Fotografía y texto de David García (www.david-g.com)
Decir Llum Barrera es pronunciar el nombre de una gran actriz cómica, y tremendamente polifacética. Ha pasado por series de éxito (Aquí no hay quién viva), ha presentado y colaborado en numerosos programas de televisión (La Azotea de Wyoming, La corriente alterna, Nada personal…), y hasta ha escrito un libro, Chica busca chico. Ahora, vuelve a sus orígenes teatrales de la mano de Glorious, la peor cantante del mundo, una obra de Peter Quilter y dirigida por el grupo de humor Yllana, que está basada en la historia real de Florence Foster Jenkins, una «diva» de la ópera que se hizo famosa por su nulo talento. Estrenada en Málaga recientemente, esta divertida obra llegará durante 2010 a teatros de toda España, incluyendo, por supuesto, Madrid.
Una obra como esta, que te permite expresar tu lado cómico, tu lado dramático, que requiere ser una intérprete completa, es muy atractiva para una actriz, ¿no?
Sí, la verdad que cuando me presentaron la obra, recordé a Florence Foster del programa de Gomaespuma, donde ponían muchos fragmentos de su peculiar voz, y se hizo muy popular. Y luego, descubrí un personaje digno de recordar, con muchos matices, y que consiguió aquello que se propuso.
¿Y qué es lo que piensas que va a gustar más al público?
En nuestras primeras representaciones, el público no ha parado de reír de principio a fin y está recibiendo la obra de forma magnífica. Es entretenida y seguro que van a pasar un buen rato, disfrutando de un personaje tan especial.
De alguna manera, ¿te has sentido identificada con el papel?, en el sentido de darlo todo por llegar a conseguir un sueño…
Sí, en el sentido de amar mi profesión. Yo tampoco es que sea una mujer superambiciosa, y nunca he dado un codazo a nadie para conseguir algo, pero sí me gusta crecer en mi profesión y conseguir aquello por lo que sueño.
¿Todos tenemos una pequeña Glorious dentro de nosotros? ¿A todos nos gustaría triunfar y ser reconocidos?
Seguramente. No hay más que ver la televisión, y ver todos los personajes que intentan ser famosos.
En esta era de la televisión, ¿qué hubiera sido de Florence?
Tal vez se hubiera presentado a algún programa de televisión donde se buscan nuevos talentos. Sería una especie de Susan Boyle, pero sin talento, o una nueva Tamara, que duraría una temporada.
Me ha gustado mucho una frase que leí de ella: «La gente puede decir que no sé cantar, pero nadie podrá decir nunca que no canté». Desde luego que es buena lección de vida, ¿no?
Sí, cuando pronuncio esa frase en el escenario, se hace un silencio espectacular. Es muy bonita.
Despreciada por los críticos, adorada por el público. No parece tan extraño. ¿Ha pasado algo parecido en algún trabajo tuyo?
«5 Mujeres.com» fue una obra que pasó totalmente desaperciba para la crítica. De hecho, el día de su estreno creo que no fue ningún crítico a verla. Y luego fue un éxito de público. Y ese trato de la prensa se debe en parte a que la comedia de alguna forma se considera un género menor.
Empezaste en el teatro. Ahora hay muchos actores que comienzan en la televisión y no pasan nunca por el teatro. ¿Qué te proporciona el teatro como actriz que no se puede aprender en la televisión o el cine?
El teatro te permite profundizar en un papel, trabajar con tiempo para asimilar y dominar la interpretación, con la ayuda del director. La televisión es más inmediata, más directa, todo sucede muy rápido y no existe ese tiempo de pausa. En el cine todo transcurre muy despacio, y desde que ruedas una película hasta que está terminada puede pasar un año. Eso provoca que te veas cambiada, que muchas veces no te reconozcas y pienses que lo podías haber hecho mejor.
De vez en cuando, ¿es bueno volver al teatro para regenerarte como actriz?
Yo siempre intento tener el teatro en mente, y tener en paralelo con otros trabajos alguna idea o propuesta teatral. Muchas veces esas ideas o propuestas no salen adelante o no son interesantes, pero el teatro siempre está en mi cabeza.