Las edades de Chavela


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Reportaje y entrevistas de Raquel Carrillo
Fotografías (c) para ExPERPENTO de David G. Amaya

María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas tuvo tres vidas.

Una, cuando con diecisiete años vendió unas gallinas y un cochinillo para escapar desde Costa Rica a México, cansada de los maltratos de su familia.

Otra, cuando después de arrastrar abundantes penurias, le sobrevino la fama, el mito… y el tequila.

A punto de morir, lo dejó todo. Ahogada en tequila, durante casi veinte años nadie sabía dónde estaba Chavela. La daban por muerta. Pero a los 72 años, más sabia que nunca, volvió a los escenarios en su tercera edad. Quizá la más gloriosa de todas.

Y de sus vidas habla esta obra, de gira por toda España, en la que Luisa Gavasa nos muestra a La Chamana en sus últimos días, Rozalén en su época de esplendor, y Paula Iwasaki la interpreta durante sus salvajes años de su juventud.

«No somos sino muchas personas distintas a lo largo de una vida. Hay veces que pienso en etapas de mi vida como si fuesen vidas distintas. Ver eso encarnado en otro cuerpo frente a ti, es muy revelador» [Luisa Gavasa]

Los tres últimos días

«La obra está contada durante sus tres últimos días de vida. Le asaltan sus recuerdos, mientras espera a «la pelona». En su imaginación, la visitan las personas que han sido importantes para ella: José Alfredo, Frida Kahlo, Federico García Lorca… Y se pregunta: «¿Qué errores he cometido? ¿Cómo puedo solucionarlos para irme tranquila?. A mí me está fascinando», comenta Rozalén.

Paula, Rozalén y Luisa coinciden en afirmar que el proceso ha sido una catarsis, al fundir sus almas con la de La dama del poncho rojo. «La mejor crítica sobre mi trabajo fue la de su amiga María Cortina, que la acompañó en sus últimos momentos. Me dijo: «¿Sabes que te mueves como ella, que te sientas como ella, que andas como ella?»,
y yo pensaba: «¿Cómo voy a saber cómo andaba esta señora a los 92 años?». No hay vídeos ni programas. Y me dijo una cosa muy bonita: «Entonces, Chavela está en ti»», comenta Luisa emocionada.

La trinidad

«Sus canciones tienen algo tan a flor de piel, que es imposible no identificarse. Es algo tan bestia…» [Paula Iwasaki]

Las cuatro actrices —Nita de Fuel Fandango se turna con Rozalén en la representación de la época de esplendor de la diva— han trabajado «Todas a una, como Fuenteovejuna. Hacíamos improvisaciones, sin texto, simplemente mirándonos, con su música de fondo. También hemos hablado mucho de qué es la muerte, o de qué es amar. El trabajo no ha sido racional, sino algo visceral y animal, que de alguna manera creo que es el universo de Chavela. Es que sus canciones tienen algo tan a flor de piel, ¿no?, que es imposible no identificarse. Es algo tan bestia… Salimos matadas todos los días. Muertas, muertas», confiesa Paula.

La energía que se ha creado entre las Chavelas es muy especial: «Es que ya somos familia. Hay una energía femenina muy poderosa en el espectáculo. De generaciones muy distintas. Fíjate, la actriz que interpreta a Chavela niña tiene 22, que los cumplió en los ensayos. Yo cumplí 74 el martes. Puedo ser su abuela», explica Luisa. «También está Álex (Alejandro Pelayo) al piano en directo, que se ha convertido en una más. Yo creo que ya lo tiene asumido», bromea Paula.

Chavelas

«Tengo un ritual antes de la función. Me quedo a solas y le pido permiso a Chavela: “Te pido permiso para cantar y contar lo tuyo”» [Rozalén]

Paula.- «Hay una parte muy visceral en Chavela que a mí me ha hecho conectar con mi animalidad, con esa parte que anestesiamos en la vida, que de repente la oportunidad de hacer esta obra o cantar sus canciones, nos permite conectar con nuestras emociones de una forma ancestral».

Rozalén.- «Me encantaría llegar a parecerme a ella en cuanto a transmisión de emociones. Su canto era un llanto y una canalización superbestia. La gente me dice que provoco muchas cosas a nivel emocional. Entonces, en eso querría seguir creciendo, ¿sabes? En remover a la gente, porque bueno, se nota que soy hipersensible, ¿no? Y que además, voy a peor con la edad».

Luisa.- «Esta obra me ha hecho reflexionar mucho sobre la muerte. Sobre el abandonar este cuerpo, pasar a otro lugar, que debe ser tan hermoso que nadie quiere volver. Eso a mí sí que me ha removido muchas cosas».

El espectáculo

«No solo nos acercamos a la vida de una gran mujer —dice Rozalén—, es un viajazo emocional. Por la muerte, porque te plantea muchas cosas de tu propia vida». Paula continúa: «Es una reconciliación con la idea de soltar y de despedirse de este plano, de personas queridas. La vida es un ejercicio continuo de reconciliación con quien fuiste y ya no eres».

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