Sebastián Silva, Director de “La Nana”,un cuento de hadas con final pseudo feliz


Pocas veces se tiene la sensación al salir del cine de que se ha visto una película absolutamente perfecta, redonda, sin fallos, tanto en la estructura de su argumento como en la manera de rodarla, en las interpretaciones… Pues bien, finalmente hemos experimentado esa sensación con La Nana, una película del realizador chileno Sebastián Silva, un auténtico genio de tan solo 31 años que dará más de una sorpresa. La primera, un éxito rotundo en Sundance. Hablamos con él…

El plano con el que nos presentas a Raquel es más que descriptivo… probablemente de la manera más directa ¿No crees que de esta forma pones ya en contra al público, al menos al principio?

Sí, absolutamente. Lo que se intenta es presentar a Raquel como un ogro, para que después el público vea que en realidad no es más que una víctima, una manera de guiarlo en esa lógica. Aunque se muestra de una forma muy clara cómo es Raquel, ella en realidad habla muy poco, por lo que el público la conoce de una manera muy superficial. Está muy expuesta, pero el espectador no tiene la oportunidad de escucharla.

Has querido mostrar también la doble moral que existe en las relaciones de una asistenta que lleva toda la vida al servicio de una familia, pero que no deja de ser eso… una asistenta

Ese es el conflicto principal de ella, lo que le ha llevado a tener esa vida. Esa ambigüedad es la que forja su carácter. Esa es la única gente con la que se relaciona, pero no pertenece a ellos de la forma en la que ella cree merecerlo. Algo que le pasa a la mayoría de la gente que tiene este empleo.

La Nana es un auténtico thriller psicológico, no sabes muy bien si querer u odiar a Raquel. ¿De dónde nace la idea de crear un personaje tan complejo?

La idea nace de mi propia biografía. Yo me crié con una nana y no tenía demasiado claro cuál era mi relación con ella. Al principio sentía como una especie de rebeldía porque la veía como una figura de autoridad, después un sentimiento de culpa porque era una de las personas que la tenía prisionera en esa casa. Nunca hubo una relación con ella que fuese sana, nunca la llegué a comprender.

Conoces perfectamente el escenario en el que se desarrolla la película…

Desde luego, es la casa en la que vive mi familia y el lugar donde yo crecí, todo era muy familiar para mí…

Dices que tuviste una nana, que la película está rodada en tu casa… sin embargo, hemos leído que no está basada en hechos reales.

¿Dónde? En realidad está inspirada en hechos reales porque hay mucha ficción. Cuando uno hace una película para que se sienta como algo realista es necesario ficcionarlo mucho. Incluso hay necesidad de caricaturizar ciertas cosas para que se entiendan mejor en un marco de una película de hora y media. En ese aspecto claro que está ficcionado, de otra manera hubiera hecho un documental.

Las interpretaciones de los actores son para quitarse el sombrero ¿Tuviste claro el reparto?

Sí, desde el principio tuve claro que Catalina Saavedra sería la nana, ya había trabajado con ella en mi primera película y estaba encantado. En el caso de Lucy antes de terminar el guión ya sabíamos también que Mariana Loyola interpretaría el papel.

Galardones en Sundance, Cartagena, Guadalajara, Lima, Miami y Huelva, además de candidata a mejor película extranjera en los Globos de Oro y los Independent Spirit… Y sin embargo fuera de las nominaciones a mejor película extranjera. La venganza ha sido más que notable…

Sí, en realidad fue algo político. El comité que se encargaba de seleccionar las películas para los Oscar, en su ignorancia, pensó que una película de tema político tendría más posibilidades de llegar. Un error que sucede en Sudamérica e incluso en Europa. Piensan que a los Oscar les va a interesar algo relacionado con la política de un país, cuando en realidad lo que buscan es una historia bien contada y bien realizada.

A la película no se le puede poner ningún «pero». Como creador, ¿le has encontrado alguno? ¿Hubieras cambiado algo?

Siento que la película ha sido muy bien realizada. Está implicado un equipo tan grande de gente que la responsabilidad no es sólo del director. Hay directores muy buenos que han hecho películas muy malas a pesar de que se haya puesto la mejor intención, dinero para la producción, un gran talento para la dirección… Hay veces que las películas fallan, sin embargo La Nana ha resultado buena, estoy muy satisfecho, tiene pocos errores, es una película que me gusta bastante, la verdad.

Tan joven y con tantos éxitos… ¿no supone una gran responsabilidad a la hora de afrontar otros proyectos?

Por suerte había escrito muchas cosas que tenía ganas de hacer antes del éxito de La Nana. Ninguno de mis proyectos actuales ha sido excluido por el éxito o la presión de esta película. Acabo de terminar un largometraje que se llama Gatos Viejos, y me fascina como quedó. A la gente a la que se lo he mostrado también le ha gustado mucho y a algunos incluso más que La Nana. Es una película más pequeña que La Nana en cuestión de conflictos, es un poco más miserable, el reparto es parecido: Catalina Saavedra y Claudia Celedón, que en esta ocasión actúan como una pareja de lesbianas.

También estoy preparando una comedia para la CBO en Estados Unidos y un largometraje que comenzaremos a rodar en agosto y que se llamará Second Child con un guión que tenía escrito antes que el de La Nana. Por eso digo que el éxito de La Nana no me ha influido, ahora con nuevos proyectos, La Nana ya pasó a un segundo plano para mí, a pesar de tenerle, por supuesto, un gran cariño.

Ahora que cosechas éxitos como realizador, ¿has dejado de lado la ilustración, la música…?

La música es la que más ha sufrido, también porque el productor con el que trabajaba está teniendo una carrera como solista de bastante éxito, por lo que no hay tiempo para trabajar juntos. La faceta pictórica sigue avanzando, tengo un taller grande donde dibujo y pinto mucho. Estoy planeando una exposición para el próximo año probablemente. Como realizador tengo épocas en las que no tengo demasiado tiempo y largos periodos de espera, por eso siento que la pintura y el cine son un buen complemento, no se reducen el uno al otro, más bien se potencian. La música es la que más ha sufrido, pero ahora la tengo como hobbie y aunque tengo intención de sacar un segundo disco, no tengo prisa, hago colaboraciones con otros músicos…

¿Qué está pasando con el cine Iberoamericano? Hay una explosión salvaje…

Esa explosión tiene mucho que ver con la gran cantidad de películas que se están haciendo gracias a los formatos digitales. Un poco el efecto de producción barata democratizó el cine, esa posibilidad ha hecho que aparezcan millones de voces, algunas llegan más lejos, otras se quedan donde están, pero los talentos ahora pueden acceder a este formato que hasta hace no mucho era algo más elitista y ahora es mucho más asequible.

¿La Nana es un cuento de hadas con final pseudo feliz?

Sí, estoy de acuerdo. Es muy interesante lo que dices, cuando hablaba con mi coguionista, Pedro Peirano, siempre decíamos que la película seguía una estructura de cuento de hadas porque llegan a la vida de Raquel tres mujeres: la peruana, que es totalmente sumisa, su modo de acercarse a ella, siente la crueldad de Raquel, hace que la trate peor; después llega otra cuyo método es la confrontación física, que tampoco funciona y finalmente aparece una especie de hada madrina, que se enfrenta a Raquel a través de la compasión, lo que realmente funciona. Por eso estoy de acuerdo en que tiene una estructura de cuento de hadas y también estoy de acuerdo en que tiene un final pseudo feliz. Lo «pseudo» de la felicidad de Raquel queda bastante claro, es ambiguo, abierto a la imaginación ya que, a pesar de que sale a correr por primera vez, dando un paso en ese proceso de individualización, sigue siendo una mujer que trabaja en esa casa, que se quedó sin su amiga, que probablemente no tendrá sexo nunca… Es un final exactamente así, pseudo feliz, desde luego no es un final Disney…

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