Entrevista de Raquel Carrillo
Fotografías de Sergio Parra cortesía de Teatro Español
Hasta 29/11 – Teatro Español – Madrid
El burlador de Sevilla, atribuida a Tirso de Molina, fue la primera obra que retrató a Don Juan, sin duda el personaje más universal del teatro español. Polémico y fascinante, albergaba seducción y corrupción a partes iguales. Su crueldad y carisma, hicieron de él el mito que también sedujo a Zorrilla, Molière, Espronceda, Azorín o al mismísimo Lord Byron. Darío Facal, uno de los directores más rompedores del teatro actual, la lleva al escenario del Teatro Español, respetando texto y época de la obra, pero con una puesta en escena contemporánea.
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Darío Facal:
Darío Facal es un hombre de teatro. Dirige, escribe y enseña. Tiene una escuela de interpretación prometedora, Work in Progress. Además, estudió Cinematografía en Nueva York. Sus montajes escénicos, en los que mezcla música, canto, danza y otros lenguajes escénicos, no dejan indiferentes a nadie, como sucedió con su revisión de Las amistades peligrosas, que puso en pie a principios de este mismo año en las naves del Matadero. Sus obras, de textos propios y ajenos, llevan representándose catorce años. |
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Te has prodigado más en textos contemporáneos. ¿Cómo te has sentido al abordar un clásico?
El burlador es una obra compleja y no porque sea un clásico. Es compleja por las situaciones que aborda, por la polémica intelectual que suscita, por la delicadeza de las situaciones, por la capacidad que tiene de herir susceptibilidades, por la percepción mítica del personaje… Quizás la dificultad que entraña que sea un clásico tiene que ver con el verso. Por suerte tenía a mi lado a Ernesto Arias que se centró en dar forma al trabajo de verso. Y cuento con grandes actores que han sabido enfrentarse con el texto y han conseguido que suene muy bien y que al mismo tiempo, no se pierda la idea de diálogo.
¿Qué crees que has aportado al mito de Don Juan?
Bueno, creo que a estas alturas es imposible aportar nada nuevo. Ha sido un mito muy fructífero, reinterpretado y estudiado decenas de veces por filósofos y escritores. Lo único que he pretendido es no juzgar al personaje, sino que sea el propio espectador el que haga el viaje con él. Da la sensación de que el asesinato de Don Gonzalo Ulloa se pasa por alto, como si fuera un momento anecdótico de la obra, y para mí es uno de los momentos clave en el viaje del personaje. A partir del momento en el que falta el respeto a sus mayores, ya no atiende a razones y empieza a viajar hacia territorios cada vez más oscuros.
“Que este texto u otros textos que he montado puedan resultar polémicos, para mí es una forma de mantenerlos vivos”.
Por tanto, un Don Juan sería…
En El burlador no es un seductor, es un corruptor y no solo de mujeres. No respeta absolutamente nada, ni a sus mayores, ni a las instituciones… Así que supongo que un Don Juan es alguien que lo corrompe todo. No me parece que sea un apelativo bonito, es el personaje que reúne el mayor índice de machismo de nuestra cultura. Es muy seductor y puede resultar muy atractivo. Parece que quiere disfrutar de la vida. Sin embargo, en la obra no hay nada que nos lleve a pensar en placer o en construcción. Don Juan es un personaje destructivo.
La puesta en escena es contemporánea. ¿Cómo se fusiona un clásico con el lenguaje actual?
Personalmente creo que si hiciésemos El burlador de Sevilla o cualquier otro texto clásico tal y como fue representado en el momento en el que fue escrito, nos resultaría tremendamente contemporáneo. Mi puesta en escena solo quiere hacer justicia al texto. Intenta encontrar recursos expresivos para que el espectador se enfrente con algunas situaciones. Hay sexo, hay lujuria, violencia, muerte… El texto nos obliga a enfrentarnos a ello y hay una serie de momentos que de ser representados con una estética decimonónica resultarían cómicos. Y es ahí donde surge la necesidad de encontrar nuevos caminos expresivos.
Se trata de un proyecto de encargo, ¿no?
Sí, es un encargo que me hace el Teatro Español, sí.
¿Hubieras abordado El burlador de Sevilla de motu proprio?
Sí, por supuesto. Es un regalo. Es un texto que me resulta muy afín: está lleno de posibilidades plásticas a la hora de abordar la puesta en escena. Y es una producción que no se puede afrontar si no está avalada por un gran teatro. Antes me preguntabas sobre la puesta en escena contemporánea. Es una práctica muy habitual en Europa, y aquí nos sorprende. En Francia, en Alemania, en Inglaterra es habitual la renovación de los clásicos.
¿Y por qué en España nos sorprende? ¿O por qué no se hace o se hace poco? ¿Falta de atrevimiento?
Pero ya nos estamos atreviendo…
Pero tú lo has dicho, no es lo habitual…
Sí. Es que hay cosas que están cambiando. Que el Teatro Español decida hacer esta producción es un buen ejemplo de ello. Y no lo digo por mi trabajo, hay varios creadores que están encontrando un lugar en teatros muy importantes. Son buenas noticias en términos de repensar lo escénico, que se empiece a repensar la forma en la que podemos enfrentarnos a textos del pasado.
Se estrenó hace unos días. ¿Cómo reaccionó el público?
La reacción ha sido buena. Ha sido polémica. Pero bueno, eso es algo a lo que desgraciadamente estoy acostumbrado. Digo desgraciadamente porque no creo que la polémica tenga que ser tan airada. Por otro lado me satisface. Que este texto u otros textos que he montado puedan resultar polémicos, para mí es una forma de mantenerlos vivos. Las amistades peligrosas y El burlador de Sevilla sin duda fueron textos polémicos en su día. La forma de preservarlos con dignidad es preservar también su polémica. La mejor forma de enfrentarse a un clásico no es hacerlo desde una estética decimonónica. Me parece que mantener las grandes discusiones filosóficas y morales que hay detrás de El burlador de Sevilla, es una muestra de respeto.
¿Dónde te sientes más cómodo, dirigiendo teatro, escribiendo, en tu labor docente? ¿Cómo director de cine?
¡Qué solo he hecho un par de cortos y ya está! ¡Es un mero escarceo! Si te digo la verdad, en cualquiera de los ámbitos me siento muy cómodo. Tanto dirigiendo, como escribiendo, como en el aula con mis alumnos. Para mí son facetas necesarias de mi vida. Pero la docencia es fundamental, es algo que me alimenta y me gratifica. Me compensa todo: el diálogo que se genera cuando comparto mi perspectiva sobre el teatro y sobre esta profesión y todo lo que recibo de ellos, sus inquietudes, sus dudas, sus certezas…
Las escuelas más prestigiosas tienen fama de ser… no sé si decir sectarias… Work in Progress es quizás la más joven… ¿Cómo asumes este juego?
Siento un gran respeto por todos los maestros que han hecho mucho por la formación de los actores en España. Para mí, una escuela es un sitio de reflexión. Intento motivar a los alumnos para que se muevan, que viajen, que trabajen, que consigan tener una experiencia. En ningún momento se busca su reclusión, y no se fomenta ninguna competitividad, ni entre ellos ni con los alumnos de otras escuelas. Me parece que cualquier experiencia es positiva para ellos.
Hace poco hablamos de Porno Star en la web. ¿Qué sientes?
Un orgullo inmenso. Una cosa es que hagas un proyecto de escuela y otra cosa es que ese proyecto de los alumnos esté un mes en los teatros Luchana. Y otra cosa es que después el Teatro les invite para hacer la sesión golfa. Está funcionando de verdad, se han convertido inmediatamente en actores profesionales. Una confesión: primero he ido a el Español, he cenado con los actores para hablar del montaje y luego me he ido al Luchana a ver a la otra compañía. Es una sensación maravillosa.
Me decías que no, que director no eres, pero estudiaste cinematografía en Nueva York. ¿No te llama hacer algo?
Sí, sí que me llama. Pero en este momento no es una prioridad. Tengo cosas en el cajón. Quizás todo tiene su momento, y si tiene que llegar, llegará. Pero mientas no me sienta yo en disposición de afrontar un proyecto cinematográfico, por mucho que me llame, no siento la necesidad.
He leído que siempre estás pensando en un nuevo proyecto, antes incluso de acabar el actual. ¿Hay siguiente?
Sí, hay siguiente.
¿Y cómo va?
Va muy bien.
Que no te voy a sacar nada…
No. Pero no me vas a sacar nada porque es un embrión. Mi prioridad ahora mismo es descansar un poco. No he parado desde enero. Cuando no estaba en clase estaba en un ensayo. Y por eso, antes de afrontar nada, creo que es bueno parar para leer, imaginar, soñar, reciclar la imaginación… Necesito tres o cuatro meses para dedicarme solo a mis alumnos, y para hacer balance de lo bueno y de lo malo, para saber cómo enfrentarme a nuevos proyectos.
Más información en: http://www.teatroespanol.es
La entrevista con Darío Facal en el ExPERPENTO en papel Octubre-Noviembre 2015:
Enlace directo: http://issuu.com/experpento/docs/experpento_bajaoct2015/22?e=2897458/30721883