Miguel Campello: la trilogía de un Chatarrero


Entrevista y fotos del interior de Fernando de Torres Valenti
Fotografía de portada de Elvira Mena

La historia de Miguel Campello en solitario y como Chatarrero, ha dado su tercer paso con Camina, un disco que acaba de ver la luz y cuyos primeros ecos llegaron con «Aire», un acertado adelanto que ya exhibía el carácter de este último trabajo. Fuimos a su presentación en Casa Patas y al día siguiente, tuvimos la oportunidad de comentar con él todo esto y más, en una distendida y larga entrevista de la que rescatamos lo siguiente…

Tenías muchas ganas de público, de soltar el disco.
Sí, pero también tenía nervios. No hubo tiempo para ensayar los temas en directo antes de tocarlos. La primera prueba fue justo la que visteis ayer, así que había nervios porque saliera todo bien, y eso que si me equivocaba, con el disco por salir, la gente nunca lo hubiera podido saber. Pero al final todo salió bien.

Hay que darte la enhorabuena por «Llamame mañana» un tema con el que recreas un paisaje de Madrid sin usar referencias obvias. Debe de tener una buena historia detrás.
Pues la historia es la de cuando conocí a mi mujer, a la que me costó mucho convencer para que se viniera conmigo. Luego también ayudan muchos amaneceres en Madrid, muchos momentos. Es una relación que tienen bastantes músicos que no son de aquí, pero para los que Madrid acaba siendo especial y eso termina convirtiéndose en una canción.

Ya llevas años en el campo, ¿cómo mantienes el vínculo con Madrid, una ciudad que te dio tanto en lo musical?
Bueno, sigo viniendo de vez en cuando. No vivo retirado como la gente se imagina, aunque esté lejos, en Murcia. Sí que me he desconectado de algunas cosas que tienen que ver con vivir en la ciudad, pero sigo repartiendo tiempo por aquí.

El paso del tiempo es evidente en «La danza del fuego» y está velado en otros temas. Parece que te preocupa.
No es que me preocupe, simplemente lo veo como algo muy importante, y me parece que muchas veces no se valora lo suficiente. Me sorprendo al ver aquello por lo que la gente está cambiando su tiempo, incluso me duele ver algunas cosas. No tiene sentido. Cambian las horas de su vida por casi cualquier cosa, aunque en muchos casos no es culpa suya, sino de otros que están forzando esa necesidad. Es como eso de trabajar para tener tiempo de disfrutar y hacer cosas. Me parece incomprensible.

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Un concierto de presentación único
Este, es quizás, el disco que más suena a Miguel Campello, o por lo menos eso nos parece gracias a las letras y melodías seguras, inspiradas y personales, en composiciones que más que nunca, no quieren decantarse por géneros claros, sino que picotean según requiera el sentimiento.
Lo comprobamos sobre las míticas tablas de Casa Patas, en una presentación donde en un principio apareció un Campello más tímido, sin duda comedido para lo que suele ser sobre el escenario. Pero duró poco el espejismo. Fue tomarse un vino y empezar a tocar para que, lo que iba a ser un pequeño adelanto, se convirtiese en todo un arranque de concierto.
Así, con el cuerpo encendido a media mañana, el trance de enfrentar el sol tras coger la inercia propia de la medianoche, fue, como bien supo expresar El ex Bicho en un acertado paralelismo, peor «que cuando sales de un after»

Con este tercer álbum has prescindido de grandes discográficas.
En realidad eso es algo que se quedó así desde ElBicho, funcionaba y no quise cambiarlo. No es que hubiese ningún conflicto. Ahora las discográficas tienen sus problemas, su crisis, y nosotros los músicos tenemos los nuestros. Acabas eligiendo lo que mejor funcione, lo que más se ajuste a lo que buscas.

Las fotos y el arte del disco son obra de tu mujer, Elvira, ¿los vídeos también?
Sí, y yo también participo. Prefiero que sea así, si es posible. Queda mejor, simplemente porque sabes lo que quieres y no tienes que transmitirle la idea a otra persona con la posibilidad de que se queden cosas fuera. Me gusta más, aunque lo hagas muy sencillo y con cuatro cosas… Ya lo hacía con ElBicho, pegando saltos por ahí.

Viendo los vídeos de promoción del álbum, cómo pintas y construyes tus cosas, me ha parecido que debes de componer igual, poco a poco, juntando piezas mientras pasan las estaciones.
Es parecido, yo no puedo pensar: ahora voy a componer, sentarme y que funcione. Yo no funciono así, no sale casi nada. Luego estás haciendo otras cosas y surge, así que suelo apuntarme esas palabras o ideas sueltas para más tarde. Además yo empiezo por la melodía, así que hay cosas que no encajan y tengo que buscarme otras, y poco a poco voy componiéndolo todo. Tarde lo que tarde. Incluso cuando creo que he cerrado el tema, se me ocurre una frase mejor, un trozo que queda más bonito y lo cambio. El problema es que no acabas nunca. Me ha pasado con el disco ya grabado.

Como «Chatarrero», ¿qué reciclas de la vida para hacer música?
Pues eso, sol, luna, aire, reír, llorar… Las cosas sencillas de la vida tal como vienen. Yo soy sincero con lo que canto.

«De mi voz» es una canción preciosa, pero de «Rosa Juana» se dice que es de las más bonitas que has compuesto.
Sí, es una canción sobre mis abuelas que llevaba rondando un tiempo y de la que ya había una versión. Decidí dejarla ahí hasta que estuviese seguro de poder cantarla. Son dos mujeres muy importantes en mi vida y solo con mencionarlas me emociono. Quería estar seguro de poder tocarla en directo. También ayudó el poder hacerla con los arreglos orquestados de Aure Ortega.

Hay guitarras que sorprenden, como la de «Como pa olvidarnos» pero sobre todo en «Hay que vivir», parece que van a tocar los Red Hot…
Ya lo habíamos probado en directo y funcionaba. La gente se animaba muchísimo, me ponía yo con el bajo a una mano y la otra levantada hacia el público y se liaba. Lo curioso es que para mis amigos «puretas», es una de sus canciones preferidas, y los que son más roqueros prefieren las canciones tradicionalmente más flamencas.

Háblanos de músicos con un estilo lejano al tuyo que hayan sido importantes para ti…
Björk. Es una tía que me parece increíble, tiene algo de cantaora y todo. También Radiohead, a los que incluso me he ido a ver a otros países. En estos casos siempre hay un sentimiento en las melodías, algo que se entiende aunque las letras sean en inglés, no comprenda nada y yo solo escuche einguanchonaeeeeen.

No te cortas cuando hablas de problemas actuales, pero con la música parece que te escapas y animas a la gente a imponer sus vidas…
También me cabreo viendo lo que pasa. Enciendes la tele y al rato ya quieres apagarla, pero creo que tienes que indignarte sin permitir que eso te amargue la vida. Además no me gusta enfadarme o insultar a la gente a la cara, es algo que me parece feo. Creo que no se arregla nada haciendo eso.

Con Camina ya tienes una trilogía como Chatarrero. ¿Era intencionado?
Qué bien suena eso de la trilogía, pero no ha sido intencionado. Cuando empecé en solitario quise ponerle un nombre a todo esto, porque siempre he sido de poner sellos a las cosas, y no iba a elegir mi otro apellido que es Garzón. Eso suena muy serio, muy político ¿no? Elegí Chatarrero porque fue la profesión de uno de mis abuelos cuando tenía más o menos mi edad. Me gustó, me parece bonito, y yo me considero algo chatarrero. Y así seguiré probablemente, como Chatarrero.
Este Chatarrero sigue recogiendo estrofas, sacándole letras a la vida, viviendo la música sin fronteras estéticas, y en definitiva y como canta en «Aire», «haciendo malabarismos con un pie encima de un cajón».

Más información:https://www.facebook.com/miguelcampellochatarrero

Lee la entrevista de portada en el ExPERPENTO de diciembre 2014 – enero 2015:
Enlace directo: http://issuu.com/experpento/docs/experpento_dicyene/4

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