Asistimos al nacimiento de una banda atípica, liderada por Pedro Fernández Perles, y que retoma el espíritu setentero de grupos como The Who para crear su propio lenguaje atemporal.
La música que nos proponen parece estar en las antípodas con lo que allí se cocina. Una alternativa musical de lo más esperanzadora que toma cuerpo ya en la primera canción, «She Came», que es también el single; se trata de una canción que sorprende desde el principio y nos augura un feliz viaje. Continuamos escuchando y nos vienen ecos, también felices, de otros grupos no muy lejanos, como The Sunday Drivers. Canciones melódicas, dulces y sencillas que te envuelven con sus armonías vocales. «My dear radio lab» y «Electric telephone» terminan de enganchar al oyente reciente: guitarras psicodélicas y atmósferas acústicas que reafirman el carácter onírico del disco.
Sin embargo, el entusiasmo inicial se torna monotonía cuando escuchas varias canciones: ese estilo naïf, ingenuo que las impregna es muy atractivo en pocas dosis, pero en grandes cantidades provoca el efecto contrario: hace que te evadas.
Habrá que esperar a los directos para comprobar si ese magnetismo de las primeras canciones consigue conectar y engancharnos del todo.
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