Texto de Raquel Carrillo
Últimas noticias: Confesiones de Alá vuelve al Teatro Lara los días 3, 11 y 18 de septiembre de 2014 a las 20.15h
El Teatro Lara nos encanta por este espacio Off que puso en marcha hace ya tiempo, y por las obras tan innovadoras que propone. Es el caso de «Confesiones a Alá», que gustó mucho en el Teatro del Arte, y que fichó el Lara para su sala. ¡Olé por los ojeadores del Lara! Porque sabemos que se recorren las salas alternativas de la capital en busca de nuevos espectáculos capaces de airear con una bocanada de aire fresco el panorama teatral, muchas veces anquilosado en viejos encorsetamientos teatrales y comercializaciones varias. No es el caso, repito, del Lara, uno de los teatros más antiguos de la capital, que sin embargo es moderno (y mucho).
«Confesiones a Alá» es arriesgado, primero porque trata un tema obviado por muchos: la discriminación de la mujer en los países árabes. Segundo, porque es un texto duro. Muy duro. Aunque tenga pinceladas de humor, que se agradecen bastante. Y tercero, porque es un monólogo de casi dos horas. Aunque a los pocos minutos, se te olvida que es un monólogo, porque la actriz, María Hervás, es tan buena que te permite ver a muchos personajes de manera imaginaria. Todos los que pasan por la vida de Jbara, una muchacha de 16 años que vive «en el culo del mundo» , y con la cual hacemos un paseo por su vida, hasta su madurez. Y todas sus conversaciones con Alá.
Jbara no entiende que por el mero hecho de ser mujer no sea tratada como una persona. Eso es lo que transmite a Alá. Pero siempre desde el respeto a la religión. Su vida vale menos que la de un perro callejero. Y su cuerpo es usado por hombres sin ningún miramiento. Como si fuera un trozo de carne sin sentimientos. Es increíble que una actriz tan joven, y por lo tanto con corta experiencia sobre las tablas, borde a la perfección un personaje tan complicado, pasando fácilmente por todo el espectro de emociones humanas imaginable, a la vez que aborda un texto tan difícil. Ella solita. Ya me gustaría a mí ver muchas caras ultraconocidas haciendo lo mismo…
Sólo por ver el trabajo de María Hervás merece la pena ver esta obra. Todo un ejercicio de interpretación que tendría que ver cualquier actor. Por eso, y para concienciarnos de lo que sufren las mujeres en otros países. Que parece mentira que estemos en pleno siglo XXI.