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Entrevista de Reyes Muñoz
Fotografía [c] de Bárbara Ceballos
Contenidos de Carla Lourdes en ExPERPENTO:
- Entrevista en ExPERPENTO: https://experpento.com/carla-lourdes/
- El pódcast: https://youtu.be/3BeE1arjCbY
- ExVITA de Carla Lourdes en YouTube: https://youtu.be/2iAd3TFfdNg
- ExVITA de Carla Lourdes en ExPERPENTO: https://experpento.com/carla-lourdes-en-exvita/
Estamos ante las páginas de un diario personal que Carla Lourdes empezó a escribir en la pandemia. Eran emociones y desahogos con los que reconectó cuatro años después, tras un parón creativo, y que logró convertir en bellas canciones.
Carla Lourdes compone desde que era una niña. Su primer EP, El querer de las flores, la consagró como una cantautora emergente. En este disco, sin
dejar de lado la música francesa que escuchaba con su padre, ni a los grandes cantautores como Sabina, Serrat o Quique González, busca hacer bailar a la gente.
Desde mi pequeña parcelita, aquí en ExVITA y ExPERPENTO, tengo la sensación de que algo se está moviendo en la música. Algo generacional, con muchas mujeres haciendo música muy profesional. ¿Tú?
Sí, sí, sí. Quizás lo noté mucho cuando hice mi primer festival. En el Planeta Sound todos los que arrancábamos, ocupábamos en la misma posición en el cartel, ¿no? He visto como todas las carreras, todos los que estábamos allí, hemos ido creciendo y cada uno ha tomado su camino.
Siento que sí, que formo parte de eso, o que sí me siento parte de una generación de de artistas emergentes que estamos buscando nuestro sitio: adaptándonos a los tiempos modernos, a las redes sociales. Todo lo que gira en torno a las canciones, me parece superbonito.
Tu discográfica está trabajando muy bien eso. Las discográficas dejaron de tener sentido con la autoproducción, y Esmerarte ha buscado la forma de encontrar su sentido en un mundo cambiante. Por ahí está Marilia Monzón, está Marisa Valle Roso, estás tú… ¿Qué tal te tratan?
Jolín, pues increíble. Es verdad que yo llego con el disco terminado. Estoy con ellos hace poquito, desde noviembre de 2024. Este disco se financió con una campaña de crowdfunding y cuando ya estaba un poco encaminado, llegó Esmerarte para catapultarlo. Se puede ver también en los formatos físicos: yo de forma autogestionada, no hubiese hecho lo que he hecho.
Sobre todo me sorprendió, cuando entré en la oficina, que está en pleno crecimiento y en plena expansión, que quieren levantar nuevos proyectos y proyectos de mujeres… es importante, nosotras vamos en la misma línea, estamos dispuestas a apoyarnos entre nosotras, y eso es muy guay. Esta semana justo, pues conocí a Marilia, fui a su concierto, ha sido supergenerosa conmigo desde que entré en Esmerarte. Entonces eso es muy chulo, es muy chulo.
En Esmerarte entraste hace unos meses, pero tu proyecto es largo…
No llevo tanto tiempo… desde 2021. Hice mi primer EP El querer de las flores y antes había sacado un par de singles, y después de eso, pues quería hacer un álbum, quería hacer un trabajo más uniforme, con un concepto visual y un concepto sonoro concreto, pero no tenía financiación.
Entonces lancé una campaña de crowdfunding en noviembre del 23 y tuvo una acogida que no me esperaba: más de doscientas personas apostando por algo que ni existía y conseguí casi diez mil euros. Entonces, bueno, pues con eso sí que pude arrancar. Pasé por una etapa ahí de bloqueo creativo, pero en noviembre del 24, escribí, lo producimos en el estudio de Raúl Ben, en Porriño, en Ginco Studios.
Mi banda, la que me acompaña en los directos, fue la banda que grabó todo lo que suena ahí. Lo mezclamos y masterizamos en Casa Talisio, en Madrid. y cuando el disco en sí, estaba terminado, Esmerarte nos acogió. Les encantó y quiso acompañarnos y catapultarlo todo.
En el directo acústico que has hecho aquí, hay cosas que se notan menos y otras que se notan más. Aquí me ha quedado claro lo que quieres contar, que las letras son una prioridad para ti. En el sonido del disco, hay un rollo muy noventero o muy de los primeros dos mil. En un momento pensé en Julieta Venegas, en otro momento en La oreja de Van Gogh… y así.
Es cierto que en mi casa se escuchaba música de autor, sobre todo, en castellano. Mi padre nació en Francia, entonces había mucha música francesa que no conoce ni el tato en España, pero ahí estaba. Yo, a la hora de de escribir, sí que he tenido como referencias, pues a los grandes: a Sabina, a Serrat, a Quique González… a Julieta Venegas también ha sido referente…
A la hora de buscar el sonido de este disco, como veníamos de un pop más clásico en el primer EP, queríamos, sin dejar de darle la importancia a mis letras, porque para mí lo que tengo que contar es lo más importante de las canciones, pero queríamos irnos a un sonido que también se pudiese bailar… Quería llevar al público a bailar.
Y ahí te acertaste mucho en una referencia. Para mí, El viaje de Copperpot, es de mis discos favoritos en la vida y creo que ahí, pues la oreja de Van Gogh hace una evolución de sonido parecida a la que yo he hecho desde el anterior EP a lo que presento ahora. O sea, hay muchos sintetizadores, mucha incorporación de lo electrónico, como una una etapa que no se desvincula de su forma de contar las cosas, pero que sí que les da un salto de sonido.
«Es verdad que no puedo no ser cantautora, porque lo soy, porque canto lo que escribo».
No sé si te sientes más a gusto en esa propuesta más orgánica o te sientes más a gusto en la electrónica. Te lo digo porque en el ExVITA me ha parecido que flotabas.
Es verdad que no puedo no ser cantautora, porque lo soy, porque canto lo que escribo. Pero sí que es verdad que cuando decimos cantautor como que nos imaginamos, o vemos, una figura muy concreta de una persona con su guitarra, contando sus traumas por el mundo o algo así, ¿no? Me gustaría, que sin soltar las letras, irme más hacia el indie, hacer que la gente baile… Hay grupos que cuentan mucho y que también te hacen saltar. Por ejemplo, Xoel López te cuenta una historia de superdebajón, pero todo el mundo está bailando.
Me siento a gusto en ambos sentidos, porque las canciones nacen desde esa cantautora que nos imaginamos todos: yo, con mi guitarra, en casa. Luego… pues mi banda hace que todo crezca y que todo suene mucho más grande.
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Me ha llamado la atención «El desorden», es ¿rara? No lo digo en plan, mal. Dime de dónde sale «El desorden».
Pues «El desorden» es el patito feo de de este álbum, o sea, literal. Fue una canción que yo escribí en un momento en el que parece que tu vida está encauzada para los próximos 35 años, ¿sabes? Y de repente te das cuenta de que ahí es donde no quieres estar. Entonces, todo lo que habías ordenado se desordena, de ahí el título de del del tema.
Siempre me la imaginé como una canción muy chiquitita, muy con una guitarra acústica y yo, pero con algo que le diese personalidad. Ahí es donde entra Eva Monroy, que graba los violines de ese tema, que solo están presentes en ese tema. Entonces, claro, es cómo de repente una especie de de respiro dentro del disco, ¿no? Algo chiquitito, algo más reflexivo, y bueno, a mí me encanta cómo ha quedado, la verdad.
«No puedes perseguir la felicidad como algo constante, porque te volverías loca, es imposible».
Está «El desorden» versus «Equilibrio». Creo que te estás permitiendo jugar, sobretodo a nivel sonoro.
«Equilibrio» fue la última canción que escribí. De hecho, oficialmente, el disco estaba cerrado y «Equilibrio» desbancó a otra canción para entrar. Escribí esa canción como la moraleja de haber hecho el resto del disco… Gracias a escribir estas canciones, a hacer este disco, a pasar ese bloqueo creativo…
Tuve ahí una conversación con mi padre sobre que la felicidad, sobre que la felicidad son momentos: cuando te vas a tomar el café con tu amiga, o cuando te vas a dar un paseo con el perro… No puedes perseguir la felicidad como algo constante, porque te volverías loca, es imposible. El momento en el que estás en equilibrio, es en el que aceptas lo bueno y lo malo, agradeces y aceptas todo. Ese momento de aceptación es lo que me llevó a escribir la canción.
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Vamos a contarlo… En realidad este disco se conforma de las páginas de un diario, en diferentes tiempos y en diferentes etapas. De ahí lo de que tu biografía está en tus canciones.
Sí, bueno… Después de ese bloqueo, yo quise empezar a tirar de algún hilo. Del hilo del que tiré fueron unos textos que yo empecé a escribir en la pandemia. Los tenía a modo de desahogo para mí, sin más. No pensaba hacer nada con ellos. Se llamaban «Confesión», y tenían el día y la hora a la que los escribía. No tenían título. Entonces, cada vez que me ponía a escribir algo era porque yo tenía alguna emoción conflictiva, o que me sobrepasaba, o que no sabía desgranar… Me desahogaba en ese texto.
Entonces, me fui a ellos y reconecté con algunas de las emociones que había arrastrado hasta cuatro años después. Otros, pues evidentemente, ya no me servían, ¿no? Pero de algunas hice varias canciones de este disco y otras canciones son emociones nuevas, con las que me he ido encontrando y que he intentado dar forma de esta manera.
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Fíjate, que antes de la pandemia ya no se escribían canciones de amor. Además me daba la sensación de que los artistas estaban huyendo de lo sentimental como de la peste. Estaban haciendo canciones sociales. Después de la pandemia el amor, en todas sus vertientes, ha vuelto a las canciones.
Sí, a ver, en este disco, concretamente, te diré que hay de todo. Es verdad que yo procuro escribir, o intento escribir, sobre temas diversos. Sí que es verdad que al principio de mi etapa compositiva, me centré más en el desamor. Era más fácil escribir cuando estaba en modo reflexivo. Y llegó un punto en el que me dije: «Jo, tengo que cambiar esto, porque tampoco voy a estar siempre triste para poder escribir canciones». En el disco hay temas muy variados: salud mental, amistad, emociones…
De amor, en definitiva…
Claro, sí… Yo creo que es el momento en el que estamos, en el que está muy presente la terapia, el trabajo personal, el mejorarse a uno mismo, a ser nuestra mejor versión. O sea, creo que eso hace igual diez, veinte o treinta años… tampoco estaba tan a la orden del día. Entonces, es como «este ha sido mi trabajo personal que quizás pues reencontrarse con con trabajos de otra gente».
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«El lunar de tu oreja» es la última. No sé si lo has hecho a propósito, pero si la pones la primera, el disco nos cuenta una historia y poniéndola al final, nos cuenta otra. El argumento del disco es distinto situando ahí esa canción.
Evidentemente todo el orden tiene un motivo. Me hace ilusión que te hayas dado cuenta. Y por eso me hace mucha ilusión que esto salga en vinilo, porque tienes que escuchar el disco por su orden, no puedes pasar a la siguiente, como en plataformas, ¿no? «El lunar de tu oreja» está al final por varios motivos.
Antes de la campaña de crowdfunding yo tenía unas canciones hechas, que luego tiré abajo. Reescribí el disco, y lo que se quedó de aquel puñado de canciones, fue «El lunar de tu oreja», precisamente. Entonces, eso por un lado y por otro, a nivel sonido suena como muy esperanzadora… Cuando arranca, en el inicio con toda la banda, es bastante potente. Yo la siento como una despedida, como el final del camino, tiene lo que fui sintiendo a lo largo del disco, del resto de canciones. Sí, es una despedida, o un hasta luego… o un continuará…
¿Cómo planteas los directos? Banda, acústico… mezcla… El disco te da para hacer lo que te dé la gana.
Es algo con lo que nos hemos comido mucho la cabeza… también aún estamos pensando en irnos a un sonido un poco más electrónico, con sonidos más novedosos. También me gustaría que todo lo que se escuche esté en el escenario… Entonces, para eso se necesita una banda, claro, y yo tengo mucha suerte, tengo la mejor del mundo. Después pues vendrán festivales, vendrán otros formatos, momentos más acústicos… De momento, me gustaría que los conciertos fuesen así muy fieles a la producción.
¿Qué esperas del futuro?
Seguir en la música, tocar este disco en todos los sitios posibles, en todos los que me dejen y a largo plazo me encantaría vivir de la música, de verdad. Yo creo que es un poco el objetivo de todos los que estamos en el camino.
Sigue a Carla Lourdes en redes:
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