Bely Basarte: Ave Fénix


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Bely Basarte representa el sueño americano de la música. Su carrera comenzó en un canal de YouTube al que subía versiones acústicas. Hace unos meses dio un par de sorpresas potentes: por un lado, después de una misteriosa campaña se desvelaba como integrante de 30s40s50s, junto a David Otero y Tato Latorre, y por el otro, lanzaba «M-40» con un videoclip en el que mostraba un cambio radical afianzado con «Contigo».

En algún sitio leí, no sé si en las frases esas que pone la gente en twitter y en instagram, que si duele no es amor. Leía la documentación del single, de «Contigo» y me vino a la cabeza.

Sí. Yo le he escrito siempre a ese amor que duele y he vivido muy enamorada de lo que no pudo ser, del pasado y «Contigo», sin embargo, cuenta lo contrario. Habla de un amor sano, que no duele, que te lleva lejos de ese estado mental en el que he pasado tantos días, tantos meses y tantos años. Habla de un amor que me lleva fuera de mi zona de confort. A mí cantarle a la tristeza me inspira mucho y sin embargo, ahora le quiero cantar a las ganas que tengo de vivir, a la ilusión que tengo por el futuro.


¿Y la canción anticipa al disco? Es decir, ¿en todas las canciones muestras eso o es parte del proceso? No hemos podido escucharlo.

¡Todavía no hay nada más que dos canciones fuera! La idea es que sí que siga esta misma línea. El año pasado lancé Nostalgia, que para mí fue un punto y final a esa etapa más oscura, después de unos meses apartada de los escenarios. He trabajado en cerrar esas heridas, en hacer la cicatriz y en encontrar un lugar nuevo desde el que componer. Y yo creo que es desde donde están haciendo estas nuevas canciones.

¿Nacen solas o las empujas? Porque a veces cambiar de estado es algo muy racional, de un «hasta aquí».

Creo que han salido solas, aunque es verdad que cuando he estado en peores momentos, lo que me ha salido es coger la guitarra y soltarle mis penas. Pero también tenía muchas ganas de plasmar este momento que estoy viviendo. No toda mi discografía, pero si mucha parte, lo que voy componiendo va narrando mi vida y también necesitaba que este momento de color, de luz y de alegría formarse parte de mi historia.

Quería preguntarte por cómo va… es que no sé cómo se dice porque siempre lo he visto escrito 30s40s50s.
Es «Thirties forties fifties»… Pero sí que es muy largo y cuesta decirlo. Así que nosotros nos llamos «los frostis». Con ellos, súper bien, la verdad. Estoy feliz de haber creado este otro proyecto paralelo con David Otero y Tato Latorre. Es mucho más gamberro, mucho más informal… Todo lo que nos tomamos en serio, si algo nos da dolor de tripa, o nos clama atención, pues por ahí no vamos. No nos metemos en un camino que no nos dé absoluta libertad y diversión.

Qué guay. Y en los Goya tocaste con Guitarricadelafuente. ¿Estas cosas de donde salen? ¿Hay un Tinder de músicos?

Ojalá, ojalá… ¡Un grupo de WhatsApp de todas y todos! Realmente lo de Guitarrica fue una cosa que propuso la organización y vamos ¡yo feliz! Al principio me decían que haría la actuación y que habría otro artista, pero no tenían nada confirmado. Así que cuando me dijeron que era Guitarrica, fue como «jolín, qué guay». Y qué guay poder compartir escenario con él, y además ese escenario. Es un escenario tan importante ¿no? y con un artista tan tremendo…

«Lo artístico es como en la cocina: coges un montón de cosas y te inventas una receta y puedes crear algo que nadie ha hecho antes».

¿Y de esas cosas sale algo? Pienso siempre en lo artístico con mucho romantiqueo. Y creo que si supiera hacer algo, lo que más me gustaría sería compartirlo con otros creadores. Te tiene que activar. Debe ser emocionante.

De una actuación surge poco, normalmente. Yo creo que según las personas y cómo conectes con alguien… Tengo muchos amigos músicos con los que no he hecho música porque por lo que sea, pues nuestras carreras no se han encontrado en ese punto. Pero es verdad que a mí siempre me ha gustado mucho el mezclar estilos. De repente me apetece coger a un productor y llegar con la guitarra y decir: «vamos a ver como hacemos esto», o llamar a Natos y Waor, que hacen un rap súper duro y meterlos en una canción mía.

Eso que dices, creo, es de lo más bonito que una puede vivir en la música. Lo artístico es como en la cocina: coges un montón de cosas y te inventas una receta y puedes crear algo que nadie ha hecho antes.

«Cuando ya dije ‘esto no puede ser’ estaba con el iPad viendo TikTok, en la tele viendo una serie y en el móvil contestando whatsapps».

¿Sabes? No me apetece mucho hablar de lo anterior cuando estás en una etapa de tanta luz. Pero creo que sí que debemos hablar de todo eso que nos hace daño. Por ejemplo, estoy segura de que la hiperconexión a la que nos acostumbramos en pandemia es letal para la salud mental. ¿A ti te influye?

Me influye un cien por cien. He hablado mucho con mi psicóloga de cómo las herramientas naturales que tenemos para combatir la ansiedad de la depresión son: salir a la calle, hacer deporte, que te dé el sol y el viento, relacionarte con gente en persona, reírte, compartir… y de repente, durante unos meses, se nos privó de esos mecanismos. Toda nuestra atención iba a una pantalla. Yo pasé la cuarentena sola y todas las horas del día que estaba despierta, las pasé delante de una pantalla: ya fuese una videollamada, ya fuese viendo algo, jugando…

Yo creo 2021-2022 fueron los años que peor llevé porque de esa nueva normalidad, con restricciones, que no podíamos hacer planes… iba a hacer un concierto y confinaban a mi barrio. O ibas a algún sitio y te contagiabas… no ibas a ver a tus padres porque teníamos todos ese miedo… Pasábamos el día con una incertidumbre, una tensión y una hostilidad… A mí personalmente me afectó mucho.

Me propuse el reto de estar unas semanas sin el teléfono móvil, porque realmente vi que había días que pasaba ocho y nueve horas al día con el móvil. Decía, «no, no tiene ningún tipo de sentido que se me esté yendo la vida en estar pegada a la pantalla, las redes sociales, a recibir tanta información». Había mucho ruido en mi cabeza.

¿Y actualmente como lo llevas? ¿Te gestionan las redes o te enfrentas tú al monstruo?

Me enfrento yo. He estado viendo vídeos e investigando un poco sobre el ayuno de dopamina. Así lo llaman. Consiste en restringirte la cantidad de impactos que recibes a lo largo del día. Enseñas a tu cerebro a aburrirse un poco. A mí me costaba mucho, por ejemplo, volver a leer un libro porque no podía tener la atención solo ahí. Cuando ya dije «esto no puede ser» estaba con el iPad viendo TikTok, en la tele viendo una serie y en el móvil contestando whatsapps. Estaba a las tres cosas y dije, «estás enferma». Porque aún así me aburría, ¿sabes? Me había metido en una fiesta que me aburría. Hice un poco de desconexión, estuve diez días sin entrar en redes sociales, sin usar prácticamente el teléfono, leyendo un montón… y bueno, ahora tengo días en los que sí que paso cinco o seis horas en el móvil, pero intento que casi todos sean menos de tres.

«Se trata de aprovechar esa cosa tan mágica que tenemos todos: somos únicos y podemos reflejarlo en nuestro arte».

Pero hay un lado positivo de todo esto. Eres de las pocas músicas independientes, y lo digo en femenino, que han logrado monetizar su música a través del streaming, de las redes… y además, que tú empezaste a distribuir ahí antes que nadie. Yo creo que esta respuesta la leerá mucha gente: ¿cómo lo has hecho?

Yo creo que la clave es darle tu personalidad, no copiar lo que ya está haciendo ya alguien. Se trata de aprovechar esa cosa tan mágica que tenemos todos: somos únicos y podemos reflejarlo en nuestro arte. Y creo que es importante, aunque sea un rollo lo de escuchar al algoritmo.

En su día, cuando hacía las versiones en youtube, para mí fue un trabajo: terminé mi carrera y tenía que elegir entre meterme en una oficina o dedicarme a lo que realmente quería hacer que era la música. Cuando curras, la clave es comprometerte con tu trabajo, pues con esto igual: te comprometes con tu proyecto, con lo que realmente quieres y lo trabajas hasta que te dé resultados. Tienes que ser constante. Lo que pasa es que al final siempre hace falta tener talento, tener contactos y tener suerte.

«Ahora volver a una sala, ver a la gente, que te grite las canciones, que salten… es de esas cosas que emocionan…»

El apartado internet ya está, ahora salimos a la calle a lo grande. Háblame de Bomba de humo. Me da la sensación de que es de esas de esas giras que sueñas, más después de la pandemia y luego, estás y dices, «mi casa» como ET.

¡Esto me ha pasado! Ahora de hecho, estuve de mini vacaciones en verano y digo yo que necesito un fin de semana en casa. También me hace muy feliz lo de reconectar con el público, porque la última vez que estuve así, girando, la gente no se podía poner de pie, tenía que llevar mascarilla… a mí me quemó mucho todo eso. Ahora volver a una sala, ver a la gente, que te grite las canciones, que salten… es de esas cosas que emocionan… Es como que se me había olvidado, me había olvidado de cuánto me gustaba. Entonces estoy feliz.

Me llevo a mis padres al tour, mi padre conduce la furgo, con los músicos tengo muy buen rollo y ahora también me estoy llevando a mi mejor amiga, que me hace el contenido para redes sociales. Voy como en familia por ahí y lo disfruto mucho. Y sabes qué te digo, que no me hacen falta vacaciones: me voy a tocar a Asturias con mi familia y mis amigos…

Jo, qué divertido. ¿Y te quedas días o tocas y te vas?

Hay de todo. Ahora me voy a Asturias con el Boombastic y yo creo que nos iremos con la caravana de mis papis, unos días y disfrutaremos ahí un poquito..

«Zahara mola, Rozalén, Carmen Boza… Sí son referentes».

Tú no escondes tus influencias y esto se agradece. Al público le gusta saber qué te gusta y cuales son tus referencias. Con lo de los Goya he buscado si habías dicho algo de Mecano. La cuestión, que por la mística de mi cerebro, te relaciono con Ana Torroja…

Ay, me encanta, qué guay. Me hace ilusión que hayas visto por ahí algún toque. Yo creo que todo lo que escuchamos nos influye de alguna manera, ya sea para decir «ay, mira está este girito» o «por aquí no me gustaría ir nunca». Mecano, pues sí, llevábamos la cinta, el cassette en el coche mis padres, me las cantaba todas. Y seguro que algo de Ana Torroja llevo por ahí dentro.

Y otra referencia sería la de Zahara… No es algo literal, ya te digo que son conexiones, pero creo que es una cosa de crear con las entrañas, algo muy visceral…

Zahara mola, Rozalén, Carmen Boza… Sí son referentes. Tenemos unas autoras en España tremendas y que además a la hora de interpretar, pues es como dices, visceral: se te rompe el alma cuando cantan.

«Es raro ver mujeres en festivales y en cabeza de cartel, ya ni te cuento».

Muchas mujeres que sois referentes, y que mal os trata la industria, ¿no? Yo no sé si tú tienes algo que decir: siempre miro los carteles de los festivales y me molesta que aunque sea más importante «la cabeza» que «el cabeza», ella sale luego, más chiquitita…

Estoy de acuerdo, creo que es verdad que en algunos festivales sí que vemos nombres de mujeres arriba, pero casi siempre son mujeres que vienen de fuera y tenemos mucho talento femenino en España, muchísimo, que debería estar siendo más reconocido. También a mí me da mucha rabia. Hace poco estuve en un festi y me lo pasé súper bien, ¡oh, me lo pasé increíble!, pero cuando desperté al día siguiente por la mañana dije, ¡no he visto ni una mujer en un escenario! Qué rabia me da. Es raro ver mujeres en festivales y en cabeza de cartel, ya ni te cuento.

Bely Basarte en redes:

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