Entrevista de BiPaul
Fotografías de Helher Escribano cortesía de SerieTeatro Talent
Actualización: ¡Verano 2016 en el Teatro Alfil de Madrid. Ver info aquí: http://teatroalfil.es/como-matar-a-julio-iglesias/!
A Pablo Puyol lo entrevistamos en ExPERPENTO hace años. Por aquel entonces captamos que era un tipo con muchísimo sentido común, que admitía, y esto es raro, haber hecho trabajos “alimenticios”. Dedujimos que muy de quedarse en casa no era. Y desde entonces no ha parado de trabajar. Cuando no llegaban propuestas, se las inventaba –como con Venidos a menos, que lleva dos años en cartel. Y cuando han llegado, se ha amarrado a ellas con gran ilusión, como con ¿Cómo matar a Julio Iglesias? donde participa dirigiendo a Víctor Elías y Luisber Santiago, y que es una comedia loca, que huele a éxito. Se estrena en la Sala NADA el 18 de junio.
En la edición impresa (puedes descargarla abajo) incluimos un artículo con motivo del estreno de ¿Cómo matar a Julio Iglesias? basada en la entrevista con Pablo Puyol que puedes leer a continuación.
Dos chicos que a los 30 están hartos de que la vida siga igual… ¡y echan la culpa a Julio Iglesias! ¡Es muy desconcertante! Cuéntanos como llega la historia a tus manos, como reacciones y como decides poner en marcha este proyecto…
La historia no llega a mis manos. La vida se ha encargado, por fortuna, de cruzar mi vida con la de Víctor. Un día me dijo que tenía un proyecto y que lo quería desarrollar con Luisfer, con el que había hecho un microteatro que fue el germen de todo esto y me pidió que los dirigiera. Empezamos a pensar. Uno decía, yo quiero que haya viajes al pasado, el otro decía, yo que salga Julio Iglesias… nos quedamos con algunas de esas ideas… y al final nos salió una propuesta que pensamos que podía ser divertida. Queríamos hablar de dos chicos que están aburridos de la vida, unos “loosers” a los que nada les sale bien. Buscan los motivos y deciden que la única forma de avanzar es sustituir a Julio Iglesias. Y para eso tienen que cargárselo…
Dinos en qué sigue igual la vida para Iker y Lucas: cuestiones sentimentales, económicas, laborales, familiares…
Iker y Lucas sufren esa apatía que es común en los jóvenes, ven que no hay futuro y al mismo tiempo, no agarran a la vida por los cuernos. Uno está estancado en un amor pasado, que ni siquiera existió y el otro no sale de una rutina que no le reporta felicidad. Un día hay un momento de catarsis, se plantan y dicen, vamos a hacer algo.
Sergio Granda y Pablo Bartolomé firman el texto… pero por lo que me has dicho, la idea es vuestra. ¿Cómo se desarrolló todo? ¿Fuisteis contándoles la historia?
Sí, más o menos fue así. Les contamos lo que queríamos hacer y cuáles eran nuestras expectativas e hicieron un trabajo maravilloso. Es muy difícil escribir con las premisas de otro. Y más cuando planteas semejante locura. Tenemos que agradecerles, primero, que no nos mandaran a la mierda, y sobre todo que hayan hecho un trabajo muy bueno.
Muchas risas sí que parece que vamos a tener. Pero risas de qué tipo… es decir, la risa por la risa, la risa amarga, la risa que deja poso…
Espero que haya muchas risas. ¡Para eso hemos hecho una comedia! No es una comedia profunda, es humor absurdo. Uno se ríe de lo que dicen, de las propias situaciones.
No participas como actor, sino como director. Háblanos de esta experiencia.
Ha sido un proceso, uno va creciendo como artista y como persona. Yo toda la vida había dicho… no me veo dirigiendo, no tengo ese gusanillo. Con el tiempo, si que empecé a pensar, “pues esto lo hubiera hecho de esta manera”. Y hubo un día que pensé que me gustaría hacer algo pequeñito, para ver que tal. Me di cuenta de que tenía ganas de descubrir si era capaz. En Venidos a menos con David Ordiñas, casi, casi lo hicimos todo, y llevamos dos años en cartel. Pero decidimos contar con Miguel de Angel para que nos diera esa visión desde fuera. Aquí soy yo el que ofrece esa visión. Así que esta oportunidad llega en el momento perfecto. Tengo tiempo y sobre todo, tengo ganas.
¿Y cómo te planteas el futuro? ¿Te ves más de actor o de director?
Muchas veces siento el impulso de subir al escenario y a Víctor y a Luisfer les he pedido que me avisen si me estoy poniendo pesado, y que me echen del escenario si hace falta. Yo disfruto mucho sobre las tablas, cada vez más. Lo de dirigir, supongo que será siempre algo anecdótico. Muchas veces, y más ahora, según está la cosa, tenemos que generarnos empleo, para no quedarnos en casa, mirando a una esquina. Venidos a menos fue más o menos así. O dirigir por afinidad, como en el caso de ¿Cómo matar a Julio Iglesias?, que un amigo o alguien de la profesión me ofrezca la oportunidad. Pero como te digo, siempre será algo anecdótico.
En los Goya, muchos se alegraron de la mejoría de público en 2014 del cine español… en la calle hay menos gente del “yo no veo pelis españolas”. ¿Qué sentimientos hay en la profesión con respecto al teatro? Aumentan los espectáculos… no sé si el público.
Hay un público mayor que va a ver los clásicos. Hay otra franja de edad, entre los 25 y los 45 años, que intenta descubrir cosas. Van a ver comedias, monólogos, propuestas más alternativas… Pero como en el cine, se lo llevan todo unas pocas producciones, que mejoran las cifras totales. El público complicado es el de menos de 25 años. Molaría conseguir que se aficionaran, y que además todo el mundo tuviera un gusto plural. Que un día vayan a ver un clásico, que al día siguiente se acerquen a ver una gran producción, que dos días más tarde se animen a experimentar… que luego se acerquen a ver una pequeña producción…
Igual que ahora que estamos con lo de las elecciones locales, que son las que influyen en estas cosas… se podría proponer a los políticos hacer una campaña en plan llevar a todo un instituto al teatro, ¿no?
Ufff, no sé. Es muy peligroso. Hay que hacerlo muy, muy bien, para que no queden traumatizados. Si llevas a un chaval de 14 años a ver un gran clásico, aunque sea un clásico maravilloso, lo más seguro es que no se sientan identificados. La primera experiencia es quizás la más importante. Con el cine español ha pasado, cada vez menos, pero sigue habiendo un público que no va a ver producciones de aquí por una mala experiencia. Lo curioso es que también han tenido malas experiencias con el cine americano y no dicen, “pues no vuelvo a ver una película americana”. Pero a lo que iba, si se hace una campaña así, de llevar a gente joven al teatro, hay que procurar que vayan a ver una obra que les haga sentir algo, que descubran la emoción de descubrir que sobre el escenario hay alguien actuando solo para ellos.
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Lee el artículo basado en la entrevista que publicamos en la edición impresa de ExPERPENTO:
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