba una formación como guionista. Me dieron una beca Fullbright, y me fui a estudiar a la Universidad de Columbia. Fue una gran experiencia a nivel personal. En las escuelas de cine encuentras a gente con tus mismas inquietudes, pero a eso tienes que sumarle las ganas de hacer cosas.
AzulOscuroCasiNegro habla de personas que deben elegir entre lo que quieren y lo que necesitan. Sin duda, se trata de una historia compleja. ¿Qué te movió a contarla?
En realidad, las historias surgen de una forma muy natural. Partes de una idea, y la vas madurando poco a poco. Cuando yo empecé a escribir esta película, tenía en la cabeza la imagen de un chico mirando un traje colgado en un escaparate. El guión lo terminé en tres meses, pero llevaba dándole vueltas a aquello casi diez años. No se trata de levantarse un día con una idea genial… Las historias comienzan a escribirse solas mucho antes de que tú te des cuenta.
Debe de ser muy importante disponer desde el principio del apoyo de un productor. ¿Cómo surgió esta colaboración con José Antonio Félez?
Creo que, en ese sentido, soy un privilegiado. José Antonio conocía mi trabajo, y conectamos desde el primer momento. Al principio no teníamos una idea concreta para la película y estuvimos barajando varias opciones… Lo único que teníamos claro era que queríamos trabajar juntos.
Dicen que el cine es el arte de la renuncia… ¿A qué has tenido que renunciar tú para dar a luz esta película?
¡A muchísimas cosas! El director de fotografía, Juan Carlos Gómez, me advirtió muchas veces sobre esto. En un rodaje no estás solo, y tienes que adaptar gran parte de tus ideas a las posibilidades con las que cuentas. Creo que gran parte del trabajo del director consiste en salvar esas dificultades e intentar que no repercutan en el resultado final.
¿Tienes ya algún nuevo proyecto en mente?
Ahora estoy escribiendo un guión para el cortometrajista Óscar Santos. Existe la falsa creencia de que uno sólo es autor cuando dirige su propia historia, y eso no es cierto. Este verano empezaré a trabajar en mi segundo proyecto como director, pero tengo claro que no quiero dejar mi oficio de guionista.
Escuelas, festivales, nuevos formatos… ¿Qué consejo le darías a alguien que empieza?
Las posibilidades de hacer cine se han ampliado mucho en los últimos tiempos. Ahora, puedes hacer una película con una cámara de vídeo y un ordenador. Eso es fantástico, no hay que desaprovecharlo. Pero no puedes olvidarte de qué estás haciendo: el cine es un oficio, y hay que acercarse a él con respeto. Esto es lo más importante de todo.