ESTOCOLMO …una ciudad que merece el Nobel


Texto: Daniel PÉREZ CORONA
Fotografías de Hiytel www.flickr.com/photos/hiytel

La ciudad de los Premios Nobel, la del anochecer a las 3 de la tarde, la del café caliente, la del mar entre islas y puentes, la de la amabilidad de sus gentes, la respetuosa con el medio ambiente… Estocolmo te asegura una experiencia única siempre y cuando estés dispuesto a pasar un poco de frío.

Cada 10 de diciembre desde 1901 se celebra en la capital sueca la gala de entrega de los afamados Premios Nobel, galardones que pretenden reconocer la labor de las mayores eminencias mundiales en campos tales como física, química, psicología, medicina, literatura o paz. Las principales festividades relacionadas con los Nobel se llevan a cabo en la casa del Ayuntamiento –City Hall–, un edificio inspirado en los palacios renacentistas italianos, en el que se alza sobresaliente la aguja dorada de Tre Konor. Es por tanto un lugar de obligada visita.

En la Sala Azul se celebra el banquete, no sin dificultades de movimiento para los aproximadamente 1300 comensales que allí se dan cita. Si bien cuando lo veas tú no padecerás tal inconveniente. Podrás disfrutar también, entre otras cosas, del Salón Dorado, sala de banquete dominada por la figura de la Reina de Mälaren, patrona de la ciudad, en la que más de 18 millones de pedacitos de oro y vidrio centellean para ti.

La ciudad de la cultura

Si te apetece seguir viendo cosas únicas en el mundo, puedes optar por visitar el Museo Vasa, donde descansa el único navío del siglo XVII que se conserva, presentado con un 95% de sus piezas originales. De unas dimensiones espectaculares, el Vasa se hundió poco después de su viaje inaugural en 1628 para ser rescatado en 1961. Los barquitos de la saga Piratas del Caribe quedan en pañales ante esta palpable demostración de añejo poderío.

La isla de Gamla Stan te garantiza ese toque especial que, al regreso, te hará recordar con melancolía tu escapada. Es la zona medieval de la ciudad, con callejuelas sorprendentes en las que confluyen tradición, gentes de todos los puntos del planeta y tiendecitas para abastecerlas.

Uno de los puntos que debes localizar es la calle Mårten Trotzigs Gränd, que cuenta con sólo 90 cm de ancho en su punto más angosto. Cerca de allí podrás ver Stortorget y Köpmangatan, la plaza y la calle más antiguas de la ciudad.

La leyenda del dragón

Mención aparte merecen la Catedral de San Nicolás y el Palacio Real, muy cercanas entre sí. En la primera, destaca la escultura de «San Jorge y el dragón» de 1489. Según cuenta la leyenda, un despiadado dragón exigía sacrificios humanos de la ciudad de Silene si quería evitar ser destruida. El día en que la hija del rey iba a ser sacrificada, San Jorge apareció en su caballo y juró matar al dragón a cambio de que los ciudadanos paganos se convirtieran al cristianismo.

En cuanto al Palacio Real, residencia oficial de SM el Rey, no puedes perder la oportunidad de caminar por sus fastuosos interiores del siglo XVIII y XIX, pero sobre todo, tienes que presenciar el cambio de la guardia, un espectáculo cuasi teatral con modos castrenses, que se celebra cada día en torno a las 12 de la mañana.

La nota más curiosa y colorida de Estocolmo es sin duda Skansen, una miniatura de Suecia en forma de parque, en la que casas, molinos y pequeñas granjas hacen acto de presencia, procedentes de diversas zonas del país, rodeadas de jardines típicos de la época y lugar correspondientes. Skansen alberga además, varias especies autóctonas (bisontes, lobos, alces, osos, focas…) que podrás contemplar de cerca.

Por último, unas recomendaciones. Ve a los sitios andando porque el transporte es caro –unos 3 euros por viaje– y de esa forma podrás darle «continuidad» a una ciudad que se caracteriza precisamente por su discontinuidad, al ser un conjunto de islas. Allí todo es algo más caro, la moneda en curso es la Corona, si bien en las zonas turísticas el euro también es bien recibido.

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