«Fariña», Galiza Calidade


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Entrevista de Covadonga Carrasco
Fotografías cortesía de Prensa del Teatro Español y Naves del Español en Matadero

Más información en: https://farina.gal

Fariña nos trasladó a uno de los momentos más duros de nuestra historia reciente. Primero con el libro y después con la serie. Ahora nos lleva al teatro, nos mete de lleno en lo que sucedió, lo bueno y lo malo. Por qué pasó, pero, sobre todo, nos hará plantearnos ¿qué hubiese hecho yo?

Hablamos con Xosé A. Touriñán, uno de los actores que pasó de ser un Charlín detestable en la serie a… Aún no lo sabemos, pero estamos seguros de que será igual de grande. Porque amigos, Galiza Calidade, siempre.

Se cierra el círculo de Fariña ahora en el teatro…

No lo tengo muy claro eh… Perdona que te interrumpa así de primeras, pero seguro que cae algo, a ver qué se le ocurre a Nacho (Carretero), lo mismo un musical, porque ya hay cómic, hay libro, hay serie, hay teatro… Yo no diría que está cerrado del todo.

Solo que en esta ocasión no se centra tanto, como la serie, en la Operación Nécora, sino en cómo se vivió la aparición del narcotráfico, sus efectos, la forma en la que lo experimentó la sociedad, ¿no?

Eso es, la serie contaba esos diez años y cerraba con la Operación Nécora. El libro nos cuenta la historia desde el principio, por qué se empieza en Galicia con el contrabando, casi por necesidad. Cómo llegaban los barcos hasta que a un listo o una lista se le ocurrió pensar en que embarrancasen, el estraperlo con Portugal, etcétera. Por eso creo que no está cerrado el círculo de Fariña, a día de hoy seguimos viendo en los medios: «Incautados no sé cuántos kilos de cocaína». Es un problema actual y real no es una historia cerrada, ni mucho menos.

Con la obra de teatro queríamos hacer un viaje más largo, por los pasos que da el libro. Los protagonistas no son personas, sino la sociedad, Galicia, e intentar mostrar la forma de entender este fenómeno. Queríamos poner al público en la situación de elegir si se hubiesen encontrado ellos en ese momento. Porque quizá tú ahora sí lo tienes muy claro, pero igual si te hubiese tocado vivir la situación, tu punto de vista sería muy diferente y no estarías tan en contra… No está tan claro quiénes son los buenos y quiénes son los malos.

«Cuando rodábamos la serie, los primeros días, a Javi Rey se le acercó un señor y le dijo: «¿Puedo darte un abrazo? ¿Vas a hacer de Sito?». Y al abrazarlo le dijo: «Hónralo».

Muchos consideraron que en la serie se le blanqueaba a Sito Miñanco, por ejemplo. Sin haber visto aún el montaje, tengo la sensación de que ese romanticismo desaparece. Estás más cerca del libro y mostráis las consecuencias del engranaje del narcotráfico, del dolor de las familias…

Yo te cuento mi punto de vista, además de cómo gallego, como alguien que puede entender mi sociedad o a mi país, como dice la ministra (Yolanda Díaz), que es Galicia. No estoy de acuerdo. Está muy bien que se vea un blanqueo de Sito Miñanco… qué guapo Javi Rey, qué majo… Pero en esa serie hay otros dos narcos… ¿Quién quiere ser de los Charlines? ¿Quién quiere ser Oubiña? No se pueden blanquear, no hay nada blanco, es todo oscuro.

Tú te vas a Cambados, de donde es Sito Miñanco y notas que le tienen un respeto y una devoción… Lo ven buen tío, cumplidor, un hombre de palabra. Cuando rodábamos la serie, los primeros días, a Javi Rey se le acercó un señor y le dijo: «¿Puedo darte un abrazo? ¿Vas a hacer de Sito?». Y al abrazarlo le dijo: «Hónralo». ¡Tú fíjate lo que es eso!

Sí, es malo, pero… dio de comer a tanta gente, generó tanto dinero… Hay una parte muy muy mala: se empiezan a morir chavales y chavalas, se perdieron en Galicia generaciones enteras, sobre todo con la llegada de la heroína. Estos narcos también traficaban con heroína, que puede ser que sí, no lo sabemos. Pero la entrada de droga libre sin información en esos años… Esas dos caras son las que intentamos reflejar en la obra de teatro.

Por eso te digo que yo no creo que se les blanquee. Este tipo de gente es así, tienen que tener un don para camelarse al resto. Si a ti te camelan como espectador de una serie de televisión es porque ellos también son así. Si fuesen tan mala gente no hubieran tenido la facilidad de conseguir lo que consiguieron.

Se ha banalizado mucho la mafia gallega. Incluso cuando en un momento llegó a convertirse casi en un narcoestado. Y, sin embargo, todo el mundo alucina con los narcos colombianos y no es realmente consciente de lo que significó y significa.

La violencia no era tan palpable como en México o en Colombia o incluso en Italia con la mafia. El dinero de la droga lo mancha todo, seguro que está en las grandes empresas de este país, en la política… La droga pone y quita gente, y en esa época quitó y puso a mucha gente de los que mandaban. Pero, es cierto que la gran diferencia es que, a pesar de que hubo violencia, no fue de un modo tan exagerado como en otros países.

Esto sigue ocurriendo. En aquellos años existía una permisividad con ellos, con el contrabando de tabaco, que no estaba tan mal visto. Eran señores respetados por todos. Decían: «No pasa nada, es dinero. Estamos engañando al Estado» o usaban la picaresca, porque esto es un país de pícaros, para sacar más beneficio. El tabaco al fin y al cabo no era tan, tan…

Lo que hablábamos antes, cuando empiezan a morir chavales , cuando se empiezan a ver las consecuencias de todo eso, la sociedad empieza a decir: «Ojo, ¡’cuidaó’! Ahora sí hay un problema». Hasta ese preciso momento todo eran beneficios, risas, fiesta, alegría, pasta, había dinero, ganaba el del restaurante, el del concesionario de coches, etcétera.

Por eso, creo que la diferencia con los narcos de otros países, al menos visto desde fuera, es la violencia. No es comparable. Tú vas a las Rías Baixas, a toda la zona norte, porque al final es toda la costa y ahora vemos que en el sur tienen el mismo problema, pero hablas con la gente de aquí y te dicen: «No, murió gente, pero debería haber muerto mucha más. Se lo merecían, somos demasiado buenos». Sí, sí en serio, lo dicen. Este rollo de traiciones, amigos que se engañaban unos a otros… llega a pasar en Colombia y… ¡Ay madre!

«El espectáculo quiere viajar ahí, entre el subidón y la hostia que se lleva la sociedad con todo esto, las madres de Érguete… »

Que mostréis el roto que se le hizo a la sociedad gallega, cómo sufrieron esas familias, es importante, que además sigue pasando. En el caso de Galicia con unas raíces muy profundas. Recuerdo ir a Galicia y que amigos de allí me dijeran: «Mira, ves esa casa, esa es la casa de un narco». Y quedarme ojiplática con la naturalidad con la que se sabe.

Sí, claro, se sabe. Todos los saben y bueno, pues nada, ya está. El viaje del espectáculo va de eso. De cómo lo vemos, de la fiesta total, desde generar dinero, riqueza y bienestar. Ese es el punto de inflexión: vemos algo súper normal porque generaba dinero y eso es bueno, hasta ese momento tan terrible. El espectáculo quiere viajar ahí, entre el subidón y la hostia que se lleva la sociedad con todo esto, las madres de Érguete… Las invitamos cuando estuvimos en Vigo y para mí es una de las experiencias más impresionantes que he tenido jamás. No sabes cómo lo van a recibir ellas, que fueron protagonistas de todo esto. Y fue tan emocionante, estaban tan agradecidas por este homenaje a sus hijos… Lo decían ellas, porque nosotros no éramos conscientes de todo eso. Fue tan, tan bonito…

Cuando con un espectáculo consigues que las madres de esos chavales que se quedaron en esos momentos, estén orgullosas y se emocionen, el trabajo está hecho.

La obra es un viaje desde que aplaudiste al contrabandista por pagar las fiestas del pueblo hasta que lo escupes cuando lo ves pasar. Y todo con la idea de que esto no se acabó. Ese es el camino, el poso que debería dejar en el espectador. Durante la gira en Galicia es lo que se consiguió. Lo que tú dices, los espectadores, la gran mayoría o al menos muchos, vivieron todo eso y es muy guay.

«…eso es Fariña: vas pasando fotos, vas pasando diapositivas. Hacemos de todo, pasamos por todo, acabamos con los nuevos narcos de hoy en día»

Somos de la misma quinta y yo recuerdo perfectamente ver las noticias sobre la Operación Nécora en los telediarios y que me resultase impactante. Imagino que a ti te pasará igual, sumado a que lo vivías de un modo mucho más cercano. Cuando te ofrecen participar en la serie y luego en la obra, ¿cómo lo vives? ¿qué supone para ti?

Pues yo me entero de que va a arrancar este proyecto un par de años antes de que se comience a rodar la serie. Tengo la segunda edición o la tercera del libro. Es entonces cuando leo el libro… Y sí, yo recuerdo esa referencia de imágenes, pero como cualquier otra noticia. Además, yo soy del interior de Galicia, no tenemos tanta cercanía a eso. Después te pones a valorar cosas que viviste en tu época joven: como que si querías, se conseguía con mucha facilidad la droga… Te lo tomabas con una normalidad que ahora, dices: “Joder, que esto no era nada normal”. Era un rollo súper ilegal pero que estaba al alcance de todos en la calle.

Yo quería estar en ese proyecto. Es parte de mi historia, parte de lo que somos, de lo que soy. Mi caso también es muy particular porque en Galicia, yo trabajaba mucho, pero en comedia, y bien orgulloso… Me parecía imposible que a mí me pudiesen dar un personaje como el de la serie. Fue un regalo de Bambú, de Ramón, de Carlos, de Conchi, del director y la directora de casting, que me dieron una cosa muy distinta a lo que hacía habitualmente.

Ahí, creo que estuvieron muy bien, fueron muy valientes, haciendo un casting de caras desconocidas, casi, menos Javi o Tristán…

Bueno, desconocidas para el resto de España porque en Galicia teníais todos unas trayectorias impresionantes y erais súper conocidos.

Sí claro, todos. La televisión de Galicia lleva 30 años apostando fuerte por la ficción. En Fariña se demostró que son grandes profesionales, pedazo de actrices y de actores todos. Como la serie fue tan grande, fue tan bonito todo… Teníamos idea de que hubiese una segunda temporada y nos quedamos todos ‘chafaos’ cuando se decidió que no…

Entonces, yo que había hecho mucha amistad con Nacho Carretero, hablando en una cena, le comenté: «Tendríamos que hacer un espectáculo de teatro». Y Nacho, de cabeza, me dijo: «Si tú quieres, yo no tengo idea, pero vamos». Y ahí empezó todo. Liamos a Tito Asorey que es un fenómeno, el tío que más y mejor escribe de Galicia y arrancamos hace ya dos años .

Está siendo maravilloso, si no fuese por el bicho sería un año fantástico. Es hacer un poco de historia, llegar a Madrid, a las Naves del Español, a Matadero, con una compañía que normalmente no trabaja con ayudas públicas… Es un camino precioso.

Y el bicho no nos lo va a manchar. A ver si podemos trabajar con cierta normalidad y disfrutarlo, sobre todo, porque es un premio para nosotros, para el elenco, para el proyecto. Ten en cuenta que fue muy difícil, después de hacer una serie, un producto tan bien hecho, tan espectacular, intentar que esté a la altura, que no cuente lo mismo… Conseguirlo era la guinda del pastel. Estar un mes en Madrid era el regalo final para todos.

Hay muchas ganas. En el libro de Nacho Carretero hay infinidad de personajes, es muy coral, además muchas cosas suceden en espacios abiertos, el mar es protagonista… ¿Cómo se lleva eso a un espacio tan limitado como un teatro?

Trabajando con los mejores, dándole vueltas para hacer el viaje más largo que la serie, que no tenga nada que ver con ella, que los nombres propios casi no importen, que lo que importe de verdad sea la sociedad. Es verdad que somos pocos actores, pero hacemos muchos personajes. Lo que tú dices, llevamos el mar, llevamos la costa al teatro… veréis una descarga de tabaco…

Tengo mucha curiosidad por verte a ti. En la serie Paquito, de los Charlines, tu personaje, a mí me dio una grima horrorosa. ¿Cómo vamos a encontrarte aquí?

Y a mí. Mira, lo que decías antes de blanquear los personajes. ¿Quién quiere irse con este? Nadie. Qué asco de tío. A mí, igual que a los compañeros, vais a vernos en distintos roles, aunque creo que asco en ningún momento. Más bien lo que pretendemos es que ese asco sea generado por la sensación con uno mismo. Que penséis: “Hace quince minutos estaba aplaudiendo a este tío y ahora es el que le tira la droga”. Hay desde contrabandistas de tabaco que pagan las fiestas, hasta la familia de una niña que está metida en la heroína…

¡Hasta hago de heroína! No quiero contar mucho, porque tenemos una parte un poco más libre, en la que dejamos volar nuestra imaginación, para hacer ciertos personajes que son cosas.

La obra es como esos tomavistas, como esas maquinitas que se compraban cuando te ibas de viaje e ibas pasando fotos. Pues eso es Fariña: vas pasando fotos, vas pasando diapositivas. Hacemos de todo, pasamos por todo, acabamos con los nuevos narcos de hoy en día. Por eso digo que me vais a ver en cinco o seis registros distintos que no tienen nada que ver con el Paquito Charlín.

Menos mal…

Jajajaja bueno, a mí me encanta como actor ser capaz de conseguir eso, es maravilloso. Seguro que al empezar la entrevista tenías esa sensación de mal rollo que te había dejado el personaje…

«Nosotros decimos desde bambalinas: “Sí, sí, reíros, reíros, que veréis cuando llegue la hostia”. Nos hace mucha gracia eso»

¡No! Todo lo contrario, precisamente por haber sido capaz de provocar ese rechazo tu entrevista nos parecía más interesante.

En este montaje hay mucho humor, en un tema tan duro, imagino que lo habéis conseguido por lo que contabas antes de la fiesta y la época de bonanza que se vivió previa al drama. Aun así, es complicado conseguirlo, pero claro, luego recordamos que sois gallegos y tiráis de retranca y eso es magia pura…

La primera parte de este espectáculo es comedia porque todo va guay, hasta las cosas que parecen malas, están como blanqueadas y tampoco parecen tan malas. Se va cargando de comedia para que, cuando llegue el drama… Nosotros decimos desde bambalinas: «Sí, sí, reíros, reíros, que veréis cuando llegue la hostia». Nos hace mucha gracia eso. Ya estoy contando demasiado del espectáculo… pero sí que hay esa sensación y se construyó también buscando eso, no que todo fuese un drama, porque tampoco es real.

Hubo muchos momentos de mucha felicidad, mucha alegría, mucho dinero y somos así de simples. El dinero nos da ese punto, por eso tiene que haber y hay mucha comedia. Y sobre todo hay mucha retranca, lo que tú dices, en ese discurso final de, coño, parece que esto es una historia del pasado y no, está pasando hoy en día. Queremos hacer una llamada de atención ahí. Pero para que el drama sea muy muy drama, si lo cargas con comedia, creo que siempre es mejor.

Decías antes que, en Galicia la gente lo recibió muy bien. Ellos lo han vivido. ¿Cómo crees que vamos a recibirlo en el resto de España?

Pues no lo tengo muy claro, pero quizá lo más difícil era hacerlo en Galicia, por dos cosas. Primero, todo dios viene con la idea de la serie, de cuánto les gustó la serie, de cómo van a hacer esto en teatro, y cuando llegan se encuentran con algo completamente distinto, pero lo que nos dice la gente es que a los cinco minutos ya da igual, lo están disfrutando. Espero que eso pase fuera de Galicia. Imagínate, el éxito de Fariña en televisión en toda España fue muy grande, pero es que en Galicia llegamos a hacer hasta un 50% de share, uno de cada dos gallegos, estaban viendo Antena 3 en ese momento. Una bar-ba-ri-dad.

Y segundo, lo que te decía, también la cercanía con toda esa historia, en plan: “Bah, eso no es así…”.

Yo espero que lo disfrutéis tanto como se disfrutó aquí. No es tan, tan importante conocer la historia antes de ver la obra. Igual incluso desde fuera también es más fácil de apreciar… Que esta historia del contrabandista, del narcotraficante… Eres gallego, llegas a cualquier sitio y te dicen: “Ah gallego, y qué, ¿trajiste material?” Este rollo de sí, coméis muy bien y tenéis muy buen marisco. Y lo otro, también. Supongo que tenéis una percepción de nosotros que en el espectáculo también se refleja.

Hombre… eso también lo alimentáis vosotros. Entrevisté a Luis Tosar poco después de hacer de narco en Hollywood y me dijo entre risas: «Un actor gallego tiene que hacer de narco por lo menos una vez en la vida».

Claro, siempre, es verdad que sí. ¡Una vez o varias! Mira Luis Tosar cuantas lleva ya. Es verdad que lo alimentamos nosotros. Pero es como en el espectáculo, que sabemos que es algo malo, pero hacemos broma todo el tiempo. A ver, no se toma en broma, pero sí se usa el humor. La sociedad lo ha medio normalizado, depende de qué generación seas, sigues bromeando con la droga y no pasa nada.

Con estas historias de los límites del humor… ¿hasta dónde podemos hacer chistes con esto y con lo que somos? Es cierto que murió mucha gente, pero es lo que somos y tenemos que estar orgullosos de las cosas buenas y de las malas.

Es algo que forma parte de nuestra historia, de la historia de todos. De lo que somos y en lo que nos hemos convertido.

Totalmente, por eso el éxito de esta historia, tanto de la serie como del libro, es que es real y que como tú dices, es nuestra historia. Además, en el caso del teatro, cuando vas a ver este montaje, siempre va a haber algún lugar, algún momento donde tú te puedas colocar. Las contradicciones, saber dónde estás, pensar en qué harías tú si te pasase a ti o incluso si te pasó algo parecido.

No solo con la droga, igual hay un empresario de estos de los pueblos que es un cacique y que tiene una empresa de la que comen 300 familias, pero está contaminando todo el pueblo. Qué haces, ¿no trabajas para él? Cuando no hay muchas más oportunidades en el pueblo. Es que es muy difícil. Las contradicciones morales que todos en algún momento de nuestra vida hemos pasado. A nosotros nos pasó con la droga porque éramos lo más cercano a lo que venía de Colombia y teníamos mar. Si hubiésemos sido extremeños, pues no nos hubiese tocado.

Una característica común entre los narcos gallegos es su ego. ¿Te has parado a pensar alguna vez en la opinión de estos narcos después de ver vuestros trabajos? ¿Os ha llegado alguna crítica o algún comentario?

Sí, alguna cosa nos llegó. Sito Miñanco supongo que tiene que estar encantado, porque que te interprete Javi Rey y todo lo que le pasa en la serie… yo sí que creo que de verdad tiene que estar encantado…

Hay alguno que decía: “¡Esto no es así!”, “¡No, fui yo el que dio el contacto!”, como dándose importancia. Otro se enfadó porque no salía y luego, bueno, a los de la familia de los Charlines no les hizo ninguna gracia. Muchas de las cosas eran ficción. Otras. en realidad fueron mil veces peores. Y en este caso en concreto, estoy seguro de que la realidad, efectivamente, superaba tres mil veces la ficción. Seguro, por muy duro o loco que parezca.

«Si escondemos las cosas no aprendemos. Lo que pasó ya pasó, no vamos a poder resucitar a nadie, pero cuéntalo, cuéntalo a las generaciones que no lo vivieron»

¿Cómo llevas que se hable de Fariña como “El fenómeno Fariña”?

A ver, a mi como actor y ahora como productor de la parte teatral, me parece bien, es nuestra historia. Somos un país al que le cuesta un montón hacer ficciones sobre lo real. Vemos todo el tiempo a los americanos haciendo series sobre la Casa Blanca, los ingleses hacen cosas también sobre sus personajes de la historia, pero a nosotros eso nos cuesta mucho. En teatro sí que se ha hecho más. La gente de Animalario son máquinas haciendo ese tipo de cosas.

Así que, si el fenómeno Fariña es para copiar en ese sentido, y seguir sacando cosas de nuestra historia, bien. Pasa mucho, por lo menos en Galicia y creo que en el resto de España también, que se tiene la tendencia a barrer la mierda y meterla debajo de la alfombra. Todos sabemos qué pasa, pero… hablemos de otra cosa. Pasó igual con la guerra, con mis abuelos. Tu intentabas preguntarles para que te contaran y siempre te acababan diciendo: «Bah, da igual, eso ya fue».

Todo es cíclico y las cosas vuelven a pasar, pero si las hablamos, que por lo menos nos pillen preparados para cuando vuelva a suceder y sepamos cómo y qué hicimos mal. Si escondemos las cosas no aprendemos. Lo que pasó ya pasó, no vamos a poder resucitar a nadie, pero cuéntalo, cuéntalo a las generaciones que no lo vivieron. Lo que tú decías antes, cuando ibas a Galicia y te decían: «Esa es la casa del narco». Pues que nos cuenten qué pasó para que el narco no pueda tener esa casa, para que no pueda alardear. Tendrá que tener una casa normal, buscarse la vida para pasar desapercibido, que por lo menos le dé vergüenza.

Hubo una polémica absurda cuando se estrenó la serie. Mucha gente decía que no entendía lo que se decía por el acento y determinadas expresiones que se utilizaban.

Sí, además es que yo creo que tanto las expresiones como el acento eran una parte imprescindible de la serie, igual que ves el mar, la costa… Le da carácter a la historia. Yo apostaría siempre por eso, esto de neutralizar los acentos y que parezcan todos de Valladolid, no. Las personas somos de lugares, eso le da personalidad.

Un médico puede ser gallego, asturiano o catalán, va a pasar eso en tu vida. Incluso con sudamericanos que están integrados ya en nuestra sociedad y que te vas a encontrar. Pues si vas a la consulta, es probable que te encuentres con un médico con acento colombiano. ¡Es lo normal!

Y a Fariña eso yo creo que le dio parte del éxito que tuvo, que el acento también marcase Galicia.

Esto también favoreció que en el resto de España os conociese, actores increíbles que hay en Galicia pero que solo se conocían a nivel general en Galicia. La calidad interpretativa de la zona es tremenda.

Tenemos una gran escuela en la televisión gallega. Tú antes hablabas de Luis Tosar, pero está también Luis Zahera o Javi Rey, que sí, que llevan muchos años ya en Madrid, pero son gallegos. María Pujalte, no sé, Morris… que son referentes para todos nosotros, para los que vamos detrás. Fariña fue ese escaparate.
En mi caso fue maravilloso, porque de ahí viene luego mi trabajo en Pequeñas coincidencias, Justo antes de Cristo, otra cosa que saldrá pronto en Netflix… proyectos a nivel nacional que igual no hubiesen salido. Se abre un camino nuevo, y eso es gracias a Fariña.

El teatro es sanador, alguien que sale de disfrutar de un montaje, sale diferente, feliz. Por eso, después de tantos meses sin pisar una sala, cuando el espectador llegue va a ser algo catártico. ¿Cómo crees que vamos a salir de Fariña?

Fariña es una fiesta, hay música en directo, hay comedia, drama. Lo que espero es que salgáis como tú decías, felices. Eso es lo que pretendemos. Que salgáis pensando que es muy diferente a la serie y «qué cabrones, donde me hicieron estar». Que os haga reflexionar. Y en un momento como el que estamos viviendo, que durante una hora y cuarenta minutos, penséis, ¡cómo mola esto del teatro!

La información sobre Fariña en las Naves del Español: https://www.teatroespanol.es/farina

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