Texto de Anna Savelli
Un océano se puede acercar con una imagen, y en este caso se trata del rostro y la caracterización del actor argentino Eduardo Blanco. Ahora aparece sin su compañero Ricardo Darín ( El hijo de la novia y La luna de Avellaneda) y bajo la dirección de Santiago Carlos Oves en Conversaciones con mamá, película que ya ha logrado el reconocimiento internacional, con importantes premios en el Festival Latino de los Ángeles, en el Festival Internacional de Cine de Moscú – 2004), Premio del Público en el Festival Latino de Los Ángeles y en el Festival Internacional de Cine de Montreal.
Jaime, protagonista de Conversaciones con mamá, es un cuarentón en crisis que ha perdido su estabilidad financiera. ¿No siente, tal vez, la falta de Ricardo Darín?
Lo que voy a contestar ya lo hice en alguna otra oportunidad, no siento la falta de Ricardo ya que esa mujer canosa que se hace llamar China Zorrilla, no es otro que Ricardo Darín con peluca y arrugas.
En sus anteriores actuaciones estuvo bajo la dirección de Campanella, ¿siente que con Santiago Carlos Oves las cosas han salido de manera distinta?
No, los dos son dos personas y directores que se manejan muy bien con los actores y con mucha sensibilidad.
Sus últimas películas se han caracterizado por estar cargadas de afectividad. ¿Considera que es reflejo de la sociedad argentina?
Todas las sociedades están cargadas de afectividad y por supuesto las personas que la integran. Conversaciones con mamá, de hecho, tiene algo universal en su afectividad, muestra de ello son los premios del público de diversos lugares del mundo.
Su rostro es bien conocido en España, ¿por qué cree que ha tenido tanta aceptación en este país?
Creo que cuando a la gente se le cuenta una historia donde ve reflejada parte de su existencia, se puede emocionar, reír y además tener un espacio para reflexionar sobre su propia vida. Y todo esto está casi sin darse cuenta, la gente sale agradecida y sin dudas con ganas de recomendar la película. Creo que esto pasó con las cuatro películas que me tocó ir a presentarles y con estas dos últimas Conversaciones con mamá y Luna de Avellaneda, sucede.
Según el director, Conversaciones con mamá surgió en base a diálogos. De todos los que se desarrollan en la historia, ¿cuál le emocionó más?
Realmente son muchos. Me dificultaría elegir uno solo, ya que no hay ninguno aislado del resto es consecuencia de lo que viene sucediendo. Casi, casi diría que me entusiasma mucho el monólogo que tiene el personaje de Ulises Dumont sentado en el banco de una plaza hablándole a unos perros.
Su próxima aparición será televisiva, para el 2006. Una miniserie de 13 capítulos titulada Vientos de Agua, dirigida con Campanella. ¿Qué nos puede adelantar de este proyecto?
Es un proyecto que me entusiasma mucho, por las historias que se cuentan y por la gente que esta involucrada. Cuenta la historia del ida y vuelta de la inmigración española-argentina. Un asturiano que en los años 30, a sus 19 años tiene que irse de España y lo hace hacia Argentina. Paralelamente se cuenta la historia de su hijo, que en la crisis del 2001 en Argentina, se tiene que ir a buscar nuevos horizontes y lo hace hacia España. Lamentablemente nuestros países han tenido historias cíclicas en esta temática, tan dolorosa para quien la padece y sin dudas con raptos de humor que Campanella sabe captar muy bien.