MY CHEMICAL ROMANCE – The Black Parade


Texto de Vicente Martín

Cuando escucho discos como éste, me acuerdo de mi época en la que iba a clase de Termodinámica, en la que me tenía que aprender fórmulas, como las ecuaciones de Maxwell, las leyes de Boyle-Mariott, o el concepto de Entropía Universal («máximo desorden y mínima energía»).

Aplicando parte de ese conocimiento a la música, podríamos desarrollar una fórmula para grupos como My Chemical Romance, «Máximo Marketing Mínima Calidad Musical». De este disco sólo se podría destacar lo bonitos que son los dibujos del libreto interior, la atractiva tipografía en plan cómic, lo que mola el rollo siniestro y el halo victoriano de muerte como concepto, en plan Tim Burton y Smashing Pumpkins pero en cutre. Si My Chemical Romance hizo que nos fijáramos en ellos mínimamente con Three Cheers For Sweet Revenge, ahora han perdido todo respeto musical cosechado. Como canción tipo que se repite en todo el disco «This is how I disappear», guitarras punk (que me perdonen los seguidores del verdadero punk) y estribillos pegadizos y aburridos. Para romper el ritmo se intercalan de manera poco arriesgada unas baladas con piano para hacerse los sentimentales como «I don’t love you», «House of Wolves». No quiero comentar el single «Welcome to the Black Parade» porque lo están repitiendo hasta la saciedad en los canales musicales, sí decir que el vídeo es poco original, se trata de una copia, en parte y empeorada del vídeo de «Disarm» de Smashing Pumpkins (El primer plano del cantante en la televisión de la habitación de hospital), y con una estética siniestro-teatral que Marilyn Manson hizo mejor en sus vídeos. ¡Menos marketing y más música!

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