Alicia Borrachero: [Cuento de invierno]


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Entrevista de Raquel Carrillo

«Me dedico a esto porque es necesario poner un espejo frente al mundo»

Ella lo llama rojo butaca. Es la imagen que la enamoró la primera vez que pisó un teatro. Eso y el sentimiento de conexión con el público cuando con cinco años se metió en la piel de Max, el gusano de la Abeja Maya.

Estos días representa Cuento de Invierno de Shakespeare, de la mano de su maestro Juan Carlos Corazza. La podemos ver hasta el 16 de marzo en el nuevo Espacio Zafra, la sala que acaba de abrir el formador de actores en Madrid.

¿De qué va Cuento de invierno?

El rey Leontes acusa a su esposa, la reina Hermíone, embarazada, de serle infiel con el rey Políxenes de Bohemia. Manda asesinarlo y Políxenes huye. La reina es juzgada públicamente y declarada inocente por el oráculo de Delfos, pero el rey no se lo cree. Ayudada por otra mujer, logra esconderse y la bebé ya ha sido abandonada. La versión de Corazza destaca la perspectiva más feminista del texto original, que en lenguaje del siglo XVI, pone todo el peso en las mujeres, para desde sus valores, cambiar la realidad.

Cuento de Invierno no es una obra muy representada en España. ¿Qué te parece lo más interesante de la historia?

Es un cuento misterioso, en el que ocurren cosas casi inverosímiles, pero que al final es un viaje hacia una transformación. Y yo creo que esto es algo que puede hacerle bien a las cabezas y a los corazones. El sentido que tiene contar esto ahora, lo da la ceguera de muchos gobernantes.

Recientemente te hemos visto en series como en El caso Asunta o Bosé. ¿En qué momento profesional estás?

Estoy teniendo el privilegio de hacer cosas muy diversas. Ahora hago personajes menos transitados por mí. Me siento muy estimulada por papeles como el de La piel del Tambor, la adaptación al cine de la novela de Arturo Pérez Reverte.

«Hay un despertar de lo femenino, y me parece importante que se plasme en las historias».

Últimamente hay más papeles de mujeres maduras ¿Cómo estás viviendo esta oleada de mujeres directoras y guionistas?

Me parece estupendo y necesario. Yo creo en la igualdad. Huyo de la idea de que porque es mujer lo tiene que hacer ella, que lo haga quien esté más preparado. Hay un despertar de lo femenino, y me parece importante que se plasme en las historias.

También es verdad que llevamos años diciendo que a la gente le interesa lo que le pasa a las señoras, a las jóvenes, a las de 60 y a las de 80. Entonces creo que estamos recogiendo los frutos de muchas enormes mujeres que nos han precedido.

Tengo entendido que descubriste tu vocación cuando fuiste a ver Annie.

Tuve dos llamadas. La primera fue en el colegio, cuando montaron La abeja Maya. Y me dieron el gusano Max. Luego ha sido una constante en mi carrera, lo del personaje inesperado. Recuerdo que lo que sentí tuvo que ver con algo que ocurrió en el escenario, y tenía que ver con la conexión con el público. A mí eso me impactó.

Luego fui a ver Annie y de lo primero que me enamoré fue de las butacas del teatro. Algo en mí ya resonaba desde la butaca. Ese rojo butaca. Fuimos a celebrar el cumpleaños de mi hermano, él lloraba, estaba aburridísimo, y yo estaba teniendo la llamada.

«Los años de Periodistas los viví con mucha fuerza. ¿Sabes cuando te subes a una montaña rusa? Metí el pie en el carril y sentí que ya iba»

¿Cómo viviste los años mediáticos de Periodistas y Hospital Central?

Me sentía feliz, agradecida, había algo luminoso en esa época… ¿Sabes cuando coges una montaña rusa y subes y caes? Metí el pie en el carril y ya iba. Este trabajo es muy difícil, y tener la posibilidad de hacer estos protagonistas tan pronto para mí fue un regalo de la vida.

¿Te hubieras imaginado haciendo otra cosa?

La radio es lo que más me gusta después de la actuación. Pero si puedo elegir, no me imagino haciendo otra cosa. Esto es vocacional, aunque es una profesión dura e injusta. Es una cruz. Lo dice Chejov en La Gaviota. Esto es una cruz y sólo se puede llevar con amor.

¿Qué es lo que más feliz te hace de esta profesión?
La conexión con el público. Cuando te encuentras a alguien por la calle, y te dice que gracias a la serie está mejor… O una persona viene al teatro, y de pronto hay algo que ve. Lo decía Shakespeare: esto es poner un espejo ante el mundo. Con ese sentido, es un privilegio poder dedicar la vida a esto.

¿Qué le dirías a los espectadores para que vinieran a ver Cuento de invierno?

Es la oportunidad de que nos cuenten un cuento de sabiduría. Es un viaje a través de la genialidad de este señor, que nos sigue inspirando y nos sigue poniendo el espejo delante. De lo bueno y de lo malo.

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