Entrevista de Reyes Muñoz
Hace unos días Sebastian Fitzek estuvo de gira por España presentando su último libro, El experimento. Quizás no te suene ni el autor ni el libro, sin embargo, más allá de nuestras fronteras es un auténtico fenómeno, traducido a más de veinte lenguas y con más de un millón de copias vendidas sólo en Alemania.
Terapia fue su primera novela, para muchos el mejor libro de terror psicológico que se ha escrito. Amokspiel y Das Kind lo consagraron. El experimento tiene mucha tela que cortar: estudiantes –y lectores– que se someten a un experimento psicológico, un hombre que ha perdido la memoria y un asesino en serie, el destructor de almas, que deja a las mujeres encerradas en su propio cuerpo.
Leí El experimento siguiendo las instrucciones del profesor. No sentí miedo pero a los dos días le pedí a una amiga que hiciera lo que recomienda, por si acaso ¿Eso es el terror psicológico?
En realidad mi intención no sólo es provocar miedo en la gente, lo que quiero es romper las fronteras entre la realidad y la ficción en la cabeza del lector. Me gusta jugar con la idea de que dos días después de haberlo leído, una persona tenga la necesidad de volver al libro.
¿Juega con las teorías sobre el control de la mente a través de los textos en El experimento?
Podría hablar de un libro que es ilegal leer porque juega con la idea de estar bajo los efectos del consumo de drogas y el control de la mente. Pero, hablando de El experimento, lo mejor es que cada lector saque sus conclusiones.
«…a la persona que parece muy normal es a la que hay que tener más miedo.»
¿Alguna vez algún conocido le ha empezado a mirar raro después de leer alguna de sus novelas?
Todo el mundo. La primera reacción es pensar como un tipo que a primera vista parece normal, pueda tener esas ideas tan retorcidas en la cabeza. Y lo que yo digo es que precisamente a la persona que parece muy normal es a la que hay que tener más miedo.
Hay mucho suspense en El experimento, pero también hay cierto humor ácido. ¿Sin esos extremos, sin el toque que nos lleva del desasosiego a la sonrisa los efectos serían distintos?
No sé si es necesario tocar los dos extremos. Me gusta hacer reír. He trabajado en Berlín en la radio, en un programa matinal, y era guionista de comedia. La comedia y el thriller tienen muchas cosas en común. En ambos géneros los tiempos son muy dinámicos y en los dos es necesario buscar un desenlace que sea muy divertido o muy terrorífico. Trato de meter pinceladas de humor en mis libros, porque creo que una cosa no puede existir sin la otra. Quizás yo también como persona soy un poco bipolar. Tengo un punto muy cómico y otro muy mórbido.
Que sus novelas sean reclamadas por dramaturgos y cineastas… ¿Es motivo de honor o un argumento de terror?
Es un honor. Cuando un autor escribe un libro es como si tuviera un bebé. Al principio sí que debe guiar sus pasos, cuidarlo, pero llega un día en el que el bebé crece y se te va de las manos. A mí me hace ilusión que de pronto alguien se interese en un libro mío para llevarlo al teatro o la gran pantalla. Me honra. Es como si los libros entraran en otra dimensión y se convirtieran en algo más tangible.
¿Pero no tiene la tentación de llamar al cineasta o al director de teatro para darle instrucciones?
Yo prefiero que ellos se concentren en su trabajo y yo seguir con lo mío, que es escribir libros. Stephen King, por ejemplo, odiaba la versión de Kubrick de El resplandor y sin embargo a mí es una película que me fascina.
Hay autores que en la medida en la que venden libros se ganan las enemistades de sus contemporáneos… ¿A qué cree que se debe? ¿Envidia o criterio?
Por suerte en Alemania esto no pasa. Los autores nos intentamos ayudar entre nosotros. En Estados Unidos hubo una gran polémica porque falló el sistema en Amazon y de pronto se empezaron a ver los nombres reales de la gente. Lo terrible fue que unos autores habían escrito críticas feroces en torno a los libros de otros escritores. Esto no beneficia. Yo mantengo los dedos cruzados para que los autores del género sigan escribiendo y cosechando grandes éxitos. Yo también fui novel y gracias a que el género funcionaba, yo pude publicar mi primera novela.
«Algunas personas que antes no tenían ningún interés en la lectura me han dicho que un libro mío les sirvió de trampolín para investigar otros géneros y leer libros mucho más espesos»
Parece que los thriller hacen las delicias de los lectores y sin embargo, aunque cada vez menos, se considera un género menor. ¿Qué piensa al respecto?
Todo es subjetivo y no creo que haya un género mayor y otro menor. No me gusta cómo se categoriza a la literatura y a los lectores. Cada uno tiene sus gustos y nadie debería decirle si eso es de más o menos categoría. Cualquier libro, menos los que pretenden manipular a los individuos, como los libros nazis o racistas, si capta la atención de un lector, lo engancha, lo mueve a otra esfera… es positivo. Algunas personas que antes no tenían ningún interés en la lectura me han dicho que un libro mío les sirvió de trampolín para investigar otros géneros y leer libros mucho más espesos.
¿Qué opina del pirateo? ¿Anécdota temporal, mal menor, motivo de terror?
Es demasiado pronto para sacar conclusiones. Se puede pensar en lo negativo, pero también en lo positivo. No creo que haya que criminalizar al lector. Es más útil explicarle que cuando se producen descargas ilegales, se perjudica al autor que vende mucho, o a la editorial gigante, pero también a gremios relacionados con el libro. Esos pequeños empresarios y sus empleados pierden su trabajo al tiempo que plataformas muy grandes de internet ganan mucho dinero… Es como lo de Robin Hood pero al revés.
¿Qué supone para un autor traducido a muchos idiomas publicar en España?
Me encanta España. De pequeño venía todos los veranos con mis padres. Aprendí a nadar en Matalascañas. Tengo un gran apego con ciudades como Madrid o Barcelona. Me hace más ilusión esto que por ejemplo, mis libros se vendan en Estados Unidos o se traduzcan al chino. No tengo el mismo apego con esos países como lo tengo con España. Para mí es un placer venir aquí a promocionar el libro.
Texto de Reyes Muñoz
El libro comienza con una escena muy poderosa y casi incomprensible. El temor es que eso vaya a ser la tónica general del texto y que la sensación de desasosiego se base en la visualización constante de escenas terribles y en el no entender nada.
Sin embargo, a media que nos introducimos en el texto, todo es más ligero, pero no más evidente. Un profesor explica a sus alumnos un experimento: deben leer un texto sin interrupciones. Y ese texto conforma la historia del libro. Rápido entendemos que lo primero que leímos era la actuación del destructor de almas, un psicópata que de alguna forma consigue llevar a sus víctimas a un estado de constante parálisis del sueño. Mueren de extenuación, sin ningún daño físico, varios días después de haber caído en manos del asesino. El nexo entre el destructor de almas y la historia narrada en el informe, es un hombre sin memoria que permanece recluido en una clínica psiquiátrica privada de Berlín. Atento, porque nada es lo que parece y los acertijos te salvarán la vida.
Más información: http://www.alznerexperimento.com/