Texto de Fernando de Torres Valentí
Creo que Mr. E, Mr. Everett o la cabeza detrás de Eels, en algún momento de su vida se tragó un abuelo. No por soso –que habrá quien sí que lo diga–, ni por haber publicado un libro titulado Cosas que los nietos deben saber –aunque este dato nos sirva de pista–, sino porque trasluce una especie de clarividencia a la hora de componer su música, una capacidad de tomar decisiones, una especie de calma y confianza, en resumen, algún tipo de sabiduría milenaria, que solo se adquiere con la experiencia de los años.
Está claro que Eels no lleva en esto de la música precisamente poco, pero aun así nos sorprende. Wonderful, glorious es un álbum bien madurado, realizado de una forma que insinúa dedicación. Su estilo de rock crudo no implica que sea sencillo, por supuesto.
Desde que le das al play, los trece temas se van desgranando con calma, sin prisa. Son como una combustión lenta parecida a la de los puros.
Eels siempre busca el contraste y nos arrastra por una serie de altibajos rítmicos que nos lleva de la calma chicha a todo lo contrario.
Intenta llegar con su voz. Hay que destacar que constantemente ha sabido transmitir positivismo, incluso en discos anteriores, realizados en épocas no tan felices de su vida. «Siempre positifvo», que diría Van Gaal. Y este Wonderful, glorious es sin duda, el que más bienestar produce.
Eels sigue creciendo con el tiempo, en lugar de mermar en su propuesta. Y este nuevo episodio, lleno de garra y calidad, así lo demuestra.
Más información: http://www.eelstheband.com
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