Tom’s Cabin…un rincón de respiros diversos


Entrevista de Javier Luna Roldán
Fotografías de Quique Alemán

Entrar a echar solo un vistazo y terminar prendándose de lo escuchado. Así se explica uno lo ocurrido con Tomás Hernández. Recién llegado, tinerfeño, a sus 22 años publica su primer trabajo de larga duración con nueve composiciones propias que, en su aparente discurrir estable entre la brillantez y solidez acústica del folk anglosajón, agudizan su aliento con inesperados movimientos entre lo psicodélico y arrebatos de ambrosía vocal.

Tu nombre artístico puede recordar a la novela Uncle Tom’s Cabin, que trata la dura realidad de la esclavitud. Llegó a ser la obra más vendida del siglo XIX. ¿Casualidad?
Escogí Tom’s Cabin como nombre para mi proyecto por lo que significaba para mí a nivel personal, no por querer hacer alusión directa a los temas que trata la novela, aunque es inevitable que recuerde a la misma.

¿Qué te sientes, más esclavo o propietario de la música?
Ni esclavo ni propietario, simplemente forma parte de mi vida, como lo hacen muchas otras cosas.

Te presentas en la escena folk con un primer álbum homónimo. Pero, ¿qué hay de Tom’s Cabin, Tomás Hernández, antes de comenzar a funcionar con este nuevo proyecto?
Este es mi primer proyecto serio… Antes tuve varios grupos con amigos y esas cosas, pero nunca trascendieron el hecho de divertirnos los viernes por la tarde.

A esta propuesta personal te alienta el productor y compositor Pablo Cebrián. ¿De dónde surge esta relación? ¿Fuiste difícil de convencer?
Pablo es de la misma ciudad que yo, La Laguna, y nos conocimos una de las veces que fue a tocar con Fábula allí. Poco después de mudarme a Madrid, fui a verlo al estudio, y me pidió que cantase algún tema. Tras tocar un par de versiones, me preguntó si tenía temas propios… La verdad es que, por entonces, los pocos que había compuesto eran muy malos, así que le dije que no. Me dijo que cuando tuviera fuera a verle, que grabábamos algo. Eso me motivó mucho, y componer se convirtió en una prioridad.

Han sido casi tres años de trabajo personal y en compañía de otros. ¿Cómo has vivido este período? ¿Ha habido capítulos mejores que otros?
Lo he vivido de forma muy ligera porque he estado estudiando la carrera a la vez, con lo que componer era lo que hacía para disfrutar cuando tenía tiempo. Dentro de esos momentos hubo capítulos mejores que otros, por supuesto… Las canciones fueron madurando a la vez que yo, y como en todo proceso, hubo momentos de estancamiento.

Maduro, siniestro, sinuoso y misterioso. A veces, triste y melancólico. Otras, abrupto y generoso. Y, además, significativamente atractivo –él, que también su música–. Aunque como en toda atención bien avenida, tiempo habrá que dejar pasar aún para que Tom’s Cabin demuestre el compromiso de una presentación tan fuerte.

El inglés es la lengua elegida para poner voz y mensaje a este disco. ¿Qué te ha llevado a ello? ¿No crees que sea un hándicap, viniendo de un español?
Escribo en inglés por el mero hecho de que siempre he escuchado música en este idioma y me sale de forma más natural. Puede ser un hándicap en cierto sentido, por supuesto, pero creo que también abre otras oportunidades.

¿Cuál es el mensaje que querías transmitir o te gustaría que calara en el auditorio con tus letras? ¿Existe algún punto común entre todas ellas?
Mis letras no tienen un mensaje claro, sino que son más bien una manera que tengo para ordenarme y arrojar un poco de luz sobre determinadas cosas. Tienen en común que todas se basan en experiencias personales, así que supongo que lo ideal sería que la gente pudiera identificarse con ellas, hacerlas propias.

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En lo musical, giros e influencias que recuerdan a sonidos como los de Radiohead o Jeff Buckley, artistas más alejados de la escena folk anglosajona. ¿Qué ha prevalecido en la instrumentación de este trabajo?
La instrumentación es más bien acústica, con lo que indudablemente se aleja de ellos, pero tanto Jeff Buckley como Thom Yorke han sido grandes influencias para mí a nivel vocal, y están muy presentes a lo largo del disco.

Cerrando el disco, una versión de Metallica y su «For whom the bell tolls». ¿Cuál es el motivo, razón o función de su presencia?
Quería incluir en directo una versión de un tema muy alejado de mi estilo, y automáticamente pensé en Metallica. «For whom the bell tolls» me pareció ideal por su cadencia lenta, se prestaba a algo parecido a lo que había hecho Johnny Cash en sus últimos discos. Nos gustó tanto que quisimos que formara parte del álbum.

Antes de su publicación, ya pudimos escucharlo a través de SoundCloud. ¿Cómo dirías que los emergentes medios sociales afectan a tu labor musical?
El contacto con la gente, aunque sea a través de Facebook o Twitter, se ha convertido en una herramienta de promoción fundamental, que además es accesible para todo el mundo. Creo que, para todo artista que esté empezando y quiera darse a conocer, las redes sociales son de gran ayuda, ya que permiten que uno se convierta en cierta medida en ‘su propia oficina’.

Después de haber elegido esta vía para una primera escucha. ¿Qué dirías que puede aportar el formato físico?
El formato físico es algo puramente anecdótico hoy por hoy, sobre todo en España, pero conserva un romanticismo que no tienen las ediciones digitales.

Llega el momento de trasladar sensaciones al formato en vivo. Algo habréis ya planificado: gira, banda, carretera… ¿Qué encontraremos en un directo de Tom’s Cabin?
Tengo la suerte de verme acompañado de músicos increíbles con los que también me une la amistad, y eso es algo que se nota mucho, se crea una química especial. Tenemos un directo bastante peculiar… Intercambiamos instrumentos entre nosotros y a menudo hay alguien tocando varias cosas a la vez. Los temas funcionan bien de muchas maneras, ya seamos cinco, tres, o yo solo, y jugamos con eso tanto para generar una energía determinada como para adaptarnos al espacio.

¿Cómo llevas la experiencia de ser joven y emprendedor en un sector, difícil en la actualidad, como el de la cultura?
Planeo especializarme a nivel académico en el sector cultural, con lo que, teniendo en cuenta el hecho de que también soy músico, mi futuro se presenta ligado a la cultura de una forma u otra. Es un sector indudablemente difícil hoy por hoy, pero confío en que llegue el momento en el que nos demos cuenta en Europa de que es lo único que tenemos. Por eso, me lo tomo con tranquilidad, no me queda otra.

¿Hay esperanza para la música en España?
Por un lado, estamos en un momento de transición, porque todavía no se ha asimilado lo que las nuevas tecnologías le han hecho a la música, y por otro lado, el apoyo por parte de las administraciones públicas es prácticamente inexistente. En mi opinión, hay que ‘dejar de patalear’ y ser consciente de que, a pesar de los obstáculos, estamos en un momento extremadamente prolífico a nivel musical, y lo mejor de todo es que el fruto de esa creatividad se ha convertido en algo muy accesible gracias a plataformas como Bandcamp, SoundCloud, Spotify… Hay esperanza, por supuesto, quizá más que nunca.

Más información: http://www.tomscabinmusic.com/

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