Entrevista de BiPaul
Fotografías (c) cortesía de Intromúsica
A finales de noviembre saldrá la segunda parte de Años luz, disco que coge prestado su título del libro James Salter. Sus canciones, como el libro, son un canto a la incomunicación y a la distancia que nos separa y curiosamente, aunque tres de las canciones sí que están datadas en las fechas del confinamiento, las otras fueron compuestas antes de la pandemia. Por tanto, se confirma aquello de que el ambiente estaba enrarecido y que fueron muchos los creadores los que adivinaban en sus trabajos lo que estaba por suceder.
De la segunda parte, al cierre de esta edición, se ha puesto a rular el tema “El día internacional de los amantes”, y poco más podemos adelantar. No obstante, en su día, cuando hicimos la entrevista, Jorge Martí nos explicaba algunas cosas que podréis leer en la entrevista.
Mientras llega la nueva colección de temas, nos centramos en lo que ya tenéis en vuestras manos. Años luz recoge toda la herencia de esta banda que vio cómo la pandemia se llevaba por delante la mayor parte de las celebraciones de sus bodas de plata. Más allá de su poso filosófico, es un disco que nos demuestra que La Habitación Roja es una banda eterna, de esas cuyo instinto les hace ganar en seguridad y atrevimiento con cada nuevo lanzamiento.
Os pilló toda la celebración del 25 aniversario de la banda en medio del follón. No sé si la pandemia os ha amargado la fiesta. Habéis hecho conciertos muy míticos, como el de Valencia, que se pasó por la televisión, creo.
Sí, se retransmitió por la tele pública valenciana y lo colgaron también en la página web. Pero sí que ha sido un bajón. Teníamos muchos conciertos cerrados en la antigua normalidad, iba a ser sin duda el mejor año de nuestra carrera… teníamos una agenda tan cargada de conciertos y de cosas, que habíamos decidido que íbamos a dedicarnos plenamente a la celebración del aniversario en 2020 y que ya sacaríamos el disco en el 2021, a pesar de que teníamos siete canciones grabadas.
Entonces fue un shock, se vino todo abajo. Nos quedamos con un agujero económico y emocional bien grande. No sabíamos qué íbamos a hacer con la gira y al final decidimos que sí que podíamos ir publicando algunas canciones de las que teníamos grabadas. Decidimos sacarlas periódicamente a lo largo del encierro y cuando todavía no se podía tocar.
También hay tres canciones extra en el disco, que hicimos a lo largo del confinamiento y que grabamos desde nuestros estudios caseros. El disco se conforma de esas siete canciones que teníamos, más esas tres canciones que no están producidas por Paco Loco, sino por nosotros con nuestro técnico Luis Martínez. Y esas canciones también formaron parte del disco. Son canciones que están muy atadas al momento que vivimos. Y nada, que al final te adaptas, pero fue un shock.
En Valencia íbamos a hacer dos fechas en el Teatro Principal y al final fueron las únicas que quedaron en pie en la última parte del año 2020. Fueron conciertos con la mitad de aforo y estuvieron muy guay y fueron muy emotivos. Pero claro, no fueron como debían haber sido. Eran dos fechas en un sitio emblemático de la ciudad y lo percibimos… no a medio gas, pero obviamente con la gente sentada, con mascarillas, no se podían mover… Fue un poco extraño. Pero creo que fue importante hacerlo. Además lo grabamos. Y creo que fue importante porque era un momento, no sé, raro, pero con un poso histórico que estábamos documentando. Los músicos también somos cronistas de nuestro tiempo, ¿no? Y bueno, ahí queda eso.
Recuerdo haber visto en el confinamiento un videoclip vuestro con vuestros fans…
La verdad es que justo cuando se decretó el confinamiento, se estrenó la segunda o la tercera temporada de la serie “Élite”. Ahí incluyeron “Indestructibles”, que es una de nuestras canciones más conocidas. Pero de repente, la cosa se fue de madre. Fue número uno en Shazan en un montón de países, sobre todo en Latinoamérica, pero también estuvo súper alta en Francia o Alemania. Pasamos de tener unos tres o cuatro mil plays en Spotify al día, a de repente tener más de cien mil al día. O sea, una locura. En YouTube se multiplicaron como setas los videoclips de la canción y apareció mucha gente haciendo vídeos con imágenes de la serie, o video lyrics con la letra de las canción. Y bueno, fue bastante curioso, ¿no? Entramos en la pandemia de una manera y salimos con un hit mega conocido.
«Quizás sí que somos unos vampiros. De alguna manera nos nutrimos de lo que vemos, de lo que sentimos… y de la gente y de la actualidad…»
Tiene bemoles. Bueno, la edad de los grupos es como la de los perros… por cada año que cumplen, cuentan como siete o algo así…
Pues sí, bueno, no lo sé.
Es un logro estar ahí.
No tengo ni idea. La verdad es que nosotros tenemos 26 y si los sumamos como se cuentan los años de los perros, pues tendríamos un montón de años. Un poco como Drácula o algo así.
Un perro drácula…
Quizás sí que somos unos vampiros. De alguna manera nos nutrimos de lo que vemos, de lo que sentimos… y de la gente y de la actualidad… No sé. Pero vaya, que tampoco creo que seamos tan longevos.
¿En Años luz han participado todos los miembros de la banda? No sé si al final se desarrolló esta idea que creo que sí que teníais.
No… Ah, bueno, sí, ya sé de lo que hablas. Para la gira del disco invitamos a Edu Martínez, que había participado en Radio y había hecho la gira del 99 y del 2002. A Edu lo invitamos a participar en alguno de los conciertos de aniversario en Valencia. Y sí que es cierto que Endika Martín nos acompaña en directo, con los teclados, guitarras, coros y tal. Como grabamos desde casa, Endika Martín y Eduardo Martínez participaron en algunas canciones en los teclados, en los pianos… Tenemos un chat en el que estamos todos y hablamos de temas, intercambiamos archivos… También les invitamos a que participaran en estos vídeos que hicimos en pandemia de «Indestructibles», tocando en directo desde casa y en alguna otra cosa que hicimos para Movistar Plus… Pero el grupo sigue siendo el cuarteto de siempre: Marc, Pau, José y yo.
El disco se gestó y lo grabamos en su mayor parte en el estudio de Paco Loco en el Puerto de Santa María y bueno, se grabó, si no recuerdo mal, en octubre de 2019 y pensamos que sería una primera sesión de siete canciones y que luego haríamos otra sesión. La segunda nunca se hizo. Hemos estado allí la primera quincena de junio, grabando lo que va a ser la segunda parte de este disco que queremos sacar para finales de año. O sea, hemos sacado la primera parte de Años luz y a final de año sacaremos Años luz 2, la segunda parte.
«Recuerdo que el tercer disco de El niño gusano con RCA, salió en CD y en cinta y era como «jo, qué guay, tienen cinta». (…) Pero nosotros nunca tuvimos cinta».
También vosotros os habéis dejado llevar por la fiebre esta de los formatos vintage. Un vinilo es muy bonito, y suena a vinilo, huele a vinilo. ¡Pero habéis lanzado un cassette! ¡Mi recuerdo de las cintas es que sonaban muy mal!
Llevamos sacando vinilos desde el año 2007, así que bueno, es algo añejo hasta para nosotros. Incluso hemos reeditado todos nuestros discos anteriores al 2007 en vinilo. Tenemos los doce discos editados en vinilo. Eso no es ninguna novedad. De hecho, algunos incluso tienen varias ediciones. Lo de la cita es una anécdota: es una cosa para coleccionistas. La tirada es corta, no sé si son trescientas copias… y es una cosa que nos ofreció el sello y nos hacía ilusión. Es una cosa de coleccionistas. Yo me voy a guardar unas copias para tener…
Y bueno, yo todavía guardo cintas de cuando era pequeño y todavía conservo la pletina. Es algo con valor sentimental y supongo que habrá gente a la que le haga gracia, no es demasiado caro y es una cosa bonita a nivel de diseño. Es un trastillo más.
Y supongo que será la primera cinta de La Habitación Roja.
Sí, sí, es la primera cinta que sacamos. Es una propuesta de Intromúsica, que es nuestro nuevo sello. También a ellos les hacía ilusión. Como nunca hemos tenido una cinta, nos lo propusieron y obviamente no íbamos a decir que no. De hecho, cuando nosotros íbamos a sacar nuestro primer disco, en el año 98, aún se vendían cintas y recuerdo que muy pocos sellos independientes cerraban cintas, pero las multinacionales sí. Los grupos de nuestra época o un poco más mayores, los que salieron dos, tres, cuatro años antes que nosotros, como El niño gusano, Los planetas, tenían cinta… Recuerdo que el tercer disco de El niño gusano con RCA, salió en CD y en cinta y era como «jo, qué guay, tienen cinta». Era chulo. O sea, todavía existían las cintas cuando nosotros salimos, las veías en las tiendas de discos y en los hipermercados. Pero nosotros nunca tuvimos cinta.
«La verdad es que siempre intentamos arriesgar y probar cosas y hacer lo que nos propone el cuerpo y lo que nos proponga nuestro productor».
El sonido característico de la banda se remonta a Nuevos tiempos, o quizá Cuando no quede nada. Estamos hablando de quince o veinte años en una línea…
El primer disco es del 98, o sea que es incluso anterior. No sé, yo creo que esos dos discos precisamente están grabados en Chicago. Son discos que grabamos en Estados Unidos, con un sonido muy crudo, grabando toda la banda, tocando en directo, a la vez… Luego hacíamos algunos recordings y las voces a parte… era una forma de grabar mucho más punk, y tienen un sonido quizás más cercano al directo de la banda…
Pero bueno, no sé, somos un grupo que tiene una personalidad que queda impregnada en cada disco que hacemos, a pesar de que en cada disco intentamos darle la vuelta a la forma de afrontar las canciones.
En junio hemos ido al estudio sin ensayar, sin tener maquetas… a pelo, ¿no? Hemos empezado cada canción desde cero y hemos visto por dónde nos llevaban allí mismo. Es bastante emocionante. La verdad es que siempre intentamos arriesgar y probar cosas y hacer lo que nos propone el cuerpo y lo que nos proponga nuestro productor. Pero quiero pensar que es una virtud que, al final, nos suena todo bastante coherente, suena a La Habitación Roja.
¿Y vosotros sois conscientes de la evolución? Es decir, desde fuera, a disco escuchado, es fácil. ¿Desde dentro lo es?
Yo creo que sí. Pero como tú, lo ves cuando escuchas en orden cronológico los discos. Este último año, en los pocos conciertos que hemos podido hacer celebrando el aniversario hemos tocado en orden cronológico canciones de todos nuestros discos. Entonces, hombre, sí, uno sí ve la evolución, pero al mismo tiempo nos damos cuenta de que siguen vigentes muchas canciones. Cuando tocamos canciones muy antiguas, les damos una vuelta y las adaptamos a nuestro presente. Hoy tenemos más experiencia como músicos y tenemos un sonido más potente, más sofisticado…
Pero vaya, creo que ha sido una evolución bastante coherente. Somos un grupo que tiene una pata puesta en los clásicos y en nuestras influencias de toda la vida. Y a la vez hemos tratado de estar un poco al día de músicas más actuales, contemporáneas. Al final, somos un grupo de guitarras y sintetizadores, con elementos más electrónicos, en el que priman las melodías…
«Estás grabando en un sitio determinado, empiezas a probar una serie de cosas que muchas veces te gustan y las das por válidas y luego dices “joder, ¿te acuerdas de cómo hicimos esto?”»
El sonido de La Habitación Roja se compone de muchas capas sonoras, de atmósferas superpuestas, de las que algunas incluso van a su rollo. Para mí es uno de los sonidos más originales y complicados de los que tenemos en España. Yo creo, sinceramente, que vosotros inventasteis esto.
Ah, pues no lo sé. Realmente, sí que es cierto que nuestros conciertos, nuestras canciones tienen muchos matices y que hay muchas capas y que cuando estamos en el estudio… fíjate que a veces hacemos cosas que luego son difíciles de reproducir en directo. A veces haces algo con un sintetizador analógico, o con pedales, que luego ya ni te acuerdas de cómo lo hiciste. Así que es imposible de reproducir el disco exactamente igual en los conciertos. Pero bueno, eso también es parte de la magia del momento.
Los conciertos siempre son únicos. El sitio cambia, el público cambia, tu estado de ánimo es otro… Cambian un montón de cosas. Pero también esto ocurre en las grabaciones. Estás grabando en un sitio determinado, empiezas a probar una serie de cosas que muchas veces te gustan y las das por válidas y luego dices “joder, ¿te acuerdas de cómo hicimos esto?”. Y que no, y que no, que no sale para hacerlo en directo. En muchas canciones hay muchas capas y eso es agradecido: en cada escucha puedes descubrir diferentes detalles y sonidos.
« Tenemos una canción, la intentamos vestir en la forma que nos sale o que nos apetece, que nos sugiere en un momento determinado».
Es muy difícil hacer una entrevista sobre este disco porque no hay ninguna canción resumen. Ni siquiera «Años luz» que da nombre al disco. Son todos temas muy distintos.
Bueno, sí, pero no sé. Muchas de las circunstancias marcan y por ejemplo, hay una canción, «La Luz (Canción para Whitney Dafoe)», en la que no hay baterías, que está hecha con cajas de ritmos, que está grabada desde casa… Ha salido una cosa bastante curiosa, original, fresca y es difícil ubicarla tanto en el sonido del grupo, como en el sonido de otros grupos… Creo que sucedió algo parecido a cuando estás en casa y te da por cocinar, están las tiendas cerradas y dices: «voy a cocinar algo» y miras a ver qué tienes en la nevera, y te inventas algo. Pues eso es lo que nos ha pasado con alguna de las canciones que hemos hecho desde casa.
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Con las demás, no nos paramos a pensar, somos bastante instintivos. Tenemos una canción, la intentamos vestir en la forma que nos sale o que nos apetece, que nos sugiere en un momento determinado. Yo creo que a pesar de que las canciones entre sí tienen variaciones y tal, son identificables como parte del sonido de La Habitación Roja. Y bueno, hay gente a la que seguro que le parecerá que todas suenan igual y otra gente que dirá que son muy diferentes entre sí.
Al final, mi voz y un poco la parte lírica, la parte de las letras, ciertas cosas… son recurrentes de manera innata. Y bueno, también dan una especie de continuidad. Yo creo que sí hay algo que une las canciones: es un disco que habla sobre la distancia, sobre la separación, sobre la incomunicación, sobre la ruptura, sobre la decepción. Son también temas muy universales que son fáciles de ubicar en el momento que hemos vivido, que ha sido también un momento de ruptura, de venirse abajo… un momento complicado.
Hay canciones que parece que hemos hecho pensando en el momento y sin embargo estaban hechas de antes. Hablan de crisis personales. Cuando uno está atravesando un momento como el actual, todo lo que te viene a la cabeza, se identifica con lo que está pasando. Es parecido a lo de que si vas a ser padre, por ejemplo, te das cuenta de que por ahí hay un montón de mujeres embarazadas, o de gente que va con un carrito… Pero nunca habías reparado en ello. Pues si estás en pandemia, y escuchas una canción, pues piensas que habla de ese asunto. Las buenas canciones, yo creo, son buenas porque tienen esa universalidad, se pueden adaptar a las diferentes circunstancias.
«Al final eres la banda sonora de un montón de gente».
Al hilo de esto. ¿Cuántas veces os han dicho eso «Es que parece que habláis de mí»?
Pues sí, muchas veces. Realmente, muchas veces. Creo que esa es una de las cosas bonitas de La Habitación Roja y una de las cosas buenas del grupo. Creo que la gente empatiza con nuestras letras y que por eso tenemos una trayectoria tan larga, seguimos teniendo seguidores y la propuesta sigue teniendo sentido. Al final eres la banda sonora de un montón de gente. Me hace mucha ilusión que me digan eso y me parece bonito.
Yo lo que creo es que uno mira dentro de sí mismo y mira a su alrededor, escribe sobre lo que ve, escribe sobre lo que siente y al final no somos tan distintos. Compartes un determinado tipo de sensibilidad con otra gente y la gente empatiza y hace suyas tus canciones. Y se produce un flechazo y un amor incondicional que puede durar generaciones. Es algo muy bonito y nos sentimos muy afortunados de vivirlo.
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Con «La patria» me parece que habláis de mí.
Pues esa es de las que están hechas en el momento de la pandemia. Mis hijas han vuelto a ver a sus abuelos después de dos años y se han fundido en un abrazo. Yo vivo en el extranjero y no se podía viajar. El verano pasado, no se pudo viajar, no podían venir. Es una canción que habla de «patria» o «matria»… Habla de un lugar al que pertenecemos, que son nuestros padres, nuestras madres… nuestras madres, sobre todo… el vientre de nuestras madres, de un lugar seguro. Y luego sales al mundo y estás expuesto a todos los peligros.
Una de las cosas que nunca olvidaré son las llamadas de mi madre preguntándome cuándo va a terminar esto, cuándo nos podremos volver a ver, cuándo podremos volver a abrazarnos. Y no lo sabía y ¿qué le iba a decir yo? Pues intentaba tranquilizarla porque estaba afligida, deprimida, triste… y aunque yo trataba de calmarla, no tenía ninguna certeza de que esto fuera a solucionarse a corto plazo. Eso lo ha vivido mucha gente en España.
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No sé qué director de cine decía que él primero rodaba la película y luego se inventaba las explicaciones… No sé si vosotros habéis seguido esta técnica para «La luz».
No, no, qué va. No se hace una canción y luego se buscan las explicaciones. Tampoco lo haces al revés, es decir, que buscas una coartada y escribes una canción o haces un disco. Yo creo que vas haciendo canciones y es a posteriori, cuando uno echa la vista atrás, que ve una serie de puntos que se unen, como si fueran constelaciones. Dices: “Pues esto está relacionado”, porque has vivido un momento personal un tiempo determinado y las canciones surgen de fogonazos. Las canciones son los fogonazos que te provoca el hecho de vivir.
En el caso de las referencias al libro de Salter… Se trata de un libro que Pau, José y yo, es decir, un libro que tres de los cuatro de la banda, habíamos leído. Y bueno, yo hice una canción que se llamaba “Años luz”, muy inspirada en ese libro y en otro ensayo del propio Salter. Luego, como el disco habla de la incomunicación, habla del naufragio en la parejas, del naufragio de la complicidad y de cómo el tiempo erosiona estas cosas, y Salter trata eso mismo, pues tenía relación todo. Pero vaya, era una relación explícita en «Años luz” y tangencial en el resto del disco.
Pau, que ha hecho el diseño del disco, la foto es de un viaje en Noruega que hicimos los cuatro, una especie de road trip cruzando el país hasta donde yo vivo, al norte, atravesando las montañas. Pau hizo esas fotos… y en esas montañas vimos como una gran barrera y pensamos que también era una bonita metáfora muy evocadora para el disco. El año luz es una medida de distancia. Y hemos estado muy lejos, muy separados. Y hemos tenido que franquear barreras, grandes, como esas montañas. Y las montañas son algo ancestral, como las relaciones humanas, como el amor.
Al final hay como un montón de estrellas, que también están presentes en el diseño del disco, que sirven para trazar unas líneas que son como un hilo conductor que forman un mapa. Relaciona las canciones, el diseño, nuestro momento actual, lo que hemos vivido, no sé.
«Hay una mezcla entre pasión, referentes y referencias que van nutriendo y van formando el gusto, y ampliando los horizontes de tu vida».
Quiero saber si el pegamento que une las canciones es intelectual. Y por ejemplo pienso en “La Luz (Canción para Whitney Dafoe)”… ¿Os habéis planteado que quizás solo vosotros conocéis esas líneas que unen las estrellas de la constelación?
Yo creo que en muchas de las cosas que hacemos, siempre hay una coartada intelectual. Otras veces son simplemente pasión. Hay una mezcla entre pasión, referentes y referencias que van nutriendo y van formando el gusto, y ampliando los horizontes de tu vida.
Antes que músicos somos consumidores de cultura. La cultura yo creo que hace mejor tu vida, expande tus horizontes, te hace conocerte mejor a ti y a los demás, te ayuda a ser más feliz, a sentirte comprendido o ubicado. La cultura, muchas veces, le da sentido a la vida, sublima la belleza, no sé. Entonces uno no solo hace su música. También consume películas, lee… es una forma de entender la vida y la música.
Tampoco es que seamos unos culturetas. Somos gente muy honesta, que se deja llevar pero que se nutre de ciertos referentes. La cultura deja un poso dentro de ti que luego de manera instintiva o natural sale en forma de brochazos.
Es como cuando saboreas un plato y dices: “Esto debe de llevar esto, aquello y esto otro” y luego haces tu versión y sale algo totalmente distinto. Pasa en la cocina, en la ciencia y claro, pasa en la música.
«“Quiero” es una canción muy de verdad, muy honesta. Es tan de verdad que llega».
“Quiero” es un himno. Para mí está en la línea de “La segunda oportunidad”. Cuando sale una canción bonita y punto, ¿qué se siente?
La verdad es que son canciones que te hacen sentir conexión. “Quiero” es una canción muy de verdad, muy honesta. Es tan de verdad que llega. Creo que es una canción de esas que tienen capacidad de acierto, tiene la capacidad de llegar a la gente y conmoverla.
Para mí es una canción con la que me siento muy conectado porque expresa mis anhelos más íntimos cantados apasionadamente, vaya. Tiene esa capacidad de emocionar. Que igual no le llega a todo el mundo, pero bueno.
¿Y lo que siento cuando sale algo así? Pues siento mucha satisfacción. Tú escribes canciones y siempre piensas que la mejor está por llegar. Y hay veces que das en el clavo.
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No sé si nos hemos dejado algo que quieras contar y por lo que no te he preguntado como festivales, planes, nuevo disco…
Pues tengo la sensación de que he hablado mucho. Bueno, me gustaría decir que nos estamos adaptando a los tiempos que vivimos, que vamos a hacer los conciertos que podamos hacer y sí, que vamos a sacar el disco ese que hemos grabado. Estamos muy contentos con lo que hemos hecho y ahora estamos en proceso de mezclas, haciendo las voces… Y ojalá podamos hacer el concierto de la Riviera que retrasamos. Y ojalá pase esta pandemia definitivamente y se pueda ya volver a la normalidad. Y el plan en el 2022 es hacer la gira presentando los dos discos. Ah, y queremos volver a México, a Latinoamérica. Queríamos ir en el aniversario. Nos gustaría retomar eso también, ¿no?
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