Entrevista de Reyes Muñoz de la Sierra
Fotografía de portada de Fernando Taranco Delgado
Fotografías de interiores de Esteban Starfish
La vida me ha llevado por otros derroteros musicales y no sé nada de rap. Sé que Rayden es un músico muy venerado. Confiando en el sentido común de Carmen Boza, Leonor Watling y Mabü –las voces que colaboran en Antónimo–, no dudé cuando nos invitaron a entrevistarlo. Tenía dos opciones, cargarme de información para hacer preguntas resabiadas o escuchar el disco a la espera de que él mismo me dictara las preguntas. Empecé por lo segundo. No hizo falta más. La mayoría lo escuchará como disco. Está bien, es lo que es. Pero para mí siempre será una colección sublime de poemas sonoros. Hoy sigo sin saber nada de rap, pero he aprendido mucho de David Martínez Álvarez.
¿Qué significa Antónimo?
Antónimo es el primero de una trilogía sobre la palabra, el siguiente es Sinónimo y el tercero Homónimo. Esto muy poca gente lo sabe. El ser humano desde que tiene la actitud del habla desarrolla la capacidad de discriminar. Aprende que eso es una pared y que eso otro no es una pared. Por medio de generar antónimos, el lenguaje crece. Me pareció muy bonito empezar por eso. El lenguaje nace de la contraposición. Creo que esa idea tenía mucho que ver con la temática del disco. No es un mensaje individualista, sino por la lucha de la integridad de la persona. No ser la mitad de algo. Una persona llena puede encontrarse con sus semejantes y confluir en un colectivo y juntos, pueden cambiar las cosas.
Dos experiencias con respecto al disco. La primera es que es difícil no dejarse llevar, la segunda es que es exigente. No puedes trabajar con él puesto…
Hago lo que puedo. Creo que en este disco hemos conseguido hacer un trabajo en el que es muy difícil solo oír. Hay que ensanchar. Parece que si no atiendes, te lo pierdes. Es muy bonito e ilusionante que un trabajo con tanto fondo, con tantas capas, que no es ligero, esté teniendo esa aceptación.
Háblanos de la introducción, que es muy, muy inquietante…
Sí. De pequeño con el piano jugaba a tocar la nota más grave con una mano y la aguda con la otra y las iba acercando, iba haciendo una traslación hasta que llegaba a una nota impar o par, o las dos juntas. La intro es eso. Término a término, llegas al «antónimo».
«No hago rap»… da la sensación de que vivís en un mundo de Góngoras y Quevedos…
Yo siempre hago lo posible por doblar las reglas del rap, o de la imagen preconcebida del rap. Me pareció bonito empezar con una declaración de intenciones: si vamos a hablar de etiquetas, yo hago esto, esto, esto y esto. Incluso hago más por el rap que tú, porque no hago metacanciones. Me tomo la licencia en esta canción y lo que digo al final es que cuidado si me pisas, porque soy un puente y quizás te escuchen el día de mañana gracias a mí. Cuando veo estas disputas tan de tiempos de Góngora, lo que pienso es que a cualquier cosa se le llama arte. Acabo de estar en Roma y en la plaza en la que está el Consulado de Brasil, hay una fuente de un artista y un palacio de otro artista. El de la fuente construyó a tres hombres sujetando la fuente y protegiéndose del palacio. Es como si dijera «mi obra es la única que va a aguantar el peso de la eternidad, y la tuya no». ¡Eso sí que es una vacilada! Si vas a vacilar, no vengas con pareados de «porque tú sí y porque yo no». Son mensajes de los que estoy asqueado y a lo mejor por eso, hice esta canción.
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El mundo del rap está manchado por una nebulosa de machismo, en ocasiones muy densa. Antónimo está envuelto de un aire purificante…
Hay un tema en el que hablo de la comercialización del machismo, del heteropatriarcado, de la cosificación de la mujer, que para mí son tres de los grandes males del mundo. Ocurre con el rap y otros géneros como el reguetón. No todo. Ahora estoy pensando en uno muy conocido que se llama Maluma… cuando veo a la gente coreando sus canciones, me pierdo. No entro en juicios de valor, pero creo que el arte es arte cuando no coarta la libertad de un tercero. Este tipo de canciones promueven la minusvaloración de la mujer, de colectivos como el homosexual… Con el éxito de esos temas, yo me pierdo. Me parece un fracaso de la sociedad.
“Cuando hablo con alguien odio, primero, que empiece todas las frases con un yo, y segundo, que no escuche, que esté ahí esperando a que salga una mínima grieta para decir: ‘pues yo’”
«Pan, circo, ajo y agua», con Carmen Boza. Me ha encantado el riff. La letra va con mensaje… ¿A quién?
Lo del riff es gracias a Carmen… Hablamos de la gente que te come la oreja en un bar, con el ego inflado. De la gente del yo, yo, yo… que me dejen en paz y si quieren un aplauso, que se vayan al circo. Hablamos de esto, de que cada uno se mire su propia sombra, su trabajo. Cuando hablo con alguien odio, primero, que empiece todas las frases con un yo, y segundo, que no escuche, que esté ahí esperando a que salga una mínima grieta para decir: «pues yo». Esta canción refleja esto.
«Pequeño torbellino» está entre algodones. Te acompaña Mabü, que es también pura delicadeza… ¿Es una canción escrita a modo de herencia?
No está escrita a modo de herencia, porque la tercera estrofa se la dedico a mi padre. Pero sí, en el momento en el que supe que iba a ser padre, también supe que tenía que escribir una canción a mi hijo. Y no sabía cómo enfocarla, tenía que ser la canción más bonita de todas las que he escrito. Fui con la madre del niño a hacer una ecografía en 4D, y nos dieron un CD con las fotos, los vídeos y el sonido del latido. En casa solo, me lo puse en bucle y empecé a fluir. Recuerdo que con cada frase que escribía, me ponía a llorar. Como antes nunca había sentido algo así por nada mío, pensé que iba por el buen camino. Yo no quería estropear el estribillo y María tiene una de las voces más dulces, magnéticas e hipnóticas de España. Así que le dije, «María, esto es un triple, para mí esta es la canción más especial de mi vida». Pobrecilla, y ella que es muy nerviosa me decía: «pero cómo lo voy a hacer yo, que no soy madre, ay, ay». Me gusta mucho esa canción.
«Amalgama». Os ha salido una canción muy, muy sensual. En mi cabeza jamás os hubiera juntado a Leonor Watling y a ti, y hacéis esto…
Pues ella es la única persona del disco a la que no conocía previamente. Con Carmen tenemos un proyecto conjunto. Con Mabü hemos colaborado ya tres veces… pero con Leonor… Me encanta como actriz desde que la vi hace mucho tiempo en una película, soy un seguidor de Marlango, he ido a varios conciertos y tiene ese carisma, ese rollo sensual a lo bestia… Y en mi cabeza, la canción era ella. Encontré la forma de decírselo y le escribí… «mira, soy David, se me conoce como Rayden, no sé si me sitúas…». Cuál fue mi sorpresa cuando ella me respondió diciéndome que me seguía y «David, ahora estoy de vacaciones, pero quiero llegar a tiempo…». Grabar fue increíble, ella dio con el rollo de la canción inmediatamente. Y me gusta generar eso que dices. Hace un tiempo nadie me relacionaba con artistas como Rozalén o Leiva o con Boza o con Sidecars… Encontrar las zonas grises y dar con esa canción que parecía estar ahí esperando, me encanta.
Me encantó darme cuenta de lo bien escrita que está «Puertas», de todo lo que encierra…
Estoy muy contento, porque ese tema está saliendo en todas las entrevistas. Ese tema es para mí el más personal, pero a un nivel brutal. Me vacié en él. Hay una corriente bestial, es una catarsis. Había salido a correr escuchando música, y en la cabeza se me alojó la idea de que cada persona somos una puerta que se puede abrir. Nos abren y nos cierran, porque la vida es finita, porque pierdes una amistad, o una pareja… o por lo que sea. Es el tema que más pudor le da a la gente escuchar, porque me desnudo y lo cuento todo. Quien no me conoce, puede hacer conjeturas, puede pensar en sus propias puertas… pero la gente que me conoce, sabe cuál es el nombre de cada puerta. Me gusta la conclusión final de que yo soy la llave.
“Yo creo en la belleza, en la belleza de lo feo, de lo que desangra. Creo en la belleza de quedarse vacío. No me considero generoso, creo que quienes trabajamos con el arte somos egoístas solidarios”
Mi sensación al escuchar el disco entero es que eres un tipo o un artista muy generoso… No te guardas nada.
Creo que siempre hay que llegar al final, no puedes quedarte a medias. No puedes quererlo todo dándote a medias. No puedes anteponer el contar algo a tener algo que contar. Yo creo en la belleza, en la belleza de lo feo, de lo que desangra. Creo en la belleza de quedarse vacío. No me considero generoso, creo que quienes trabajamos con el arte somos egoístas solidarios. Todos tenemos una pedrada en la cabeza, y los artistas tenemos la posibilidad de lanzar esa piedra al aire para que quien la coja, se la quede. En el momento en el que cada puerta deje de ser mía, será de otra persona y adiós muy buenas.
“La música me permite supurar, estar equilibrado y ser disparatadamente eterno. Pero me ha quitado a mucha gente a la que no he atendido. Sí he intentado valorar a esas personas, pero se han sentido como un cero a la izquierda”
«Abril de 1896» es un sermón casi bíblico… Me ha llevado a buscar libros tuyos, y a descubrir que además de Rayden, eres David Martínez Álvarez… ¿Qué libertades te dan y te quitan la música y la literatura?
La literatura no me genera ningún tipo de presión. Como estoy acostumbrado a sellar con mi timbre mis palabras, a la hora de escribir las desnudo y se convierten en prendas con la que la gente se abriga como quiere. Para mí la literatura es liberadora, y los discos son expectación. La música me permite supurar, estar equilibrado y ser disparatadamente eterno. Pero me ha quitado a mucha gente a la que no he atendido. Sí he intentado valorar a esas personas, pero se han sentido como un cero a la izquierda. Cuando alguien tiene todos los sentidos puestos en un sueño es difícil que los demás le sigan el ritmo. Al final todos tenemos sueños, apetencias diferentes. Y con «Abril de 1896» me di cuenta de que a veces tenemos las expectativas muy altas con respecto al amor, porque es amor de película. Busqué el que para mí sería el antónimo de película y pensé en canción. Hablo del amor de canción. El título es la fecha en la que se rodó por primera vez un beso. Siempre había querido hacer un título con una fecha, y busqué eso. Nada, es un piquito, pero para la época fue muy rompedor.
«Meteorito»… ¿Entenderías un disco que no se mojara?
Sí, lo entendería. El nacimiento de mi hijo ha hecho que perciba todo a otro nivel. Mi hijo empieza a levantarse apoyándose en cosas. Ahora veo todos los picos, los enchufes, todo lo que le puede hacer daño y a todos los niveles. ¿A qué mundo ha venido? En todos los discos he hecho una radiografía, me he mojado, como tú dices. Ahora pienso en que las libertades han sido recortadas y en que estamos todos conformes y adaptándonos. Leí un tuit que decía algo así como que: «En España somos los únicos dinosaurios que aplaudiríamos a un meteorito». Me gusta esa canción, es una fabula. El experimento de La guerra de los mundos se repitió en otro lugar y la gente se enfadó tanto que prendió fuego al periódico. ¡Hubo muertos! Ahora parece que la amenaza es real, pero la gente no se lo cree o asiente. Podría evitar lo político, pero no lo social.
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La realidad se pone complicada. Hay sentencias para raperos y tuiteros. ¿No somos listos para escribir y leer entre líneas? ¿Necesitamos mártires?
Me gustaría pensar que no necesitamos mártires, pero las grandes corporaciones buscan una sociedad líquida, como dice Bauman. Buscan que la sociedad tenga emociones para sacar dinero. Dinero mientras ven cómo nos despellejamos, o buscamos amor en aplicaciones, o evocamos el odio… Me gustaría pensar que no necesitamos mártires, y al mismo tiempo parece que hay que agitar la tierra para que la semilla germine.
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Cambio de intensidad. El disco está en la calle. ¿Cómo será la gira? ¿De muchos conciertos? ¿Pocos? ¿Con mucho show? ¿Sobrio?
Lo bueno es que ahora voy con una banda y no solo con la postal ortodoxa de DJ, corista y voz. Voy con guitarrista, batería, teclista y bajista. Hemos hecho una inversión en escenografía que va a estar muy bien. Al principio teníamos una serie de ciudades, y nos llaman de festivales que nos quieren en primicia… No se nos va de las manos, pero está siendo un encaje de bolillos. Mejor dicho un encaje de bolazos.
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Mucha información en: http://www.raydenoficial.com/
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Rayden portada en la edición papel de ExPERPENTO de marzo-abril 2017: