Texto de BiPaul
Imágenes cortesía de Turisme de Barcelona © Autor: Espai d’Imatge
Imagen de la cabecera Catedral y Mirador del Rei Martí
Carlos Ruiz Zafón es el hijo de un agente de seguros. De chaval acompaña a su padre de casa en casa recorriendo una y otra vez Barcelona. Pasa su infancia en el barrio de la Sagrada Familia y estudia en los Padres Jesuitas de Sarriá, edificio de Joan Martorell, el maestro de Gaudí. Detrás de su mirada se esconde la cabeza de un escritor, que en el momento en el que emigra a Los Ángeles, comienza a utilizar los escenarios recordados para recrear los ambientes en sus novelas.
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El Cementerio de los Libros Olvidados
En la calle Arco del Teatro se esconde El Cementerio de los Libros Olvidados. A finales del xix, Daniel Sempere descubre allí un volumen firmado por Julián Carax que cambiará su vida. Al mismo lugar acude, en los convulsos años veinte, David Martín, cuando recibe el encargo de escribir un libro como no ha existido nunca. El ciclo se reinicia cuando en 1957, Daniel Sempere recibe en su librería una extraña visita, que amenaza con sacar a la luz un viejo secreto. Con El Prisionero del Cielo Zafón reanuda la aventura iniciada con La Sombra del Viento y continuada con El Juego del Ángel. Se trata de la serie más intrigante de los últimos tiempos. Ahora se reedita en formato bolsillo y con nuevas cubiertas. Imprescindibles. |
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Posiblemente mientras escribía Marina o La Sombra del Viento, no era consciente de que los paisajes de sus libros se convertirían en un reclamo turístico: han surgido rutas organizadas y se han escrito obras como La guía de la Barcelona de Carlos Ruiz Zafón (Planeta) de Sergi Doria, que ha sido imprescindible para ordenar ideas en este artículo. Ante la imposibilidad de abarcarlo todo, nos centraremos en las postales típicas de Barcelona. Lo hacemos con dolor, porque sin duda, lo interesante es rebuscar en aquello que el autor redescubrió para sus lectores de todo el mundo.
Empezamos el recorrido en el casco antiguo –Ciutat Vella– que hasta el siglo XIX era el núcleo de Barcelona. En esta zona hay vestigios de los últimos dos milenios. Allí está el Barrio Gótico, que tiene la virtud de suspendernos en el tiempo, pese a que parte fue destruida y reconstruida durante la primera mitad del siglo pasado. Por ejemplo, el Puente del Obispo, uno de los puntos más fotografiados de Barcelona, tiene menos de cien años. Lo mismo ocurre con algunos edificios de la plaza de San Felipe Neri que según Daniel Sempere «…es apenas un respiradero en el laberinto de calles que traman el barrio gótico, oculta tras las antiguas murallas romanas».
En la zona antigua está la Catedral, cuya construcción se inició en el siglo XIII. La desconcertante fachada es de finales del XIX. En La Sombra del Viento es aquí donde el sombrerero pone unas velas para encontrar esposa y en las escaleras conoce a Sophie. Poco después de casarse, la mujer confiesa que está embarazada. El niño se llamará Julián Carax.
La Rambla se extiende desde la Plaza de Cataluña hasta el mar. Bulle de turistas, lugareños, estatuas humanas y amantes de lo ajeno. «Recuerdo que anduvimos hasta el pie de la Rambla, donde la estatua de Colón asomaba entre la bruma. Caminábamos en silencio, contemplando las fachadas y el gentío como si fuese un espejismo, como si la ciudad estuviese ya desierta y olvidada». Daniel Sempere pasa a menudo ante la fuente de Canaletas. David Martín va al Café de Canaletas (ahora una hamburguesería). Allí ve que el libro de su competidor, el ricachón Pedro Vidal, es comentado por toda la prensa y que su obra ha sido ninguneada. De vuelta, pasa por las librerías que muestran orgullosas el título de Vidal. Este paseo nos lleva a Can Pistoles, nombre popular del Capitol por su programación dedicada al western.
Fundamental en La Sombra del Viento es la Calle de Santa Ana. «Mi padre y yo vivíamos –dice Daniel Sempere– en un pequeño piso de la calle Santa Ana, junto a la plaza de la iglesia. El piso estaba situado justo encima de la librería especializada en ediciones de coleccionista y libros usados heredada de mi abuelo, un bazar encantado que mi padre confiaba en que algún día pasaría a mis manos». Uno de los sitios favoritos de David Martín en El Juego del Ángel es la librería de Sempere.
Els Quatre Gats es el local donde Picasso expuso por primera vez, obteniendo algunas críticas, en las que según se dice, nadie puso bien su nombre. El malagueño pintó su menú. En este local modernista se juntaba la bohemia y es allí donde Daniel Sempere y Gustavo Barceló, otro librero, van a la tertulia de bibliófilos. Y allí es donde le muestran a Barceló el libro de Julián Carax, recién rescatado de El Cementerio de los Libros Olvidados.
El Gran Teatro del Liceo, con su trágica historia de incendios y reconstrucciones, ocupa toda una manzana en la parte baja de las Ramblas. Un día Barceló invita al padre de Daniel a la ópera y ante las preguntas de su hijo por el repentino interés por Wagner, el hombre responde: «con Barceló, da lo mismo la ópera que pongan, porque él se pasa toda la representación comentando la jugada y criticando el vestuario y el tempo». Cerca, podemos entrar en el Hotel España, donde la familia de Vidal tiene una habitación reservada de manera perpetua. Merece una visita el comedor, con forjas, artesonados de madera y las pinturas de Sirenas de Ramón Casas.
En contraste con las laberínticas calles del Barrio Gótico llegamos a la Plaza Real. Las farolas fueron el primer aporte de Gaudí a Barcelona. Entre la Plaza de Cataluña y el Teatro del Liceo está el Hotel de Oriente. En sus habitaciones se alojaron algunos ilustres como Hans Christian Andersen y Error Flynn. David, en El Juego del Ángel dice: «Una niebla tenue y cálida ascendía desde el puerto, y el destello de los ventanales del Hotel Oriente la teñían de un amarillo sucio y polvoriento en el que los transeúntes se desvanecían como trazos de vapor».
«En aquellos días, la calle Nou de la Rambla tendía un corredor de faroles y carteles luminosos a través de las tinieblas del Raval. Cabarés, salones de baile y locales de difícil nomenclatura se daban de codazos en ambas aceras con casas especializadas en males de Venus, gomas y lavajes, que permanecían abiertas hasta el alba». El Raval es hoy foco multicultural de la ciudad. Era un barrio extramuros, con conventos, masías e instituciones de beneficencia. Allí está el Hospital de la Santa Cruz, que alberga la Biblioteca de Cataluña. David nos dice: «…ocupaba la nave de arcos góticos del antiguo hospicio medieval de la calle del Carmen. Pasé el resto del día rodeado de tomos que olían a sepulcro papal». En el Raval es imprescindible la visita del Palacio Güell con la firma de Gaudí y es justo enfrente, allí donde ahora se encuentra el Hotel Gaudí, donde está El ensueño de El Juego del Ángel, inspirado en El Edén Concert.
En la Ribera se construyó la ciudadela militar, reconvertida en un parque, modificado en 1888 para la exposición universal. En la Ciudadela David Martín se encuentra por primera vez con Andreas Cornelli: «El Depósito de las Aguas tenía las trazas de un tosco castillo o de una prisión. Había sido construido para abastecer de agua los pabellones de la Exposición Universal de 1888, pero con el tiempo sus tripas de catedral laica habían acabado por servir de cobijo a moribundos e indigentes». Hoy el depósito es la Biblioteca de la Universidad Pompeu Fabra.
David Martín se instala en una casa de Flassaders: «Desde sus cuatro grandes ventanales en arco abiertos por los cuatro costados podía contemplar la basílica de Santa María del Mar al sur, el gran mercado del Born al norte, la vieja estación de Francia al este y hacia el oeste el laberinto infinito de calles y avenidas atropellándose unas sobre otras en dirección al monte del Tibidabo». David vive a la sombra de la gótica Santa María del Mar, cuyo replique siempre nos dice algo en la novela. Sin duda, es una de las iglesias más bonitas de Barcelona.
Basílica de Santa María del Mar
Zafón no deja espacio sin rastrear. Corelli vive en un caserón en el Parque Güell, en la calle Pelayo entramos en la redacción de La Vanguardia (ahora recepción de un hotel), la madre de David trabaja en los Almacenes El Indio. Especial importancia tiene la comisaría de Vía Layetana, cuyos métodos son sufridos por los protagonistas. Descubrimos el Bar Amirall o el Xampanyet… Son muchos los espacios por descubrir, incluso para los lugareños. Algunos son reconocibles y otros ya no son lo que eran. Una vez descubierta la literatura de Zafón, Barcelona ya no se ve con los mismos ojos.
Lee este reportaje en el especial de ExPERPENTO y Booket para la Feria del libro: