Entrevista de Eduardo Durán
Martín Piñol es el monologuista más catalán de toda la Paramount Comedy. Además, un autor tan variopinto que es capaz de escribir programas como «Noche sin tregua» o «Saber y ganar» y libros infantiles… En su afán por tocar todos los palos, aparece ahora su primera novela, 200 locuras para que te quedes conmigo. Una desternillante y rocambolesca historia de aventuras con escándalos y chantajes inmobiliarios pero, eso sí, sin ninguna folclórica de por medio. Su protagonista es un cobarde y entrañable profesor universitario interino incapaz de declararse a una alumna a la que da clases particulares, Alicia, y que responde al nombre de ¡Martín Piñol!
¿Por qué llamar al protagonista así cuando lo único que compartís es eso: el nombre? Porque todos somos el prota de nuestra propia vida. Algunos se imaginan como héroes cuando de pequeños juegan a polis y cacos. Yo simplemente me lo he currado un poco más. Y como nadie escribirá un libro sobre mí, pues ya lo he hecho yo.
¿Y Alicia?, ¿cómo está? Alicia está buenísima, es tierna, dulce, irónica y con carácter. Lo tiene todo, pero no sabe qué hacer con su vida. Por eso es una coprotagonista tan impresionante y por eso millones de lectoras se identificarán con ella.
¿Son cosas mías o tu álter ego se parece muchísimo a Ignatius Reilly, sólo que un poco más bizarro y con bastante más corazoncito? Mi Martín Piñol protagonista es una versión extended, reloaded y updated del fabuloso Ignatius J. Reilly con una única diferencia: él quería convencer al mundo de su grandeza, mientras que mi prota se conforma con encontrar el amor verdadero.
¿Cuántas veces leíste La conjura de los necios? Unas cuantas. Fue una de las novelas que me marcaron de pequeño y que he regalado y recomendado hasta la saciedad. Si se lee con inocencia la recuerdas siempre. Y somos muchos los que nos preguntamos: «¿qué otras maravillas habría escrito John Kennedy Toole si no se hubiera suicidado?»
Citas a los «grandes»: Thomas Mann, Dante, Homero, Proust… ¿Te empeñaste en meter a todos los que no entran en el monólogo? Me empeñé en ser yo mismo, que es el único camino lícito para el arte, para el éxito y para la vida. Yo mismo soy una mezcla de alta cultura y bromas de caca, pedo, culo, pis, y mi novela ha salido clavadita a mí: pasa de la ordinariez a la erudición sin que nadie se angustie demasiado. Y para los que teman que mi novelaza sea un tostón, les diré que de «los grandes» me río bastante.
¿Los has leído o los conoces de cuando escribías en «Saber y ganar»? Venga, sé sincero… A mis 28 años he leído bastantes clásicos, pero ahora que tengo vida social he bajado un poco el ritmo. Es bonito que Dante hable de «el amor que mueve el sol y las estrellas» (cito de memoria, no he mirado en google) pero a mí me emociona lo mismo ir con mi novia a leer el periódico a un parque, o sea que hay que compaginarlo todo. Y sí, en mis dos años como guionista de «Saber y ganar» me empapé de cultura, aunque por desgracia ya la tengo bastante olvidada.
A estos los mezclas con Batman o las Tortugas Ninja. ¿Algo para los puristas que se echan las manos a la cabeza o es que te pasas de posmoderno? ¡Es que soy el buffet libre de la cultura, hijomío! Yo sólo escribo de lo que me gusta, y Batman o Spiderman y las Tortugas Ninja o Bruce Willis son iconos de nuestro tiempo que deben inmortalizarse en algún novelón. Como nadie lo hacía, pues ya me adelanté yo.
¿Qué eres? ¿Más actor? ¿Más guionista? ¿Más monologuista? ¿Otro «ista»? Siempre quise ser escritor. Ser guionista y monologuista no es más que otra manera de explicar historias y cobrarlas. Y actor no soy para nada. No sé respirar ni interiorizar el personaje ni mierdas de esas. A los buenos actores les tengo mucho respeto y a los malos… vaya, que hasta Lassie hacía películas y eso ayuda a relativizar muchas cosas.
Define eso de monologuista, por favor. Lo de los monologuistas y los humoristas es un poco como los cantautores y los cantantes. El buen monologuista es un ente que escribe y explica él solito sus cositas, mientras que los humoristas, como los cantantes, recitan material que otros han escrito para ellos. En este proceso se pierde «Verdad», que no queda compensada por la «Técnica». Cualquier actor con tablas puede aprenderse un texto gracioso y recitarlo, pero sólo a alguien a quien le importe lo que está explicando conseguirá comunicarlo con pasión.
Groucho Marx decía que cualquier buen actor cómico puede hacer llorar, pero que un buen actor dramático no siempre hará reír. ¿Estás de acuerdo? Totalmente. Es muy difícil que las cosas difíciles parezcan fáciles. Y el humor es la cima del arte por excelencia, aunque no se le den premios ni reconocimientos prestigiosos.
Y los escritores, ¿también? ¿Te ves escribiendo una novela seria? Es decir, una con la que la gente llore y en la que, de primeras, no aparezcas vestido de un súper héroe a lo Mr. Increíble en la portada. Buf… Gente aburrida y pedante la hay de sobra en cualquier terreno. Mejor me dedico a hacer feliz a la gente, que es lo que se me da bien.
¿De quién fue la idea de salir de esa guisa? De mi magnífica editora, Raquel Gisbert, que no sólo se enamoró del novelaco, sino que pensó que una portada llamativa atraería a toda esa gente que tiene pereza de leer novelas pero que se pasan el día mirando blogs.
Si escribo tu nombre en Google, sales como autor de ¡tres blogs! ¡Y los tres con tu nombre en la dirección! ¿Demasiadas ansias o simplemente evolución hasta llegar a www.martinpinol.com?
Me liaron, tú, me liaron… «Escribe un blog», «escribe un blog», «escribe un blog»… ¡Si he tardado 12 años en acabar una novela, ¿cómo leches quieren que actualice regularmente?!
¿Cómo lo llevas? ¿Eres de los que miran el contador a cada momento y actualiza cada dos por tres o no le haces demasiado caso al número de comentarios?
Soy de los que defienden la calidad ante la cantidad, y de los que prefieren perdurar a ser barridos por el olvido. O dicho de otro modo, que si tengo tiempo, pues actualizo, pero prefiero dedicar mis energías a algo que dure más y llegue a más gente, como pueden ser futuros libracos que se están cociendo en mis ordenadores (digo ordenadores porque se me van escacharrando todos y voy pasando de uno a otro. ¡¡Mi 286 nunca se colgaba!!)
En televisión has escrito entrevistas, así que supongo que te conocerás los trucos. ¿Cuánto me has mentido?
¿Para qué mentir si molo más siendo sincero y honesto? Y para que veáis que soy legal, acabaré pidiendo que compréis muchos ejemplares de mi novelón. Si os gusta leer, mejor para todos, pero si no, espero que por lo menos os guste comprarlo.