Entrevista de Reyes Muñoz de la Sierra
Fotografías cortesía del Museo Reina Sofía
Hasta 25/02/2013 Edificio Sabatini . Museo Reina Sofía. Madrid
Proyecto Fisuras.
¿Queréis un amo? ¡Lo tendréis! es el título de la propuesta de Juan Pérez Agirregoikoa que hace alusión a una conocida afirmación del psiquiatra Jacques Lacan. La serie de dibujos está dedicada a comparar el comportamiento del perro con el de las personas. La serie de acuarelas se centra en la mutación del ser humano en la vejez. El proyecto incluye dos animaciones recientes en las que se presenta la cultura como una herencia envenenada. El conjunto es brutal.
En la tele dieron un reportaje sobre fugas de capitales. Los ricos invierten en arte para guardarlo en una habitación acorazada. Pensé en los artistas… es triste que los encierren en un armario… ¿Usted crea con objetivos, por pasión, para exponer, por puro vicio?
Mi proceso de trabajo es muy simple. Normalmente hablo de las cosas y los problemas que me preocupan o que no entiendo. Además, soy de a los que no les importa saber lo que su inconsciente les quiere contar, que a menudo suele coincidir con lo que no nos gusta oír.
Todo esto lo proceso como una digestión que a veces es rápida como de vegetariano y otras lenta como de Boa. El resultado son deshechos que se separan y se convierten en eso que los otros denominan arte. Lo interesante es que a veces estos restos sirven como conexión con esos otros.
Para volver a los ricos y sus problemas a mí me da lo mismo porque como decía las obras son el resto de un proceso, lo que se despega del cuerpo, la «a» pequeñita, el paquete de mierda que diría el psicoanalista, la plusvalía vista desde el otro lado, entendida como perdida.
El 80% de mi tiempo lo paso suplicando a las empresas para que inviertan en publicidad en una revista de cuya independencia presumo… La serie en carboncillo, para mí, es una patada en la barriga… un triste espejo… y todo lo que he leído habla de humor e ironía… ¿Qué sensaciones le provoca a usted su obra y qué reflexiones desearía provocar en los demás?
Sí, esta es un cuestión que me planteo a menudo, oír el crujido de la servil rodilla chocar contra el suelo o el de las vértebras separándose con la inclinación es preocupante.
La serie de los perros es un reflejo de la condición humana y a mí me parece bastante dura, las de las silla de ruedas peor todavía. Jorge Manrique, Machado… mucha gente ha hablado de estas cosas. Si es humor, es humor negro.
Yo personalmente no colgaría ninguna de mis obras en casa.
Si me dicen acuarela, pienso en flores. En su caso, las acuarelas representan a Fraga, a la Duquesa de Alba y a Elisabeth Taylor en silla de ruedas… En conjunto, la sala es brutal… He sentido envidia. Mi reflexión fue que la muestra era una gamberrada genial… ¿Qué representan los personajes? ¿Hay algo de ese espíritu gamberro?
El humor es una gran terapia, yo me río de todo lo que puedo, empezando por mí mismo. La elección de la acuarela no es casual, la de los personajes tampoco, todo tiene un porqué. Para mí ha sido una tortura hacerlos y tenerlos delante. Simplemente quería hablar del paso del tiempo y sus problemas. ¿Gamberrada? Para mí lo gamberro es pegarse un baño con un traje de baño de surfero en un lugar contaminado por uranio o gastar mucho dinero público en un centro de arte con unas piedras carísimas, eso sí que son gamberradas.
Un espacio importante de la muestra es La sala de protocolo del Museo Reina Sofía. ¿El espacio es –en parte– el mensaje? ¿Sabía de antemano las salas en las que iba a exponer?
No, lo decidí después de visitar el museo pero aceptar una exposición en un museo es formar ya parte de ese protocolo.
Para usted ¿qué es libertad creativa?
La libertad para mí es un logión que dice: ¡no cedas!, no cedas a tu deseo de amo porque aunque cedas, el amo nunca te hará contrato.
El problema es que nos dejamos llevar por la garantía, la seguridad, la permanencia, que paradójicamente es lo que convierte nuestra vida en un infierno.
¿Qué supone para usted recibir el aplauso de la crítica y exponer en el Reina Sofía o en el Guggenheim?
No sé qué contestar, aún me sorprendo cuando me llaman para algún proyecto.
Hace muchos años cuando no me iba tan bien, decidí que nada de lo que juzgasen los otros me pudiese afectar, ni para bien ni para mal. Cuando me va mal, bien. Cuando me va bien, mejor. Sigo pensando lo mismo.
Mi mamá está muy contenta, creo.
Más información en http://www.museoreinasofia.es/exposiciones/programa-fisuras/agirregoikoa.html
Lee la entrevista en la versión «papel» de ExPERPENTO: