Anna de Luc Besson


Texto de Gustavo de las Heras
Imagen cortesía de eOne

Estreno: 30/08/2019

Anna es la décimo séptima película de Luc Besson (París, 1959), que se estrena en España el próximo 30 de agosto, en la que el francés regresa a uno de sus fuertes, las mujeres poderosas y empoderadas. En plena oleada de movimientos feministas, que no femeninos y en el año del ‘’Me too’’, Luc Besson nos deja un título que lejos de ser una película feminista y reivindicativa, revisa los clichés del cine más puro y testosterónico del género de espías.

Al igual que le ocurre a las otras protagonistas de Besson, estas afroditas modernas, necesitan del amor de un hombre, véase El quinto elemento, en donde Leeloo, protagonizada por Mila Jovovich, necesitaba del amor, del taxista interestelar Korben Dallas, protagonizado a la sazón por un Bruce Willis albino, o su Juana de Arco, el amor de Dios y del pueblo de Francia.

El KGB y la CIA, la trama; Moscú, Nueva York y París, los escenarios y; la guerra fría, el contexto histórico. Con estos mimbres, Luc Besson construye una historia propia de la épica «espiatoria» del momento histórico más fructífero en cuanto a espionaje se refiere. Eso si, con modelos de alta costura y tacón de aguja.

En la década de los 80, una joven rusa de origen humilde, Anna —encarnada en Sasha Luss—, es captada por el KGB tras un incidente con la policía. Un espía ruso, Alex Tchenkov que da vida el galés, Luke Evans —y cómo se la da—, le ofrece un trato al que ella no puede negarse, ya que se encuentra en un punto de no retorno.

Así llega la joven rusa a ser una de las aspirantes a agente del KGB más disciplinada. Se infiltra en el mundo de la moda, la tapadera perfecta para ejercer su otra faceta. Anna seduce a traficantes de armas, les revienta la cabeza a balazos, explosiona puertas, ventanas y restaurantes con su arma y sobre todo estalla la pasión entre ella y el delfín de la KGB que le captó. Nuestra espía ‘’modelo’’ está cansada y quiere dejar la vida que le ofrece el KGB, pero no será fácil.

La cinta cuenta con la participación de su majestad, «La reina», es decir, de Helen Mirren, que da vida a la jefa de operaciones del KGB, Olga. Su interpretación de una aguerrida ex espía, ahora jefa, aporta a la cinta otra dimensión, pero no se distraigan porque no van a ver una adaptación de John Le Carré.

Tras casi dos horas de cinta, fuego cruzado, tiroteos callejeros, saltos mortales, viajes a Hawai y París, no parece que la ansiada parte del trato de nuestra protagonista, convertida en agente doble, vaya a ver la luz.

Aquí, una entrevista sobre la película, con Besson:

Anterior Los patrones están para cortarlos
Siguiente Ultramarinos Colectivo Panamera: Edición Especial