SILEN HILL ORIGINS


Nos remontamos a los inicios de la historia de esta sórdida ciudad, donde todo aquel que la pisa saca a relucir lo peor que tiene dentro.

Marshall.- Konami, de la mano de la externa, nos ha brindado la oportunidad de disfrutar, en grande, en PS2, del inicio de una de las sagas imprescindibles y que tiene un público que le es fiel. No contentos con que en Silent Hill 3 nos explicasen la mayoría de la trama de tan intrincada historia, en Origins /Zero se nos sitúa directamente en los hechos que ocurrieron en la ciudad y que iniciaron todos los sucesos paranormales que la convirtieron en maldita. Un capítulo tan vital en la serie no podía pasar por alto aquellas plataformas que la vieron nacer.

Nos ponemos en la piel de Travis O’Grady, un camionero con un oscuro pasado (como casi todos los protagonistas de la saga). Travis conduce su camión cuando se ve obligado a detenerse para no atropellar a una niña que se le aparece en medio de la carretera; la sigue hasta una casa en llamas, y allí rescatará el cuerpo de la niña práctica-mente calcinado. Ante tal visión nuestro protagonista caerá desmayado y se internará en el opresivo mundo de Silent Hill.

Tal vez la novedad más remar-cable, con respecto a otras entregas, es la variedad de armas. Casi cualquier cosa que esté en el escenario es válida para maltratar al enemigo. Tanta variedad en el menú ofensivo tendrá por contra una vida más corta de las mismas, es decir, cada arma se deteriorará en función del uso hasta quedar inservibles. Por lo de-más, el resto de aspectos siguen casi la misma línea que en capítulos anteriores, pasando por alto Silent Hill 4, por ejemplo, seguiremos dependiendo de la radio y de la linterna y también, entre los actores de este drama, nos encontraremos con viejos conocidos para todos aquellos que jugaron la primera parte como el Dr. Kaufmann y su sufrida asistente Lisa o Dahlia Gillespie la siniestra madre…

En el apartado gráfico sigue la misma línea que otras entregas, recreando el mismo ambiente agobiante y grotesco que suele provocar este maldito pueblo. Calles nubladas, óxido y corrosión y suelos de rejilla industrial serán los típicos paisajes que nos ofrecerá la visita a tan famosa localidad. Pero lo que sin duda redondea este survival horror es la música, o debería decir ambientación musical, de Akira Yamaoka que te atrapa, te oprime y produce la desazón del más pintado.

Así pues, una vez más la visita a Silent Hill será inolvidable, a la par que grotesca. Un reencuentro con los mejores momentos de la saga y que no nos dejarán indiferentes, en absoluto. Aquí encontrarán respuesta muchas de las preguntas que quedaron en el aire, pero a la vez se plantearán otras nuevas… ¿Quieren ustedes pasar unas bonitas vacaciones en un acogedor pueblo americano…?

Anterior TOKIO
Siguiente «The reader» de Stephen Daldry