Texto de Vicente Martín
Tras su interesante disco de caras B, SAWDUST (2007) nos llega el último trabajo de la banda liderada por el inquietante Brandon Flowers.
Si los segundos trabajos suelen ser una de las pruebas de fuego para una banda emergente, el tercero supone la confirmación definitiva. DAY & AGE, es un disco que en conjunto suena bien, las canciones son correctas en su contexto, pero sacadas del mismo carecen de fuerza y el supuesto nuevo sonido de la banda se queda en lo de siempre pero más refinado.
En este trabajo priman los teclados sobre las guitarras -en los anteriores hubo un mayor equilibrio entre teclados y guitarras-. Losing Touch y Human (single) son claros ejemplos en los que los teclados otorgan un sonido más pop al grupo. Las referencias glam, de su primer disco en este, se reafirman en demasía, un ejemplo más de involución. De las letras de Joy Ride, Neon Tiger, se saca el título del disco, I Can’t Stay se vende como el mayor de los atrevimientos por sus cortes bossa nova y es una canción que recuerda a esa versión de La Vie en Rose de Grace Jones. En mi opinión, hubiera quedado bien como cara B ya que es una canción que desentona en el contexto del trabajo. Culpable de este sonido tan retrógrado que se vende como evolución en su carrera, es el productor Stuart Price. Mark Stoermer, bajista del grupo, rememoraba que al finalizar las sesiones de masterización de Human, muy contentos por el resultado, entraron en el apartamento en Londres de Price por primera vez y vieron la portada de The Man Who Sold The World de Bowie, y fotos de Brian Eno en la época de Roxy Music. Fue así como determinaron que Price era su hombre en la producción.
Lo triste es que The Killers suenan más parecidos a Scissors Sisters que a nada que tuvo que ver con el rock inglés de los 70. Hace 4 años regalé a una amiga el HOT FUSS de los Killers y quedé como un «señor», ahora no regalaría este disco ni a mi editora en ExPERPENTO.