DOCx: Lo de los Robots


Por Rubén Rodríguez Risquez (Madrid, 1977), además de ser el amigo de Gema, de dibujar los Perfilex ExPERPENTO y de apuntarse a lo que surja, ha publicado las novelettes Viajar en el tiempo es fácil, ¡si sabes cómo! (2018) y Ucronía no es un país pegadito a Rusia (2019), el relato «Los sueños no tienen título» en la antología Fernweh: rumbo a lo desconocido (2019) y «Aman los androides con corazones de acero» en la antología Vínculos oscuros (2020), todas con Literup Ediciones.
Imagen que ilustra el artículo: March of Intellect de Robert Seymour. The British Library. (O primer prototipo del roomba)

Mira como* estás de feliz

Desde que aprendiste

A quererte

Rafael Cabaliere

* Nota: Sorprendentemente, el “como” del poema no lleva tilde.

* Otra nota: Cuando leas el DOCx completo entenderás el porqué de este martirio.

* Otra nota para el online: Que le des a cada título con un «+» para leer el contenido

Un nuevo amanecer
En la portada del libro Un nuevo amanecer, el cielo y el mar se tiñen de naranja. En primer plano, flotando sobre el paisaje, se descubre el robot protagonista del volumen: Thermomix modelo TM21. En efecto, Un nuevo amanecer es un recetario.
Karel Čapek
«Robot» tiene su origen en la palabra checa «robota», que sería algo así como servidumbre, o el desempeño de tareas forzadas. El primero en utilizar este término fue el escritor Karel Čapek, en la obra de teatro R.U.R (Robots Universales Rossum).
El valle inquietante

¿Alguna vez, cuando en el telediario se ha presentado la existencia de un robot con rasgos asombrosamente humanos, su rostro te ha ocasionado rechazo? Eso es «el valle inquietante».

La teoría dice que, mientras percibamos algo con una apariencia similar a la humana, nuestra aceptación aumentará, pero si el parecido se vuelve demasiado pronunciado nos causará incomodidad hasta que el grado del mismo aumente y de nuevo cuente con nuestra aceptación al tener delante una imagen más familiar. Dicho de otro modo, entre los dos momentos de aceptación, encontramos un valle. Dicho de otro modo, experimentamos un «Contigo no, bicho» de manual.

Isaac Asimov

En 1942, Isaac Asimov formuló las tres leyes de la robótica en su relato Círculo vicioso:

  • Primera Ley: Un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.
  • Segunda Ley: Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.
  • Tercera Ley: Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

El roomba cumple estas tres leyes.

DaVinci
Si llamas a un robot DaVinci puedes esperar que se dedique a pintar y que gane premios por ti, pero estarías equivocado: se dedica a realizar intervenciones quirúrgicas.
El dentista
Ir al dentista es una faena. Consuélate con que lo más probable es que sea un robot quien te trastee en la boca. Lo de cumplir la primera ley de la robótica ya no lo tengo tan claro.
Nvidia
Thermomix puede ser el robot más conocido dentro del ámbito culinario, pero la empresa Nvidia busca desarrollar uno que desempeñe tareas propias de un ayudante de cocina. Si me preguntas, diré que ponerle a tu empresa Nvidia tiene el mismo sentido que llamarla O’Dio, AvaricIA o P. Reza. Lo del robot me parece bien.
Rafael Cabaliere

El premio Espasa de poesía 2020 lo ganó un robot. Al menos, esa una de las teorías más extendidas y, sin duda, la que abrazamos con más pasión. Rafael Cabaliere, un presunto (Siempre quise decir “presunto”. Hace que uno se sienta inmerso en una investigación) poeta venezolano se alzó con el galardón. ¿Por qué se sospecha que no es humano de carne y hueso, como tú y como yo?

En primer lugar, Rafael no era nadie en el mundillo literario. Nadie le conocía, nadie sabía de él. En segundo lugar, resultaba demasiado conveniente que residiera en Venezuela. En tercero, no concedía entrevistas. En cuarto, no pudo viajar a recoger el premio (contrajo Covid justo cuando tenía que emprender el viaje). En quinto, el contenido poético que comparte en redes sociales deja bastante que desear. La calidad de sus publicaciones apenas alcanza la categoría «Frases de Mr. Wonderful» y se observa una obsesión malsana por pulsar la tecla Enter de manera aleatoria.

Hay otras teorías, por supuesto, como que todo es un montaje de Espasa para quedarse con el dinero del primero (hipótesis top, lo reconozco), que es tal o cual poeta, o que grupos activistas están detrás de toda esta parafernalia. Claro que, ¿con cuál te quedarías tú?

Anterior Dear Leo y el síndrome de Stendhal
Siguiente Leilah Broukhim: «The curve»