Texto de Galo Martín
El hombre blanco no es el único que levanta barreras que dividen a unos y a otros. Todos los pueblos que han habitado y habitan en la tierra luchan por conservar su identidad. El mestizaje no puede ser un objetivo, tiene que surgir de manera espontánea.
En el año 1868 Nueva Zelanda es el escenario de una guerra entre los colonos ingleses y los Maorí. En uno de los campamentos de campaña la hija del médico se enamora de un maorí. Tienen un hijo. El abuelo maorí secuestra al niño y se lo lleva con los suyos. A partir de ese momento, la madre inicia su búsqueda y descubre un pueblo, que en el fondo, no difiere tanto del suyo.
El hombre blanco por ser blanco no es bueno y el indígena por ser indígena no es malo. Hay que preguntarse el porqué de sus actuaciones para juzgarlos y entenderlos. La historia no es blanca o negra. ¿Dónde queda el gris?