Texto de SANDRA SÁNCHEZ
Fotografías de Stefan Reiß (www.flickr.com/photos/srmurphy/) y de Alexander Johmann (www.flickr.com/photos/alexander_johmann)
El nombre completo de la ciudad es Frankfurt am Main, para distinguirse de otra ciudad al este del país. Main -Meno- es el río que circunda la ciudad y el Puente de Hierro es un fantástico referente para encontrar la zona más turística. El río y la Segunda Guerra Mundial han sido definitvos en la fisonomía de una ciudad, que como la mayor parte de grandes urbes alemanas, quedó en escombros. Pocos edificios son realmente antiguos, ya que muchos de ellos son réplicas exactas de lo que fueron.
Frankfurt es una ciudad sorprendente. Algunos la han definido como la ciudad más norteamericana de Europa y se la conoce como la metrópoli de los rascacielos, centro financiero de Alemania y de la UE. Allí se reúnen casi cuatrocientas sedes bancarias y tiene su oficina principal el Banco Central Europeo. De hecho, Mainhhatan es el juego de palabras con el que se conoce este enclave de cristal y hormigón. Es la «disneylandia» de los amantes de la arquitectura contemporánea entre otras cosas porque los arquitectos no sólo se hacen la competencia por hacer el rasca-cielos más alto, también luchan por hacer el más bonito. En este particular ranking nos encontramos la Torre de la Feria, de Helmut Jhan, el centelleante Japan Center, la Westhafen Tower, con un diseño en rombos que pretende emular el típico vaso de sidra y uno de los preferidos por los lugareños, la Torre del Meno, finalizada en 2000. Podemos acceder a través de un ascensor rapidísimo a su planta 56, donde han construido una terraza desde la cual se puede observar una preciosa panorámica de la metrópoli. Pronto la Torre tendrá competencia, ya que para albergar la sede del Banco Central Europeo han construido un rascacielos doble, en el cual dos edificios parecen enroscarse hacia el cielo.
Una ciudad sin contrastes es una ciudad a medias y Frankfurt los tiene. Antes recordaremos que la Segunda Guerra Mundial la dejó en ruinas, y que fue capaz de reconstruirse en un tiempo récord. Los alemanes han hecho lo posible para que algunos edificios conservaran su imagen histórica. Es fácil encontrar calles apacibles, estrechas, llenas de tabernas de sidra, la bebida típica de la ciudad. Uno de los barrios más recomendables es el de la Estación. En menos de un kilómetro cuadrado se han reunido gentes de más de cien nacionalidades y como en todo enclave multiétnico, la diversidad ha configurado una fisonomía peculiar y colorida. Las casas del «Gründerzeit» -es el nombre que recibe el último cuarto del siglo XIX, de gran expansión económica en Alemania- acogen en sus plantas bajas restaurantes turcos, chinos, japoneses, indios, paquistaníes… No podemos per-dérnoslo si estamos en Frankfurt en verano: con el buen tiempo todos estos establecimientos sacan sus mesas a la calle.
Como en la mayoría de las ciudades centroeuropeas, el sol provoca en Frankfurt una meta-morfosis impresionante. La ribera del Meno acoge a ciclistas y skaters que cada día improvisan su particular espectáculo gratuito al aire libre. Entre los dos puentes más representativos de la ciudad -el de Hierro y el de la Paz, se ha construido la Ribera de los Museos. Son trece y algunos están alojados en villas burguesas y otros en arquitecturas construidas al efecto. El paseo merece la pena.
El Meno fue la excusa para que las autoridades de la ciudad imagina-ran el proyecto «Vida al borde del río». Así surgió Deutschherrnufer-Viertel, un barrio elevado en base a las teorías de la Bauhaus. En la Piazza des Quartiers encontraréis un rascacielos de almenas dora-das. Y del otro lado un extrava-gante barrio residencial anuncia-do con una grúa abandonada en el astillero, que recuerda la antigua actividad del puerto. Al lado podréis tomaros una sidra en una taberna desde cuya terraza disfru-taréis de una de las panorámicas más espectaculares de la silueta de la metrópoli.
El centro financiero está rodeado por un cinturón verde con bosques, colinas y dehesas. Al nordeste de la ciudad, el río Nidda dibuja un espacio protegido y fluye entre sauces, álamos, praderas y cam-pos de cultivo. El Frankfurt de los rascacielos, pues, se eleva como un oasis de civilización en medio de la naturaleza. No es broma: en este espacio hay más de cincuenta lagos, estanques y pantanos que impresionan no sólo a los turistas, también a los lugareños.
Frankfurt es un buen destino para una escapadilla de dos o tres días. Advertimos que no es una ciudad barata. De hecho, según un reciente estudio, es la duodécima ciudad más cara del mundo y la primera de Alemania. Por ello, si vais con un presupuesto limitado mirad muy bien la oferta hotelera porque hay establecimientos económicos que están bien, y sobre todo, no os metáis en un restaurante sin mirar antes la carta.
Puntos calientes
1.- La torre de la Catedral fue hasta hace unos 60 años la edifica-ción más alta de la ciudad y aún hoy con sus 95 metros no desme-rece de los grandes rascacielos. Sus inicios se retrotraen a 852 y allí fueron coronados hasta diez emperadores. A pesar de su nombre, nunca ha sido iglesia episcopal. Al lado de la catedral encontramos el jardín arqueoló-gico, con excavaciones romanas y un palacio carolingio.
2.- La Casa de los Lienzos es la tienda de telas más antigua de la ciudad. Construida en 1399 estuvo activa hasta hace un siglo. Hoy es una galería de arte.
3.- No planifiques la visita del Puente de Hierro, te lo encontrarás. Tiene más de 100 años.
4.- Debemos buscar la Torre Rententurm, un edificio del siglo XV en el cual se apostaba el maestro de rentas para cobrar los derechos portuarios.
5.- La Casa Wertheim fue la única edificación con paredes entramadas que quedó en pie después de la Segunda Guerra Mundial. Enfrente está el Museo de Historia de la ciudad.
6.- Römerberg es una plaza delimitada por casas históricas entramadas, destruidas y reconstruidas. Muy cerca está la Antigua Iglesia de San Nicolás, capilla imperial entre los siglos XIII y XIV. Merece la pena visitar la zona a las 9 o a las 12 para escuchar las campanadas. En el medio está la Fuente de la Justicia, de cuyos caños brotaba vino cuando se coronaba a un emperador. También está el ayuntamiento que funciona como tal desde 1405.
7.- La Casa de Piedra data de 1464 y es uno de los pocos edificios góticos profanos que quedan en pie. Construido como una fortaleza, albergaba la casa de comercio.
8.- La Iglesia de San Pablo es una de las joyas de la ciudad. Es el símbolo de la democracia alemana ya que fue la sede de la Asamblea Nacional entre 1848 y 1849. En tres años recuperó el culto religioso y después de la guerra, tras su reconstrucción, se utilizó para hacer exposiciones relacionadas con la democracia. En su exterior hay un monumento en recuerdo a las víctimas de los nazis.
9.- En la Iglesia de San Leonardo lo más notable es su coro. Al lado está el Monasterio Carmelita, cuyos claustros exhiben los frescos de Jörg Ratgebs. Aloja un museo y uno de los archivos más extensos en su género.
10.- La Casa de Goethe es una reconstrucción de la original, también destruida. A pesar de que el poeta pasó gran parte de su vida en Weimar y que no siempre habló bien de su ciudad, los lugareños no desaprovechan la ocasión de rendirle pleitesía. Así con su nombre encontramos la Universidad, una plaza, una calle. Animan a acudir al cementerio de San Pedro porque está la tumba de su madre y a la Iglesia de Santa Catalina porque allí fue bautizado.
11.- Hauptwache, construida en 1729 fue la comisaría de la policía. Se hizo famosa en 1833 tras la ocupación por los demócratas revolucionarios.
12.- La Vieja Ópera es un suntuo-so edificio con el que su arquitecto quiso superar las de París y Dresden. La reconstrucción tiene treinta años. Toma algo en su café.
13.- Junto al estanque de los jardines de Bockenheim está el cenador de Nebbien , una joyita que un editor mandó construir para celebrar su tercer matrimonio. En uno de los extremos está la Torre de Eschenheim, una de las 42 que protegían la ciudad. Construida en 1428, es la torre de vigilancia más alta de Alemania.
14.- Del siglo XII data el Muro de Stanfer, que formaba parte de la primera fortificación de la ciudad.
15.- El Cementerio Judío de Frankfurt es único en el mundo por su fisonomía. Podemos fisgar en su interior a través de una pequeña reja.