RATCHET & CLANK. ARMADOS HASTA LOS DIENTES


Para todos aquellos que aún no hayan manejado al lombax más valiente de la galaxia y al robot enano más gamberro, ha llegado el momento de decidirse y para el resto de fervientes seguidores de esta divertida y letal pareja, sólo puedo deciros que es más de lo mismo, pero mucho mejor.

César.- Es muy probable que nos encontremos con el mejor juego de la PS3 que se ha lanzado hasta el momento. Ratchet & Clank «Armados hasta los Dientes» es un divertido juego de Plataformas donde hay que eliminar a todo robot o bicho viviente, empleando la astucia y ante todo, el elenco de armas de última generación, a cada cual más ingeniosa y extravagante, que podremos adquirir por una módica cantidad de tuercas y tornillos y podremos mejorar a lo largo del juego, mediante el mineral raritanium.

¿Estás preparado para machacar a unos cuantos robots? Pues sólo necesitas rapidez y reflejos, porque armas de aniquilación hay de sobra: Molatrón (¡todos a bailar!), Lanzadepredadores, Lanzatornados, Fuentes de Muerte, Sr Zurkon (¡y ríete tú de las apisonadoras!), Bestias de Plasma (monstruos gelatinosos a tu servicio), Negociador (que de negociar más bien poquito), Incinerador (¿te gustan los enemigos muy hechos?), Visicoptero (un explorador aéreo con mala leche para ti solito), Geolaser (muy práctico para abrir latas de sardinas…), etcétera. Además, el empleo del mando inalámbrico te permite dirigir los ataques de algunas de tus nuevas armas y te ayudará a resolver los diferentes puzzles del juego.

Aunque el arsenal de Ratchet & Clank siempre es un referente en cualquiera de sus juegos, en este caso merece una mención especial por la calidad en la imagen y los gráficos que permite obtener la capacidad de la PS3. Asimismo, los personajes se

caracterizan por un increíble nivel de detalle, dotándolos de una expresividad y un movimiento que nos hace pensar que estamos viendo un película de animación.

En resumen, un juego para todas las edades (que yo soy mayorcito y he disfrutado como un crío), con grandes dosis de diversión, acción y su puntito gamberrete de siempre y donde se demuestra una vez más, que se pueden crear juegos excepcionales de «disparos a raudales» sin que la sangre llegue al río, ni los padres se echen las manos a la cabeza al ver el juego que le han regalado al niño.

Que ustedes lo aniquilen bien…

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