Rntrevista de Reyes Muñoz
Foto [c] de Nuria Gil Herrero
Tras dos años de intenso trabajo creativo, Marisa Valle Roso presume de Cenicientes, un disco que recoge varias vidas de sabiduría: la suya y la de su entorno. Su música no es un artificio, parte de un profundo conocimiento del folclore asturiano. Cenicientes es un disco que mira lejos: rescata historias de mujeres olvidadas y reivindica memorias silenciadas, convirtiendo la tradición en un altavoz contemporáneo de denuncia y emoción.
Sus conciertos son impresionantes: hace apenas un año, en el Café Berlín de Madrid, pudimos conocer el primer tema de este trabajo; se bajó del escenario para cantarlo a capella. Con Cenicientes, Marisa Valle Roso estará de nuevo en Madrid el 13 de enero de 2025.
He estado descubriendo las canciones de este disco y anteriores… Me parece que el folclore es el soporte para una serie de denuncias de mujeres, ¿puede ser?
El folclore es el lenguaje. Es el medio para llegar al fin, que es lo que quiero contar. Y realmente sí, son historias que están muy enfocadas a las mujeres. Sí que hay mucho de eso, y por eso se llama Cenicientes. Es lo que está más presente en este disco.
«La carbonera» es emocionante porque muestras al mundo que las mujeres también trabajan en la mina.
Sí, al final es visibilizar… visibilizar es lo que no se hizo durante todo este tiempo. Quiero darles voz, ponerles cara también… Todas esas mujeres fueron muy importantes para esta tierra donde yo vivo. Es la cuenca minera, pero también son mujeres importantes para Asturias y para todo el país. Y no solo las mujeres de las minas, sino también las de la Huelgona del 62, que también están relacionadas con la minería. Hice un vídeo colaborativo, hice un llamamiento en redes para que la gente nos mandara fotos de sus madres y de sus abuelas, porque había muy poco archivo en digital, no había un archivo gráfico digital. Fue emocionante, y ahora es emocionante. Voy por la calle y se me acercan personas y me dicen: «Yo te mandé una foto de mi abuela y qué ilusión poder verla ahí con todas las demás». Entonces, al final, creo que ese es el fin, o el éxito de este disco.
…
…
¿Tienes una vida en paralelo a la música? Me explico, ¿te dedicas al activismo?
Soy activista. Creo que no se puede concebir de otra manera el feminismo que no sea desde el activismo. Entonces, mi conciencia feminista se fue creando según yo fui madurando y sí, es una de mis prioridades en la vida diaria, ¿no? Hago activismo con las conversaciones, intento también cambiar las cosas, las pequeñas cosas: primero las mías propias y luego las del entorno cercano. Y también utilizo todas las herramientas que tengo para alzar la voz, ¿no?
Me refería a pertenecer a algún grupo organizado o asociación, porque me deja alucinada la cantidad de documentación que exprimes en tus canciones. Hay una investigación a fondo en Cenicientes.
No, no pertenezco a ninguna asociación. Formo parte del movimiento feminista, pero como mujer. Como mujer que busca la igualdad entre hombres y mujeres.
Tu disco me ha parecido poesía para luchar contra los discursos tóxicos. Y tu mensaje no se circunscribe a este disco, viene de antes, ¿no?
Claro. Al ser de donde soy, al ser de la cuenca minera, que es una tierra tan reivindicativa… yo creo que eso, al final, lo llevo en la sangre. La necesidad de protestar, de reivindicarse, de alzar la voz ante lo injusto; está muy presente en la tierra donde vivo y por eso mis canciones son así… Es que no me salen de otra manera.
Al principio, cantaba tonadas; el folclore es una manera también de remitir a lo nuestro, prestando atención y tratando con cariño la música que nos pertenece, que es nuestra como habitantes de este mundo. Mis primeras canciones estaban dedicadas a la minería. Eso me llevó a interesarme por mujeres comprometidas, y me crucé sobre todo con latinoamericanas, como Chavela Vargas, Violeta Parra, Mercedes Sosa. Entonces, mi música se fue hacia ahí, ¿no? E incluso también se inspiraba en cantautores comprometidos como Víctor Manuel, Serrat, Joan Báez, ¿no? Al final eso es lo que hace que mi música sea así.
…
…
Pues fíjate, estuve en la presentación de un libro en el Instituto de las Mujeres (el libro es Archivo y memoria del feminismo español del último tercio del siglo XX). Nos hablaron de el tren de la libertad al que dedicas una canción. ¡No me acordaba! Me llamó la atención que no me acordaba. Que sí que lo viví, pero no me acordaba. ¡No celebramos suficiente las victorias!
Es que ese es el tema. No se cuenta, no aparece en los libros, no se recuerda… parece que las mujeres siempre, siempre quedan en un segundo lugar; y por eso la necesidad… Es que me pasó lo mismo que a ti. Yo las conocí hace un año, en un acto en el que celebraban justo los diez años, ¿no? En 2024 se cumplieron diez años de ese tren de la libertad y yo las escuchaba fascinada. Pensaba: «¿Dónde estaba yo en 2014?». En ese momento era mucho más joven y quizás estaba pensando en otras cosas, pero ¿por qué yo no estaba en ese tren? ¿Y por qué no soy consciente de que esto pasó, que fue un hecho muy importante para las mujeres, para nuestros derechos, como movimiento, como movilización, ¿no?
Fue un ejemplo y se convirtió en el mayor movimiento feminista en la historia del país. Y salió de un lugar tan concreto y tan pequeño como Asturias, ¿no? Y por eso también la necesidad de escribir estas canciones, porque me sorprendía que yo no lo conociera y, hablando también con gente de mi generación, tampoco eran conscientes de esto, ¿sabes? Tampoco se acuerdan de que esto pasó y hay que saberlo, sobre todo por lo que pueda pasar. O sea, todo el mundo debe conocer lo que somos capaces de hacer juntas. Creo que es muy necesario, por si este tipo de cosas vuelven a pasar.
También he escuchado «El pañuelin». Fíjate, me acordé de que mi abuelo, que era de León, canturreaba esas canciones. Te vi en una grabación que está colgada en YouTube de hace seis años y me desbloqueó ese recuerdo. Claro, eras una niña que se interesó por el folclore… Siento que este tipo de música, cuando os invade, es porque hay alguien con nombre y apellido que os lo enseña.
Sí. Sí, sí, hay dos personas. Una es mi padre. Mi padre fue campeón de Asturias de escanciadores de sidra. De hecho, fue el primer campeón, y los concursos de escanciadores de sidra siempre estaban muy ligados a la música tradicional y al folclore. Entonces, de pequeños, mi hermano y yo íbamos siempre con él a los concursos y siempre escuchábamos esa música tradicional, que de otra manera quizás no hubiésemos tenido tan presente, ¿no? Eso por un lado.
La otra persona fue mi hermano. A él le gustaban esas canciones y fue el que empezó a cantar folclore. Yo fui arrastrada. Ya me gustaba cantar, estaba en el coro del colegio, tocaba la guitarra, pero a mí no me había llamado la atención el folclore. Fuimos a visitar a nuestro maestro, Alfredo Canga, y bueno, lo de cantar una canción me salía, pero no tenía ninguna intención de aprender nada, y salí de allí con un casete lleno de canciones para aprender. Pero realmente fui arrastrada, ¿eh? O sea, no fue una cosa por iniciativa propia… Lo que tú dices, al final todo esto tiene un nombre y unos apellidos, ¿no? Me lo metieron en vena.
He buscado qué era zanfona, porque he visto que el nombre de Fernando Valle Roso aparece en los créditos con una zanfona… Supongo que él es tu hermano.
Sí, él canta también, sí.
…
…
¿Cómo es hacer música desde Asturias? ¿Cómo te planteas la carrera desde allí? Porque es atrevido.
No creo que sea atrevido. Creo que, al final, es lo más sensato que podía hacer. Estoy siendo fiel a mis principios, a lo que yo quiero contar, a lo que quiero cantar, y que encima viene de un sitio tan particular. Tengo que decir que la producción la hice con Juan de Dios, que es de Coruña. Hicimos el disco entre Asturias y Coruña. Las distancias con internet son mucho más cortas también. Antes había que estar en Madrid para todo, y ya no. Creo que ahora se puede trabajar muy bien desde la periferia.
¿Y en qué momento te pilló el boom de la fusión entre el folclore y la electrónica? Porque yo diría que te ha dado alas creativas, como que vas con bastantes pantallas pasadas, porque el folclore ya está interiorizado. Puedes arriesgar un poquito más. Por ejemplo, en «Cenicientas del carbón» hay una base muy industrial, después un estribillo muy melódico, metes autotune…
Es que al final, cuando te pones a ello, cuando inicias el proceso, es tan creativo… Tampoco buscas algo concreto, ¿no? Entonces, el disco quedó así porque surgió así. Yo creo que lo que hace distinto al disco es que estoy componiendo desde un lugar muy concreto. Nadie que esté explorando la electrónica y el folclore parte de la cuenca minera asturiana, por eso se siente que es un disco distinto. Y luego la propuesta musical que quería explorar era esa: que sonara todo eso, que se envolviera de todo eso. El destino era que la música acompañara lo que yo quería contar con las canciones, sin ninguna pretensión, ¿no? Fueron surgiendo sin pretensiones, sin querer llegar a un punto musical concreto… y por eso, también, es posible que el disco sea tan distinto a otras músicas que se están haciendo.
Mi teoría es que en el confinamiento muchas músicas y músicos estuvieron investigando. Ha sido muy positivo porque esta mirada limpia ha arrancado la idea de que el folclore era la música del franquismo.
Sí. No solo es la mirada limpia, es que son músicas que vienen de mucho antes. Tiras del hilo… En mis canciones actualizo ese folclore, no solo en sonido, también en cuanto a letras. O sea, las letras tradicionales, en un porcentaje grande, son bastante machistas. Yo no voy a cantar una canción así, no voy a hacer nada con esos contenidos. Y además, es muy amplio, hay mucha riqueza, ¿no? En cada una de las provincias, si rebuscas, encuentras. Son canciones populares, que no tienen nada que ver con la dictadura.
…
…
Claro, pero se lo apropió, y las músicas y músicos estáis haciendo una gran labor de resignificación. Es una respuesta muy sana. Es que estoy un poco asustada con esta corriente de extrema derecha que parece moda entre los chicos jóvenes…
A mí me asusta también. Me asusta bastante lo que puede pasar y, sobre todo, lo rápido que van avanzando, ¿no? Incluso en gente de la que no te esperas que, de repente, pueda tender a esas ideologías. Yo lo vivo con miedo. Por eso también me surge la necesidad de dar lugar a la memoria de las cosas que pasaron, que haga ver que, como estas ideas lleguen a entrar, pondrán en peligro todas las libertades por las que lucharon muchas personas.
¿Va de esto «La tormenta»?
Qué curioso que me preguntes eso. Yo no la hice desde ahí, pero la podrías entender así. Podría ser, porque «La tormenta» habla de salir de una situación tormentosa, y para tormentoso, todo esto. Pero podría ser, porque estaba escuchando canciones muy políticas mientras componía… No iba con intención política este tema, pero bueno, es que al final todo es político.
Realmente está inspirada en los conjuros que se hacían antiguamente en la parte occidental de Asturias. Tenían la creencia de que con determinados rituales conseguían que se curaran enfermedades, que desaparecieran determinados fenómenos meteorológicos, ¿no? Como la lluvia, como la tormenta. Me basé en esa idea. Si estás en una situación tormentosa, con ese ritual podrías hacer que se terminara, ¿no? Ese es el juego.
…
…
Estamos hablando de una propuesta musical muy personal, muy de ovarios, por así decirlo, ¿no? Ahora estás en Esmerarte, te ha producido Juan de Dios… Igual hay una sensación de estar perdiendo las riendas de tu proyecto.
No, para nada. De hecho, yo creo que tengo las riendas más cogidas que nunca. Es lo que soy yo. Entonces, no tiene sentido hacer un arte que no me represente. Yo soy la música que estará siempre detrás de mi proyecto, y podré ir cambiando y podré ir tomando otras formas, pero siempre desde esa honestidad. Entonces, si ahora mismo puedo contar esta historia y hacer un disco así, no estoy perdiendo nada.
Me han dicho que soy valiente. Yo no me considero valiente. Valientes eran Anita Sirgo, Celestina Marrón y Tina Pérez, que se manifestaban y sabían que sufrirían torturas, que las rapaban, y Anita quedó sorda de un golpe que le dio un guardia civil. O sea, valientes eran esas. Lo mío es enfocar el arte hacia lo que a mí me motiva y ya está. Nunca le voy a gustar a todo el mundo, porque hablo de cosas que a mucha gente no le gusta que lo recuerde… Pero es que, al final, puedo estar cantándole al amor y que haya gente a la que no le guste que cante al amor. Pues si eso va a pasar, haga lo que haga, aprovecho y utilizo la música para lo que yo quiero.
¿Las gaitas fueron idea tuya o fueron idea de Juan de Dios?
A ver, es que mi pareja es gaitera. Siempre hay instrumentos del folclore asturiano en los discos. A veces están más presentes, otras menos; a veces están muy tratados, que a veces ni los reconoces. Pero sí que me gusta, porque al final tanto la gaita como el tambor, el pandero, la pandereta… le dan una textura al sonido y a la producción diferente… que suene a Asturias, ¿no? Que es lo que queríamos.
¿Y cómo te planteas los directos? Supongo que hay una propuesta eléctrica y una acústica. No sé cuál es más complicada con este disco.
Ya empezamos a tocar por el verano y estamos siendo muy fieles al disco. Además, llevo dos figuras: una que se encarga de la parte más electrónica, más de sintetizadores, de guitarras… y hay otra parte que se encarga más de lo tradicional, y que toca panderos, panderetas, percusiones tradicionales… y luego estoy yo ahí con mi voz. Entonces, al final, hacemos un equipo al que le queda muy bien el disco. Coge un carácter muy guapo en la escena. También hay lugar en los conciertos para una parte más acústica. Eso siempre me gusta que esté. Y claro, lógicamente, luego hay diferentes formatos, ¿no?
Sigue a Marisa valle Roso en redes:
https://marisavalleroso.com/
https://open.spotify.com/intl-es/artist/0OvQ1xWnrw2B3aPrDMayLL?si=2P-3L-irSnqwXAC3GCy9aQ
https://www.facebook.com/marisavalleroso
https://www.instagram.com/marisavalleroso/
https://www.youtube.com/channel/UCHB3mZmElms4dUxgRGgfz7A




