Irene Escolar: «He querido ser actriz desde que era muy pequeñita»


Entrevista de Raquel Álvarez Fernández
Fotografías de David Ruano

Esta actriz madrileña es toda una promesa a pesar de su juventud. Con sólo 23 años ha actuado en casi una veintena de obras teatrales y largometrajes, y ha obtenido buenas críticas por sus interpretaciones. Pertenece a una familia con gran tradición teatral, siendo la nieta de la célebre actriz Irene Gutiérrez Caba.

Además de actuar, también es estudiante de filología inglesa, y una amante de la danza, en especial del ballet. Del 7 de diciembre al 19 de febrero estará actuando en Agosto (Condado de Osage), la aclamada obra de Tracy Letts, en el Teatro Valle-Inclán de Madrid.

Compaginas tu trabajo y vocación de actriz con los estudios de filología inglesa, ¿qué es lo que más te gusta de la carrera?
Estudié dos años de Periodismo en la Complutense. Intentaba compaginarlo, pero era muy difícil. Como no tienen Periodismo en la UNED, he empezado filología inglesa; que en el fondo, era la que más me gustaba desde el principio. Es una carrera que tiene mucho que ver con mi profesión: tengo literatura, comentarios de texto, una asignatura que es sólo sobre teatro… Me da cultura y me puede servir en un momento dado para traducir textos teatrales, que es algo que a mí me gustaría mucho hacer. De hecho, ya lo hago por hobby.

Con toda la tradición familiar a tus espaldas, era muy probable que terminases siendo actriz, ¿pero de pequeña pensaste en dedicarte a otra profesión?
La verdad es que no. Siempre he querido ser actriz. Hace poco fui a casa de mi abuela, y en una libretita con letra de una niña muy pequeña ponía: «La gran actriz Irene Escolar». Nunca se me pasó por la cabeza hacer otra cosa, a menos que yo recuerde.

«El ser actor te permite vivir todas esas cosas que a lo mejor tú, pues no hubieras vivido».

¿Cómo podrías definir lo que sientes al interpretar un papel?
Depende de muchas circunstancias: del personaje, del texto, de con qué actor estés compartiendo la escena… Siempre es muy distinto. Yo creo que lo más bonito es el poder poner en tu boca palabras de otra persona que puede no tener nada que ver contigo o estar en 1920 como en El mal de la juventud o hablar de los problemas universitarios de ahora, como Carol el papel que interpretaba en Oleanna. O ahora en Agosto, que interpreto a una adolescente de 14 años que fuma marihuana y que no tiene nada que ver conmigo. El ser actor te permite vivir todas esas cosas que a lo mejor tú, pues no hubieras vivido.

¿A qué tipos de personajes has interpretado, y a cuál te encantaría si te ofreciesen la oportunidad?

Siempre he interpretado a personajes distintos, y la verdad que yo creo que son interesantes. En cine he interpretado a Elenita en Los girasoles ciegos, que era una embarazada que tenía que huir con su novio porque era un poeta republicano en la época fascista. En El séptimo día, era la hija de esta familia de Puerto Hurraco que asesinaron.

Supongo que en teatro he conseguido hacer los personajes más complejos. Desde una criada de una universidad de medicina en los años 20, en El mal de la juventud; hasta el personaje de Carol, una estudiante que lucha porque las cosas sean justas en el ámbito universitario en Oleanna, la función que estuve haciendo hace poco en la sala pequeña del Teatro Español; o una ninfómana que esnifaba Cillit Bang en la función de Días mejores, de Àlex Rigola.

Por otra parte, me gustaría interpretar a Laura en El zoo de cristal de Tennessee Williams. O hacer algún personaje femenino de Shakespeare: a Lady Macbeth, o Lady Anne o Julieta, por supuesto. Siempre que el texto sea interesante, que lo que le pase al personaje sea complicado, que suponga un reto… me gustará hacerlo.

¿Alguna vez has tenido que rechazar algún papel, por no sentirte capacitada para poder interpretarlo al 100%?
No. Siempre he ido tomando las cosas que me llegaban, intentando enfrentarme a ellas lo mejor posible. Siempre me lo intento preparar todo muy bien, y siempre hay personajes que te cuestan más que otros. Pero me atrevo a probar, así que creo que soy valiente.

¿Cuál es la habilidad que crees que entraña mayor dificultad al interpretar un personaje, y que resulte creíble?
Como actor tienes que intentar trabajar desde la verdad, intentando defender tu personaje y con lo que te da el compañero. No sé cuál es la clave, si lo supiera a lo mejor estaba dirigiendo unas cosas estupendas. Por eso, nunca se sabe. A veces, funciones que tienen un texto estupendo, un reparto increíble y todo a favor, no funcionan y uno no sabe por qué. Depende de muchas cosas. Esa es la magia del teatro y del cine, que es algo incontrolable.

Sobre su personaje en «Agosto»

«Hay una frase muy bonita que dice: ‘el mal va pasando de cabeza en cabeza hasta que cae sobre un ser perfectamente puro que lo sufre eternamente y lo destruye’. Y yo creo que lo que le pasa a Jean, que es el personaje que interpreto, es exactamente eso. Es una adolescente que se empapa de todo lo que ve, y que está sufriendo la separación de sus padres, que se siente muy sola… y eso le lleva a esa rebeldía de una adolescente: a fumar marihuana, a hacer cosas que igual no haría si no viviese en esa situación.

Por otro lado, creo que es la más inteligente de toda la familia. Es una niña muy brillante, que supone un punto muy interesante en la función porque es la que lo está observando siempre todo. Jean también es muy graciosa, muy cinéfila, le encanta la poesía, los libros… Es un personaje precioso, pero a la vez es una adolescente que tiene una personalidad bastante especial. Yo creo que si la función siguiera y viéramos cómo evoluciona, sería una estupenda escritora o directora de cine».

Desde un punto de vista más emocional, ¿qué recuerdos guardas de tu abuela Irene?
Tengo un recuerdo muy bonito de ella, en el que hacíamos Romeo y Julieta en las escaleras de mi casa. Yo hacía de Julieta, y ella hacía de Romeo. Luego, ir al camerino a ver cómo se arreglaba y poder ver cómo salía a escena. Yo era muy pequeñita y me encantaba ponerme sus tacones, pintarme como ella, y esperarla entre cajas. Me pasaron una entrevista muy buena en radio que le hicieron, y es estupendo poder escucharla y ver qué opinaba ella, ahora que empiezo a entender un poco más de lo que va esta profesión, y de lo que es la interpretación. Me gusta saber cómo se enfrentaba ella a sus trabajos, y qué consejos me hubiera dado.

«Fuera coges perspectiva, te alejas de lo que se hace aquí. Y lo que es más importante, se puede aprender de otras personas, de actores en todo el mundo».

¿Piensas que se tienen más oportunidades de progresar si se sale al extranjero a formarse?
Aquí tenemos escuelas que están muy bien y actores muy bien formados. Pero también creo que no nos tomamos la formación actoral tan en serio como se la toman fuera, como puede ser en Inglaterra, Alemania, Estados Unidos, Francia… Fuera coges perspectiva, te alejas de lo que se hace aquí. Y lo que es más importante, se puede aprender de otras personas, de actores en todo el mundo. Además, está muy bien el actuar en otro idioma, con otra forma de entender el teatro y la interpretación. Yo se lo recomiendo a los actores.


¿Quién ha sido la persona que te ha dejado más huella?
Ahora tengo la suerte de coincidir con Carmen Machi, y no la voy a olvidar nunca, porque nunca he conocido a nadie tan profesional. Por supuesto, no tengo nada que decir sobre su interpretación, porque es magistral. Pero además, como persona Carmen es inmejorable. Ya no por lo divertida e inteligente que es, sino porque a mí me hace recordar en qué actriz me quiero convertir. Ojalá algún día pueda interpretar los personajes que ha hecho ella, y lo bien que los ha hecho desde esa humildad y cariño. Es muy importante para un actor que está empezando, ver qué va a hacer y cómo se va a comportar con los demás. Ella enseña la realidad de esta profesión: no hay que ser una estrella ni nada de eso. Hay que trabajar duro y ser buen compañero. También me pasó con Maribel Verdú, para mí será un referente para siempre.

¿Quiénes son tus ídolos en el terreno de la interpretación?
Me gustan muchas actrices españolas, como Vicky Peña, Nuria Espert, Victoria Abril, Verónica Echegi… Por supuesto, Maribel y Carmen. Son actrices que me sirven de inspiración.

«Tuve la suerte de poder ver esta función hace cuatro años en Nueva York; y como todo el mundo que la ve, me quedé maravillada»

Agosto ha sido un gran éxito, cosechando grandes premios como el Pulitzer de Teatro en el 2008 o varios Tony. ¿Hay cierta presión al participar en el elenco que dará vida a la obra en Madrid?
Tuve la suerte de poder ver esta función hace cuatro años en Nueva York; y como todo el mundo que la ve, me quedé maravillada. Creo que es de los mejores textos contemporáneos que he leído: tiene de O’Neill, de Tennessee Williams, de Faulkner… Que en todos los países haya tenido un éxito brutal, sí que te pone presión, porque a ver si nosotros vamos a ser los que no lo hacemos bien, pero creo que es muy difícil. Primero por el director, Gerardo Vera y luego creo que el elenco es muy bueno: Amparo Baró a la cabeza, con Carmen Machi, Alicia Borrachero… y que detrás está el Teatro Valle-Inclán. Estamos muy arropados para que esto salga bien, y esperamos que así sea.

Ambiciones:

«Para mí sería un sueño actuar en Broadway, en el West End de Londres o en cualquier teatro de Berlín. También me gustaría mucho hacer una obra determinada con un actor determinado… O una película con un reparto maravilloso y digo: ‘ojalá yo hubiera podido estar ahí’. Me gustaría hacer una película de Hollywood.

Aun así, me gustan más los trabajos arriesgados, que no son muy comerciales. Pero si son buenos textos, me da igual. Soy realista y la meta de irme a Hollywood, la verdad, no la veo muy factible. Y soy muy feliz aquí, donde también se hacen cosas muy buenas».

¿Cómo fue el momento en el que te ofrecieron este papel?
Esta profesión tiene un porcentaje de suerte, pequeño, pero existe. Yo tuve la suerte de que Gerardo Vera y Carmen Machi vinieron a ver El mal de la juventud de Andrés Lima. Les gustó mucho, y al salir me estaban esperando para ofrecerme este personaje. Yo había visto esta función en Nueva York, había hecho fotos con el teléfono de la escenografía, del cartel de allí y se las enseñé, y ellos se quedaron alucinados porque conocía la función perfectamente. Así que, coincidencias y casualidades… fue suerte.

¿Qué supone compartir escenario con actrices de la talla de Amparo Baró, Sonsoles Benedicto, Carmen Machi o Alicia Borrachero?
Me siento muy afortunada, porque aprendo mucho de ellas cada día. Amparo Baró es lo más cerca que voy a estar de mi abuela, y me emociona mucho verla actuar. Creo que va a hacer un trabajo maravilloso en esta función y que va a dejar a la gente flipada. Son actrices de distintas generaciones, que vienen de distintos sitios, pero todas muy buenas. Me encanta verlas trabajar y compartir escenas con ellas.

¿Y después de Agosto?
El próximo proyecto que tengo es actuar en la obra De ratones y hombres, que es una función que va a dirigir Miguel del Arco en el Teatro Español.

¿Por qué los lectores de ExPERPENTO deberían de ver Agosto?
Ir al teatro es una experiencia única, te hace pensar, te divierte, te hace olvidar todo durante dos o tres horas y estar pendiente de la vida de otras personas. Pero además, Agosto es una función que no va a dejar indiferente a nadie. Transmite tan bien las relaciones entre los seres humanos, las tristezas y diversiones de la vida familiar… la gente se puede sentir identificada, a pesar de que las cosas están bastantes «podridas» en esa casa. Lo van a pasar muy bien, porque es una comedia negra, también es un drama tremendo. No te deja respirar, y tiene escenas realmente bien construidas

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