ANDRÉS CALAMARO. EL REGRESO


Esta es la historia de uno de los mayores creadores de la música cantada en castellano a nivel internacional, quien un buen día decidió dejar los escenarios y todo tipo de compromisos públicos.

Andrés Calamaro se autodiagnosticó como “miedo escénico”, dejando a sus miles de seguidores con una sensación de haberlo perdido definitivamente para la causa musical y, lo que es más grave para él, encerrándose en sí mismo, cayendo en una importante crisis existencial y de identidad. Gran parte de la milagrosa recuperación del artista se debe a Gustavo Cordera, líder del grupo más influyente de Argentina en la actualidad: Bersuit, que le obliga a subir a actuar y monta las canciones de Calamaro con su banda.

Durante 3 días, el mítico Luna Park de Buenos Aires y 30.000 personas son testigos de la “resurrección del artista”, con unos shows impactantes que quedan reflejados en esta grabación.

El disco lo componen 21 temas que repasan la carrera del artista en solitario, con la excepción de 1 canción de los Rodríguez Para no olvidar, alguna versión que ya presentó en su última entrega de estudio caso de El cantante de Rubén Blades y colaboraciones con su hermano Javier –con un dúo de preciosas voces en No me nombres– y otra con Juanjo Domínguez a ritmo de tango en Por una cabeza.

La grabación presenta en todo momento a una audiencia entusiasta que no para de corear sus clásicos como Flaca, Loco o El salmón. El recorrido de estilos y temáticas es amplísimo, desde el blues en Desconfío, pasando por el rap reivindicativo de Vigilante medio argentino o la denuncia de la situación de los presos en Argentina en La libertad. Pero es en las canciones de amor donde Andrés da lo máximo de sí mismo, como queda patente en Te quiero igual y Los aviones entre otras, con frases definitivas como : “El día que me quieras no habrá más que armonía, endulzará sus cuerdas el pájaro cantor, florecerá la vida, no existirá el dolor”.

De sus últimas composiciones, una de las que más llama la atención es Estadio Azteca, canción que pertenece al que es su último álbum de estudio, El cantante, y tema que supone, además, un giro en la forma de componer de Calamaro, tanto en la letra –tarea que compartió junto al también compositor Marcelo Scornik– como en la estructura musical. Se aleja del estándar usado por el artista argentino en cuanto al arquetipo de canción rock, acercándose al flamenco –basta con escuchar a Niño Josele a la guitarra española–, constante ésta que se prevé en sus próximos proyectos. A propósito de este tema, el próximo álbum seguirá el rumbo emprendido por Calamaro hacia nuevos horizontes musicales, más cercanos al jazz, la canción popular y el flamenco. La producción del disco correrá a cargo de Javier Limón, uno de los productores más famosos de este tipo de música. A sus espaldas figuran trabajos con Paco de Lucía o con Bebo Valdés y El Cigala en su premiado Lágrimas Negras. Hasta que llegue ese momento, podemos disfrutar de su directo acompañado de Bersuit, presentándonos sus temas de siempre, como hace en este disco Regreso, aunque esto sólo ocurrirá en 3 ciudades españolas: Madrid, San Sebastián y Barcelona.

Esperemos que Andrés haya vuelto para quedarse y seguirnos ofreciendo su particular visión del mundo y los sentimientos, tarea que realiza como pocos artistas.

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