[Pepito] Una historia de vida para niños y abuelos de Itziar Pascual


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Entrevista de Paula Bañuelos
Fotografía de Ander Iribarren

Teatro: Infanta Isabel
Desde el 12 de octubre sábados y domingos a as 12:30
Texto: Itziar Pascual
Dirección: Carmen Losa
Intérprete: Leyre Abadía

Itziar Pascual, una de las dramaturgas más queridas del teatro infantil y juvenil en España, nos acercar a su obra Pepito, una historia de vida para niños y abuelos. En la charla, Itziar nos cuenta cómo surgió la idea de crear una historia que une a los más pequeños con sus abuelos, una obra que, desde el primer momento, busca tender puentes entre generaciones. La obra ganó el premio Morales Martínez en 2019 y está incluida en la antología Días azules y sol de infancia. Con un enfoque cercano, Itziar nos explica cómo quiso llevar la historia de España al teatro familiar, manteniendo el humor y la sensibilidad.

También nos comparte lo especial que ha sido para ella trabajar con Carmen Losa y Leyre Abadía, dos mujeres que han aportado todo su talento y sensibilidad al proyecto. La obra, que ha sido muy bien recibida en diferentes festivales, ahora llega al Teatro Infanta Isabel, nos invita a pensar en el valor del esfuerzo y la resistencia en tiempos complicados, todo visto a través de los ojos de un niño llamado,Pepe, Pepito, José, Joselito.

Itziar, ¿cómo surgió todo, qué es lo que te inspiró para crear esta historia tan cercana y tan familiar?

El origen de este texto, que ganó el premio Morales Martínez de textos infantiles en 2019 y está incluido en la antología Días azules y sol de infancia, publicada por Punto de Vista Editores, surge del propósito de llevar las técnicas y dinámicas del teatro español contemporáneo al teatro para el público familiar y para edades tempranas. La autoficción, ese género tan interesante que mezcla elementos reales y de la imaginación, es lo que planteé en esta obra. Sergio Blanco, un gran autor de autoficción, lo define como una forma de superar el dilema de Hamlet de «ser o no ser», permitiendo «ser y no ser» al mismo tiempo. Así que pensé: ¿por qué no hacer un trabajo de autoficción para público familiar?

Esto también está relacionado con una dramaturga que admiro profundamente, especialmente en el ámbito del teatro para edades tempranas y público familiar. Pensé: ¿por qué no incorporar la investigación teatral, que tanto valoramos en el teatro para adultos, al teatro para niños y familias? Ese fue el punto de partida, junto con el deseo de hablar a niños y mayores sobre la historia contemporánea de España. No se trata de hacer un tratado histórico o de investigación, sino de crear una obra intergeneracional, que proponga un diálogo entre abuelos y nietos, entre mayores y pequeños. El objetivo es que los niños conozcan mejor, con más detalle, las experiencias y vidas de sus mayores, fomentando ese diálogo entre las generaciones.

El personaje de Pepito atraviesa diferentes etapas de la vida. ¿Cómo fue el proceso de desarrollar un personaje que abarca desde la niñez hasta la vejez?

El propósito era trabajar una aproximación a sucesos de la historia de España desde el humor, porque el humor en Pepito es fundamental y me ayuda a transitar experiencias que, a veces, pueden ser difíciles o dolorosas.

Pepito es un niño que nace en el Madrid de principios del siglo pasado, y a lo largo de la obra vive grandes cambios en su vida cotidiana. Va al colegio, descubre el mundo maravilloso de la escuela, los juegos y los cánticos, pero también se enfrenta a la realidad de la guerra civil: los bombardeos, las familias refugiándose en el metro de Legazpi, y el viaje a Cataluña huyendo del conflicto. Allí se encuentra con refugiados avanzando hacia la frontera francesa. Luego, en la posguerra, experimenta el hambre, el estraperlo y tiene que empezar a trabajar muy joven, sin poder seguir la vida escolar que le hubiera gustado porque debe ayudar a su familia. También descubre lo que es el pluriempleo, un concepto que muchos mayores conocen bien, y cómo la televisión se consideraba un lujo que se pagaba en cuotas.

¿Por qué crees que es importante abordar estos temas en una obra para niños y abuelos?

Pepito descubre muchas experiencias que nuestros mayores vivieron de cerca y que, para los niños y adolescentes de hoy, pueden resultar sorprendentes. Creo que la curiosidad es fundamental y fomentar el descubrimiento en ellos es una tarea clave. Mi objetivo es compartir estos sucesos históricos desde el humor y la poesía, a través de un personaje que representa «la pena». Este personaje visita a Pepito en momentos de guerra, enfermedad y miedo. Sin embargo, la alegría y el deseo de vivir de Pepito enfrentan a la pena y logran vencerla. Ese es, en esencia, el propósito de Pepito y su origen.

¿Cómo fue el trabajo de documentación biográfica e histórica para construir la historia de Pepito? ¿Hubo algún descubrimiento que te sorprendiera durante el proceso?

El proceso de investigación combina una parte documental, que incluye la lectura y análisis de datos y documentos, y otra parte vivencial, relacionada con la memoria humana. Para mí, trabajar con personas que han vivido y experimentado esos acontecimientos, que pertenecen a la generación de nuestros mayores, es fundamental.

Es importante que nuestros jóvenes entiendan que las generaciones anteriores trabajaron y lucharon muchísimo para sacar adelante a sus familias. Hoy en día, a menudo se valora más la celebridad, la suerte o la fama, pero quería poner el foco en el esfuerzo y en la realidad de que, aunque no siempre tendremos las circunstancias ideales, podemos pelear y luchar para superar las dificultades. No se trata de imponer una visión dogmática, sino de compartir experiencias: «tu abuelo o bisabuelo, aunque no lo conocieras, fue parte de la construcción del mundo que hoy conoces». Es importante que sepas que ellos también lucharon para hacer lo mismo.

Niños con distintas realidades

¿Hubo algún descubrimiento que te sorprendiera durante el proceso?

Mira, un ejemplo que me atravesó profundamente, quizá porque soy madre y eso me hace entender bien las demandas y críticas que los adolescentes tienen sobre el mundo en el que viven, fue la imagen de los niños recogiendo colillas en el Madrid de la posguerra. Muchos de esos niños se encontraban restos de violencia, como balas e incluso bombas que no habían detonado, pero que aún podían explotar en cualquier momento. Al finalizar la guerra, muchos niños se vieron obligados a dejar la escuela a edades tan tempranas como 9, 10 u 11 años y a trabajar a jornada completa, algo que seguramente muchos de nuestros jóvenes no saben.

Esto no es para idealizar la precariedad ni el sufrimiento, sino para mostrarles otras realidades diferentes a las que tienen hoy. Todos los niños deberían tener el derecho a descansar, jugar y estudiar, pero es muy importante que sepan que no siempre fue así.Es gracias a la lucha de las generaciones anteriores que hoy podemos pelear por garantizar que todos los niños tengan esos derechos fundamentales.

Pepito ha sido presentada en varios festivales antes de llegar al Teatro Infanta Isabel. ¿Cómo ha sido la recepción del público en esos escenarios previos?

Ha ganado premios y se ha presentado en varios festivales antes de llegar al Teatro Infanta Isabel, donde la recepción del público ha sido muy emocionante.Es un trabajo del que estamos muy satisfechas.

La obra es un proyecto de Ireala Teatro, con la colaboración de dos mujeres extraordinarias: Carmen Losa y Leyre Abadía. El estreno oficial fue en Navarra, en Pamplona, gracias al apoyo del Gobierno de Navarra y la Escuela Navarra de Teatro, que nos proporcionaron una residencia artística. También hemos estado en CEDEM, la feria europea de teatro para niños y niñas que se celebra en Gijón, el evento más importante del año en España para el público familiar.

Además, Pepito ha sido incluido en el programa Platea del Ministerio de Cultura, que apoya y facilita la distribución y gira de espectáculos. También hemos participado en el ciclo Vividero de las Naves del Teatro Español de Madrid, y hemos hecho gira por varios municipios de la Comunidad de Madrid. La recepción del público ha sido emocionante, con niveles de interpretación que varían según la edad de los espectadores.

Me gusta que el teatro familiar no sea un teatro en el que los padres sean meros espectadores que se aburren y acaban sacando el móvil, porque eso envía un mensaje equivocado a sus hijos. Para nosotras es fundamental que cada espectador sienta un vínculo con la obra y en este sentido, Leire Abadía hace un trabajo exquisito de interpretación, al igual que Carmen Losa, un trabajo finísimo y muy importa.

En otras localidades como Alcalá de Henares, en el Corral de Comedias, y en el Centro Comarcal de Humanidades de La Cabrera, el público también ha reaccionado de manera muy hermosa.Es muy conmovedor ver al público atravesado a veces por la risa y a veces por la emoción.

Es maravilloso ver cómo, al finalizar la función, los niños quieren preguntar y saber más, mostrando un interés emocional hacia sus abuelos o padres y se establece una conexión familiar.

«Cuando trabajamos para niños y adolescentes, hay un principio de responsabilidad».

La dirección de Carmen Losa y la interpretación de Leyre Abadía son fundamentales en esta obra. ¿Cómo ha sido la colaboración con ellas para dar vida a Pepito?

Carmen Losa dejó un muy buen sabor de boca con La esfera que nos contiene, una obra dedicada a las maestras de la República que se pudo ver en el Centro Dramático Nacional. Tanto Carmen como Leire Abadía, en sus trayectorias profesionales, son mujeres de enorme valor. Carmen también hizo un trabajo reciente en el Teatro Español con su obra Levante. Estamos hablando de mujeres con un recorrido ya consolidado, y hay algo muy hermoso en esto: «una comprensión compartida del teatro como un lugar de emoción y comunicación, algo que las tres compartimos y que nos ayuda mucho a crear proximidad y cercanía».

Carmen ha hecho un trabajo muy cuidadoso y sutil, mientras que Leire se encarga de la comunicación con el público, interpretando una multiplicidad de personajes y trabajando la palabra con una gran densidad poética. Además, trabaja con máscaras, y Leire gestiona un trabajo muy delicado con ellas, mientras que los elementos audiovisuales acompañan y apoyan el espectáculo de forma sutil. Es un espectáculo muy sencillo y humilde, con un propósito claro de transmitir emoción y generar comunicación.

Has trabajado mucho en teatro infantil y juvenil. ¿Qué diferencias encuentras entre escribir para un público joven y un público adulto?

Sabes, que para mí, no hay diferencia en cuanto al grado de exigencia personal y compromiso con el que me enfrento a mi trabajo, sin importar el público. Al contrario, tal vez, y esto lo menciona una gran escritora para público familiar, la diferencia está en que, cuando trabajamos para un público más joven, nos responsabilizamos más de su reacción. Un escritor de literatura para adultos puede no preocuparse tanto por la respuesta de su público; puede pensar que algunos adultos apreciarán su obra y otros no, y eso está bien. Sin embargo, cuando trabajamos para niños y adolescentes, hay un principio de responsabilidad.

El compromiso de ser rigurosos, exigentes, cuidadosos, y de trabajar con complejidad, respetando su inteligencia, sensibilidad y visión del mundo, se vuelve aún más importante. La diferencia, en todo caso, es un extra de responsabilidad, ya que asumimos las respuestas del público joven.

Pepito ha sido un proyecto en desarrollo desde 2020. ¿Cómo ha evolucionado la obra desde su concepción inicial hasta esta puesta en escena?

En marzo de 2020, cuando llegó la pandemia, tuvimos que trabajar de manera íntima e interna, esperando que se dieran las condiciones adecuadas para poder mostrar el trabajo al público.

Afortunadamente, ahora tenemos esas posibilidades, y el trabajo ha evolucionado, recogiendo matices en cuanto al uso de las máscaras y otros elementos del espacio escénico e interacción. Tanto Leire como Carmen, al igual que yo, nos exigimos una visión crítica del trabajo. Por ejemplo, hemos tomado decisiones y ajustado aspectos del desarrollo de la obra para que el espectáculo esté siempre cuidado y vivo.

Un mensaje de alegría

En Pepito, la alegría se presenta como una forma de resistencia. ¿Qué mensaje esperas transmitir sobre la importancia de la alegría en tiempos difíciles?

Transmitir la importancia de la alegría en tiempos difíciles, especialmente para esta generación, es el mensaje que quiero dejar a los jóvenes, además del conocimiento del pasado. Me gustaría que el espectador o espectadora saliera de la función con una sensación de acompañamiento. Creo que el teatro, en momentos difíciles, tiene la oportunidad de ser un bálsamo, de acompañar, ayudar y arropar. Me encantaría que el público que asista a la Infanta Isabel a partir del 12 de octubre, todos los fines de semana, pueda sentir esto. Además, la venta anticipada ya está disponible en la página web del teatro y en las plataformas habituales. Ojalá Pepito sirva para dar alegría, porque esta generación ha sido tan generosa, tan luchadora, tan firme en su resistencia.

En la obra se dicen muchas cosas, pero hay dos frases que me parecen especialmente importantes: «Tener nietos es lo más grande» y «La Seguridad Social es lo más grande»

Tal vez no todo el público lo comparta o lo entienda, pero para mí es fundamental que niños y niñas sepan que la Seguridad Social es fruto del esfuerzo de nuestros mayores. La reacción de los niños es inmediata, pero en el público adulto también se observan respuestas muy emotivas: «hay personas que al salir no encuentran las palabras y me abrazan»; se les pone la piel de gallina. Algunos necesitan hablar y gestionar su emoción; otros simplemente dan las gracias y se marchan pensando en lo que han visto. No hay una única reacción.

En el Matadero fue especialmente fuerte, porque había personas de nuestro entorno teatral, muy exigentes, que han visto y vivido mucho teatro. Gente con un listón muy alto que, al terminar, venía y me abrazaba sin palabras. Cuando el teatro sirve para abrazar, creo que está bien.

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