«En la sombra» de Fatih Akin


Texto de BiPaul

Dirigida por Fatih Akin
Alemania, 2017
Con Diane Kruger, Numan Acar, Ulrich Brandhoff, Hanna Hilsdorf…

Fatih Akin es de ascendencia turca y nacido en Hamburgo. Su cine casi siempre refleja los encuentros y desencuentros entre generaciones y culturas. En algunos de sus films es muy evidente, como en Al otro lado, película en la que aborda desde la más pura humanidad, temas como el radicalismo político, el amor y la muerte. En la sombra es el segundo ejemplo de esto.

En En la sombra tenemos ocasión de conocer la maravillosa familia conformada por Katja, Nuri y Rocco. Katja se casó con Nuri cuando él estaba en la cárcel. A la familia de ella no le hace ninguna gracia. El nacimiento de Rocco cambia la vida de Nuri: logra salir de la delincuencia y vive muy tranquilamente en Hamburgo, donde trabaja en una oficina de traducción. Un día Katja los deja en la oficina para hacer recados y nunca los vuelve a ver vivos. Alguien ha puesto una bomba frente al edificio.

Esta película es una reflexión en torno a las ideas del odio, como sentimiento injustificado por la condición del otro, y la ira, como respuesta a un ataque personal. Katja sobrevive a duras penas a la muerte de su esposo y de su hijo, pero se desintegra ante la injusticia que supone, que primero, la policía se centre en buscar a los asesinos en el pasado de Nuri y después, que en el devenir del juicio, la «parejita» de neonazis que ha perpetrado el atentado, sea acusada de doble asesinato, sin más. Los neonazis representan el odio y Katja la ira. Y como decimos, la ira tiene justificación personal y el odio no. La ira pide justicia, que Katja espera que parta del sistema y cuando el sistema falla, llega la sed de venganza.

Con todo lo que hemos dicho, es lógico que la cinta caiga sobre la espalda de Diane Kruger, que fue premiada a la Mejor Actriz en Cannes. Ella es quien humaniza todos los debates internacionales, sobre todo los occidentales, que suelen diferenciar entre atentados terroristas y ataques de grupos de ultraderecha, como si la ultraderecha no fuera terrorista y sus crímenes no fueran para tanto o incluso, tuvieran un punto de justificación en la idea de que fueron «ellos» los que empezaron y «nosotros» nos defendemos. La realidad, que refleja muy bien Fatih Akim, es que cada historia tiene su propio argumento, que no se puede narrar desde los prejuicios porque se crean monstruos.

El cine de Fatih Akin no es lineal. Desde que con Contra la pared obtuviera el reconocimiento internacional hasta El monstruo de St. Pauli, película que tienes que ver con el estómago vacío, la amalgama de historias, públicos, perspectivas y dramas que ha tratado, es impredecible. Pero en todas ellas, incluso en Soul Kitchen o en la juvenil Goodbye Berlín, hay una reflexión directa y visceral en torno a cómo un mundo globalizado genera violencias estructurales que dejan fuera del sistema a ciudadanos y ciudadanas comunes, por cuestión de edad, de costumbre, de cultura, de tabú o de raza.

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